En el Ministerio de Economía estamos trabajando para mejorar de manera integral de las condiciones económicas, lo que es y será bueno para todos quienes viven y trabajan en nuestro país. También, para que el gobierno que inicie su mandato en diciembre reciba la mejor herencia posible.
Esto significa que lejos estamos de pensar las cosas como una suerte de “Plan Llegar”, o “Plan Aguantar”, como peyorativamente se dice. No es lo que estamos haciendo, ni lo que haremos durante el año. Avanzar, mejorar, ir solucionando problemas y desequilibrios. Cualquiera sea la coalición o partido que gane las elecciones en octubre, confiamos que encontrará una mejor base sobre la que actuar.
Nuestra gestión reúne 3 características que deben tomarse en cuenta: a) mejora de la política macroeconómica, b) creatividad, c) capacidad de gestión.
Lejos estamos de pensar las cosas como una suerte de “Plan Llegar”, o “Plan Aguantar”, como peyorativamente se dice
Estas características se han desarrollado en todos los frentes, englobados en los objetivos que se han planteado desde agosto de 2022: 1) ordenamiento fiscal, 2) mejora de exportaciones y del superávit comercial, 3) acumulación de reservas, 4) crecimiento económico con inclusión social.
Permítanme ampliar sobre estos ejes, viendo algunos ejemplos.
Mejora de la política macroeconómica
Abreviadamente, esto abarca las siguientes áreas:
1) Política Fiscal. En nuestro caso, significa ir logrando una baja permanente del déficit fiscal, hasta que el país pueda ir logrando un significativo superávit fiscal primario, tarea tan difícil como necesaria. Contención de diversidad de gastos (la mayoría permanentes), y baja de subsidios (sobre todo energéticos) están en la mejora fiscal ya ocurrida y a continuar durante este año.
En julio 2022, la “inercia” llevaba a un déficit fiscal primario para 2022 del orden del 3,5% del PIB, con el gasto público que crecía 10 puntos por sobre la inflación. Gracias a las medidas tomadas, encuadramos el déficit en 2,5% del PBI, con el gasto creciendo a un ritmo de 6 puntos por debajo de la inflación.
Reafirmamos la meta de lograr un déficit de 1,9% para 2023. Aunque estemos lejos del objetivo de superávit fiscal primario, estamos allanando el camino para que en 2024 se pueda construir sobre los logros de 2023.
2) Política monetaria. Las cuestiones más relevantes en esta área son: a) normalizar las tasas de interés desde valores reales muy negativos, a valores reales positivos (como manera de no incentivar la demanda de dólares, ni una excesiva demanda de bienes), y b) bajar al mínimo el uso de Adelantos Transitorios.
3) Política financiera. En cuanto al financiamiento externo, una condición básica fue poner nuevamente en senda de cumplimiento el acuerdo del FMI (que estaba en camino a incumplirse). Y sobre esa base, regularizar Club de París (que facilitará inversiones), obtención de desembolsos Banco Mundial, BID, CAF y otros.
En cuanto al financiamiento interno, la crisis de junio-julio pudo ser superada, y estamos muy activos en la defensa del mercado de bonos en pesos.
La deuda en bonos y Letras del Tesoro en pesos en privados terminaría en 2023 cerca del 8% del PIB, y si agregamos deuda de largo plazo en privados (Discount, PAR y Cuasi Par), al 12% del PIB.
Mantener el ratio deuda/PBI en 12% supone un esfuerzo fiscal del orden del 0,2% del PBI, lo cual, a nuestro juicio, es bien sostenible.
Aunque estemos lejos del objetivo de superávit fiscal primario, estamos allanando el camino para que en 2024 se pueda construir sobre los logros de 2023
Las torres de vencimientos las estamos achicando y extendiendo en el tiempo. Contamos con las herramientas necesarias para evitar cualquier escenario de default, y esperamos que los discursos “pro-default” se vayan diluyendo en los próximos meses, lo que facilitaría no sólo nuestro accionar, sino, más importante, el de los gobiernos futuros.
4) Política cambiaria. Nuestra idea rectora es poder dejar de lado los controles de cambio (cepos) en cuanto sea posible, de modo que no haya brechas cambiarias. Pero para que liberar el cepo no sea un operativo de alto riesgo, se necesitaría contar con un stock de dólares mucho más alto que el actual (para poder intervenir exitosamente de ser necesario), y sería altamente conveniente no tener déficit fiscal primario (para no tener que aumentar el stock de pesos por motivos fiscales).
Estamos trabajando activamente en ambos frentes (fiscal y de reservas), y en mecanismos que esperamos permitan bajar las muy altas brechas cambiarias actuales. En cuanto al crawling peg, se ha dejado de lado la política de atrasarlo.
5) Política de ingresos. Se ha venido trabajando en esquemas de acuerdos de precios, que permitan ir bajando la inercia inflacionaria, de manera que la inflación se acomode mejor a los “fundamentals” macroeconómicos (esto es, el financiamiento monetario directo e indirecto que el fisco necesita).
Nuestras estimaciones dan cuenta que la inflación podría ser mucho más baja que la actual y la que estiman los analistas (REM cercano al 100% para 2023).
