Cada vez son más las empresas que solicitan los servicios de profesionales del coaching ontológico para mejorar la productividad y el clima laboral en sus organizaciones. Se debe a que la importancia del coaching ontológico como profesión está dada por su capacidad para desarrollar ámbitos intra e interpersonales de integración y gestión ontológica, tanto con las personas en contexto laboral privado como público.
Las empresas comenzaron a notar este cambio de paradigma, al punto de que muchas ya implementaron procesos de transformación organizacional, entendiendo que todo lo que se haga a favor del desarrollo de los colaboradores impacta en los resultados.
Este cambio se aceleró tras la pandemia al observarse que no era imprescindible trabajar en la oficina sino que podía hacerse en modo remoto. Es así que las organizaciones comprendieron en forma definitiva que no se puede aislar a las personas de sus otras esferas que hacen a su realización, como si fuesen compartimentos estancos, sino que es necesario integrar el trabajo con esos otros ámbitos de sus vidas. Para eso, cada vez es más usual la incorporación de capacitaciones, team buildings, espacios recreativos.
Este cambio se aceleró tras la pandemia al observarse que no era imprescindible trabajar en la oficina sino que podía hacerse en modo remoto
Este parteaguas que revoluciona al mundo laboral resalta cada vez más las denominadas competencias blandas, interpersonales o soft skills, que en la actualidad son tan o más importantes que las técnicas. En ese sentido, el coaching ontológico es una profesión que permite adquirir y potenciar competencias afines como liderazgo de equipos, comunicación productiva, capacidad para superar conflictos, gestión emocional, entre otros.
Vale aclarar que el coaching ontológico no se caracteriza por aconsejar o dar recetas, ya que respeta la manera particular en la que cada persona u organización se relaciona con su realidad. No obstante, permite identificar las emociones en la que nos encontramos recurrentemente y darnos cuenta sobre qué nos beneficia y qué no para concretar los objetivos que nos proponemos. Estos insumos son, sin dudas, material preciado para cualquier líder de empresas, gerentes o responsables de áreas que conducen equipos de trabajo.
En otras palabras, el coach ontológico asiste a las organizaciones para potenciar a las personas que integran los diferentes equipos de trabajo, reconociendo las conversaciones impactadas por la cultura en la que se hayan y de las que no son conscientes. Estas conversaciones generan un círculo emocional que deviene en el clima organizacional. Dicho círculo es recursivo y las conversaciones son consecuencia de un emocionar previo y las mismas generan un nuevo emocionar o potencian el existente.
El coaching ontológico no se caracteriza por aconsejar o dar recetas, ya que respeta la manera particular en la que cada persona u organización se relaciona con su realidad.
Cuando el clima laboral sucede en un contexto enriquecido, genera conversaciones productivas donde predomina la escucha activa y la posibilidad de diálogos que potencia a sus protagonistas. Por el contrario, cuando no lo es, las conversaciones se constituyen en disputas de saberes, donde las palabras no son usadas como puentes, sino como espadas, buscando la “victoria” dialéctica.
En estos casos se pierde el objetivo de la comunicación, que es establecer una trama de conversaciones que nos permita la coordinación de acciones (Comunicación – Común Acción) y se convierte en, como expresa José Saramago, “un intento de colonización del otro”, llegando a preferir tener razón antes que resultados.
Para terminar, es importante destacar que el tan mencionado “clima laboral”, que suelen medirse en las empresas, es la consecuencia, el reflejo de la cultura organizacional; cuando ésta no es la que la empresa desea tener, debe revisar y trabajar sobre la cultura, no sobre el clima. Un cambio de cultura cambiará el clima; no a la inversa.
El coach ontológico permite que un equipo de trabajo distinga los obstáculos y desarrolle el potencial que subyace en toda organización. En forma paralela, el coaching ontológico permite re-enunciar el propósito de la organización, poner en práctica sus valores fundantes (o reconvertirlos de acuerdo con el estadio en que se encuentre la empresa), hacia un modelo de gestión productivo, entendiendo que la organización no es solo un organigrama, sino un grupo de personas en gestión, tanto personal como relacional.
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