Buenos Aires, Ciudad Autonómica

La ciudad-Estado clásica desapareció en la historia, el Estado-nación se encuentra sometido a un proceso similar

La Ciudad Autónoma de Buenos Aires es el único distrito cien por ciento urbano del país

El modelo de ciudades sustentables, autosuficientes y con autonomía económica y política, es lo que denominamos ciudades autonómicas. En otras palabras, son unidades poblacionales que han reconstruido sus valores acercando a los ciudadanos a la política utilizando mecanismos concretos de participación, desarrollando nuevas actividades generadoras de riqueza que consolidan su economía local y devuelven a la población la alegría de vivir en comunidad.

No nos referimos a una simple enunciación de voluntad. Esta definición responde al estudio concreto de un proceso evolutivo, que como ya dijimos, consideramos inevitable.

El concepto de ciudad autonómica es perfectamente aplicable a nuestra ciudad, mucho más todavía si tomamos debida nota de que la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, junto al Conurbano bonaerense, constituye uno de los principales centros urbanos del mundo en función de la concentración poblacional.

Si combinamos lo anterior con la peculiaridad de que la Ciudad Autónoma de Buenos Aires es el único distrito cien por ciento urbano del país, se nos abre la oportunidad histórica de liderar un proceso mundial. También nos exige una responsabilidad absoluta en la renovación real y concreta de la política como instrumento para la correcta y eficiente toma de decisiones.

Cuando el sociólogo brasileño Florestan Fernandes hablaba de arcaización de lo moderno y modernización de lo arcaico, quería dar cuenta de una mixtura de elementos modernos y antiguos en una cierta combinación específica. La propuesta de un nuevo país organizado a partir de ciudades autonómicas va en ese sentido, se trata de rescatar del pasado una forma de organización social y actualizarla en función de la realidad globalizada.

La ciudad-Estado clásica desapareció en la historia, el Estado-nación se encuentra sometido a un proceso similar, pensamos que la desintegración (más no desaparición) de los Estados se producirá por obra de las nuevas ciudades autonómicas. Allí vemos un ejemplo en dónde lo antiguo y lo moderno se combinan de una forma específica que define el presente y el futuro.

La nueva política propone nuevas rupturas, señala como político algo que no era concebido como tal, aquellos que están preparados para ver solamente un tipo de división social se quedarán afuera de la política.

En nuestro planteamiento el concepto de ciudad autonómica es de liminar importancia. Hacemos referencia con él a dos cuestiones fundamentales, por un lado, se está completando definitivamente el proceso de urbanización iniciado con el capitalismo, y por otro, la población rural tiende a desaparecer y la mecanización de la actividad agropecuaria hace innecesaria la permanencia de las personas en la unidad productiva.

La vida del hombre será cada vez más “vida en ciudades”. A partir de este diagnóstico decimos que la forma política más apropiada para este momento de la humanidad es un reverdecer de las ciudades-Estado.

No se trata de instaurar la vieja forma, sino de actualizarla teniendo en cuenta que debe convivir hoy tanto con el Estado-Nación como con el mundo globalizado. Las ventajas de este tipo de organización social son enormes, el Estado-Nación se ha convertido en algo demasiado grande, la estructura burocrática que lo caracteriza lo convierte en inadecuado para adaptarse a las condiciones del cambio permanente.

No es solo asumir que las ciudades crecerán en territorio y densidad demográfica, sino que se reconvertirán las relaciones entre los individuos, se generarán nuevos esquemas económicos, cambiarán sustancialmente las necesidades de la población, obligando a las autoridades de gobierno a ser más eficientes y más rápidas al momento de responder a esas necesidades. La Ciudad Autónoma de Buenos Aires es un ejemplo.

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