Contamos con las herramientas necesarias para evitar cualquier escenario de default
El supuesto del 60% (4% mensual promedio), establecido en el Presupuesto, debería ser más bien un “techo”.
Esta vez, los acuerdos de precios no buscan “suplantar” una buena macro (como cuando se emite mucho dinero y se busca vía represión compensarla). Buscan adecuar una dinámica inercial muy nociva, a los fundamentos macroeconómicos.
La ampliación de acuerdos de 30.000 a 50.000 productos, varios sectores más incluidos, mejores herramientas de monitoreo (nuevo software desarrollado por Amazon y Arnet), un sendero mensual más bajo (de 4,0% a 3,2%), esperamos permitan mejores resultados globales, especialmente desde marzo. Asimismo, esperamos que la baja de inflación permita este año, un aumento de los salarios reales.
Creatividad
Algunos ejemplos:
a) Dólar soja. Sin poder contar con un dólar único, con brechas cambiarias altas, con productores contando con alta capacidad de stockeo (silobolsas), dólar efectivo afectado por retenciones y brechas, el llamado “dólar soja” permitió destrabar la situación. Esperábamos liquidaciones (dólar soja 1) por USD 5.000 millones (en los mercados se hablaba más bien de USD 3.000 millones), y se liquidaron más de USD 8.000 millones. Una medida creativa que posibilitó un significativo aumento de las reservas del BCRA.
b) Control de importaciones (SIRA). Ya que nos vemos obligados a controlar importaciones (por no poder unificar mercados), nos propusimos hacerlo realmente bien. Con un doble objetivo: minimizar salida de dólares, minimizando afectación de la producción.
Las importaciones (dejando de lado las de energía) pasaron de USD 6.300 millones (promedio junio-julio), a USD 4.900 millones (promedio noviembre-diciembre).
Estimamos que la suba del PBI fue del 5,4%, mostrando un impacto en la actividad bien limitado debido a las restricciones a las importaciones, mientras las consultoras (REM del BCRA) esperaban en agosto una suba del 3,5% en 2022.
c) Acuerdos de precios. Para lograr que unas 500 empresas acepten que más 50.000 productos aumenten 3,2% los próximos meses, se les propuso poder contar con un acceso más fluido al MULC, y con exigencia de menores plazos de financiamiento, más acotados beneficios crediticios para aumento de producción. Otro caso de acuerdo fuera de manual. Pero como decíamos, los acuerdos están funcionando. Llegará un momento, en que no será necesario ninguna clase de acuerdo de precios. Y ello no implicará inflación alta.
Siempre recordar que, en 2003-2005, la inflación fue bastante menor al 10 anual, sin controles de precios, en un contexto de dólar único y superávit fiscal primario del orden del 3% del PBI. Pero aún estamos lejos de eso.
La inercia inflacionaria es aún muy alta. Y estamos absorbiendo el triple impacto de un dólar que ha dejado de atrasarse, tarifas en proceso de recomposición, y suba de la carne por reversión del ciclo ganadero.
d) Recompra de deuda. Permitirá bajar la deuda y el riesgo país, con efectos positivos sobre la brecha cambiaria. Y será complementada por otras medidas que comentaremos oportunamente.
Capacidad de gestión
Conducir la política económica en un contexto en el cual la mejora en el uso de las herramientas macroeconómicas clásicas (fiscal, monetarias, etc.) no alcanzan como para recostarse en una suerte de “piloto automático”, requiere de mucha capacidad de gestión y negociación con múltiples actores: productores de soja, cerealeras, empresas productoras de bienes, sindicatos, diputados, gobernadores, etc., etc,).
Estamos mejorando la situación fiscal, las cuentas externas, acumulando reservas (a pesar de la sequía), sosteniendo la actividad económica, mejorando la inversión y logrando que no se deteriore el tejido social
La capacidad de gestión no sólo está referida a las cuestiones macro descriptas. Todos los días, el Ministerio de Economía toma medidas que apuntalan y favorecen la producción y la inversión productiva. Por ejemplo, el gasoducto Néstor Kirchner dará frutos este año, que se potenciarán en años venideros, como asimismo las inversiones que permitirán exportar gas y petróleo en grandes cantidades bien apreciables. Lo mismo con las inversiones en minería y en industria del conocimiento.
El camino de normalización, está requiriendo mejores políticas “macro”, creatividad, y mucha capacidad de gestión. Lo requirió en estos últimos meses, y lo seguirá requiriendo en este año 2023.
Con estos atributos estamos mejorando la situación fiscal, estamos mejorando las cuentas externas, estamos acumulando reservas (a pesar de la sequía), estamos sosteniendo la actividad económica, mejorando la inversión, y logrando que no se deteriore el tejido social.
Por esta vía, esperamos, nuevamente, dejar a diciembre de este año, una situación mucho mejor que la que vivimos en junio-julio de 2022. No estamos en modo “llegar”, ni en modo “aguantar”, ni estamos dejando “bombas” a estallar en 2024, cualquiera sea el resultado electoral en octubre. Estamos en modo “mejorar lo más que se pueda, y en el menor tiempo posible”. Nuevamente, para beneficio de todos los argentinos y habitantes del país.