Válvulas de escape para una presión creciente

Las medidas que hasta el momento se han tomado tienden a ser válvulas de escape sobre desequilibrios cuya presión continuará en aumento en tanto no sean resueltos

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Dólares (REUTERS/Dado Ruvic)
Dólares (REUTERS/Dado Ruvic)

Son múltiples los desafíos que le esperan a la economía argentina en el año que recién comienza. Sin embargo, la crónica escasez de dólares o su contracara, la sobreabundancia de pesos, es el factor que se evidencia con mayor inmediatez en las varias cotizaciones de la divisa; siendo esto a su vez síntoma de los múltiples desequilibrios subyacentes. A lo largo de enero los tipos de cambio alternativos tuvieron una variación entorno del 10% en el caso del informal y del 8% en el caso de los financieros.

Entre los factores que subyacen a este movimiento puntual podemos mencionar: el aumento de demanda estacional por vacaciones, dadas las restricciones en la oferta y/o el costo tributario asociado; la disminución en la oferta del mercado informal frente a la implementación de la posibilidad para los turistas de comprar con tarjeta a la cotización del dólar MEP o la expansión estacional de la base monetaria de diciembre.

A lo largo de enero los tipos de cambio alternativos tuvieron una variación entorno del 10% en el caso del informal y del 8% en el caso de los financieros

En este contexto, desde el Gobierno se han tomado una serie de medidas que apuntan a descomprimir la situación. Desde el Banco Central se acordó la activación de parte del swap de monedas vigente con China, lo que permitirá pagar importaciones de dicho país sin afectar las reservas netas. Adicionalmente, se anunció la instrumentación de una línea de financiamiento de importaciones a 366 días de plazo entre el Banco de la Nación Argentina y el Banco do Brasil, y se anunció la compra de USD 1.000 millones de deuda en el mercado secundario.

Esta última medida, dada la inmaterialidad respecto del monto involucrado en relación al total de la deuda y el hecho de que no sea una reducción neta, hace pensar que la misma está más direccionada a incidir sobre las cotizaciones de los dólares financieros (vía el impacto sobre los precios de los instrumentos utilizados para ello) que el inicio de un camino de desendeudamiento. Pareciera que ninguna de estas medidas apunta a los aspectos fundamentales que causan la escasez de dólares y/o abundancia de pesos. Por el lado de los pesos, aun cuando se asumiera el cumplimiento del compromiso con el FMI de déficit fiscal y de su financiación, lejos está de haberse roto la dominancia fiscal. El stock de deuda en pesos –fiscal y “cuasifiscal”– y la subordinación de la política monetaria a la política cambiaria –“dólar soja”– hacen prever una dinámica monetaria que aumenta las expectativas de mayor nominalidad. El canje llevado a cabo en enero, que si bien tuvo cierto éxito, logró posponer unos dos billones de pesos en la gran mayoría con vencimientos que no van más allá de los meses previos a las elecciones. Esto quiere decir que el problema no fue resuelto, sino postergado.

El stock de deuda en pesos y la subordinación de la política monetaria a la política cambiaria hacen prever una dinámica monetaria que aumenta las expectativas de mayor nominalidad

Por el lado de las divisas, la sequía que azota a la Argentina por tercer año consecutivo, se hizo sentir en la producción de trigo y, a pesar del relativo alivio de las recientes precipitaciones, también estaría afectando fuertemente a los cultivos de soja y maíz. Este panorama no es menor, considerando que estos son los principales generadores de divisas de nuestro país. Parte de ese menor ingreso podría compensarse en caso de culminarse el gasoducto que permitirá conectar la producción de Vaca Muerta con los principales centros de consumo. Aun así, el balance de menores exportaciones e importaciones será negativo, y deberá mantenerse o aumentarse el control sobre las importaciones.

Un párrafo aparte merecen los bonos soberanos emitidos en moneda extranjera. En la medida en que el mercado tenga expectativas de que el gobierno que surja tras las elecciones va a corregir los desequilibrios de la economía, haciendo sustentable una deuda que hoy no es percibida como tal, podría generar un flujo de divisas para tomar posición en dichos activos cuyos valores de cotización estarían castigados por el contexto actual y financiar de ese modo la transición.

Excepto por este último punto, que parte de la premisa de una corrección futura de los desequilibrios macroeconómicos, las medidas que hasta el momento se han tomado tienden a ser válvulas de escape sobre desequilibrios cuya presión continuará en aumento en tanto no sean resueltos.

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