¿Alguien gritará que el rey está desnudo?

Todas las variables están presentes para que, dependiendo de la percepción del futuro que tenga la gente, pueda desencadenarse una crisis económica

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Un hombre se encuentra afuera
Un hombre se encuentra afuera del Ministerio de Economía

La percepción de la gente sobre el porvenir tiene una influencia importantísima en el devenir de la economía. Esto se potencia en la Argentina donde, a causa de las recurrentes crisis, las personas están más interesadas y entienden más de economía, por lo que las reacciones son más rápidas y agudas.

La idea que tenía la población de que un gobierno peronista podría propiciar un déficit más alto, con una posible mayor inflación, resultó en un salto del dólar de $44 a $60 luego del contundente triunfo del Frente de Todos (FdT) en las PASO de 2019. También forzó a un “reperfilamiento” de los bonos de corto plazo ante la imposibilidad de refinanciarlos voluntariamente.

En sentido contrario, la perspectiva de un gobierno más austero a partir de diciembre de 2015 ayudó a que el segundo mandato de Cristina Kirchner llegara a término a pesar de los importantes desequilibrios respecto de los cuales no mostraba ningún interés en corregir (déficit, tarifas de servicios públicos bajísimas, dólar oficial apreciado, etc.).

Nos encontramos en un momento previo a las elecciones y la economía está transitando por la cuerda floja. Presenta varios puntos débiles: a) el déficit se moderó, pero retrasando jubilaciones y salarios públicos; aún así sigue siendo importante y la persistencia de la inflación lo demuestra; b) el dólar oficial se encuentra fuera de su punto de equilibrio y la brecha respecto del libre es amplia, por eso se debieron imponer todo tipo de restricciones e impuestos a la compra de dólares y a las importaciones aún a costa de un freno en la actividad económica; y c) el Banco Central y el Estado Nacional tienen acumulado un stock de deuda de corto plazo que obliga a crecientes y recurrentes refinanciaciones. Los condimentos están presentes para que, dependiendo de la percepción del futuro que tenga la gente, pueda producirse una crisis.

Si el candidato que se perfile con más posibilidades de ganar fuera un heterodoxo que promoviera un mayor déficit para lograr crecimiento el descalabro sería inmediato. En este caso, la gente correría al refugio del dólar y sería imposible rollear la deuda. Sería este gobierno el que sufriría las consecuencias: devaluación, un salto en el nivel inflacionario y, posiblemente, protestas en la calle.

En cambio, si los candidatos con mayor probabilidad de triunfo fueran los que presentan programas de una economía más ordenada sería posible que se llegue al final del mandato de Alberto Fernández sin que se profundice la crisis.

Analizando qué pueden estar pensando los posibles candidatos podemos imaginarnos diferentes escenarios. Empezando por el oficialismo, Sergio Massa es, en parte, dueño de su propio destino. Porque es lo que le conviene, lleva adelante un plan lo más ortodoxo posible dentro de las innumerables limitaciones que le pone su coalición. Si el candidato del FdT fuera alguien más cercano a La Cámpora las probabilidades de crisis aumentarían considerablemente. Lo mismo sucedería si desde la cúpula del FdT se torpedearan los intentos de equilibrar la economía.

Si, en cambio, algún candidato de Juntos por el Cambio (JxC) se perfilara como ganador, posiblemente la confianza de la gente sobre un manejo prolijo de la economía aumentaría alejando la probabilidad de una explosión. Pero, justamente esta sensación de “no pasa nada”, haría que la elección del Frente de Todos no fuera tan mala. A su vez, el probable candidato ganador de JxC sería heredero de una economía desequilibrada y sería el artífice y responsable (¿culpable ante la gente?) de las consecuencias tales como devaluación, salto inicial de la inflación, ajuste del gasto público, etc.

¿Tienen el incentivo los candidatos de JxC de forzar la corrección previamente a las elecciones? Hacerlo resultaría muy fácil. Una declaración, que puede ser absolutamente sincera, de uno de sus referentes económicos que diga que le parece muy probable una refinanciación de la deuda del Banco Central sería suficiente para que esta se haga realidad, junto a una probable devaluación del dólar oficial y un aumento del nivel inflacionario. A su vez, el nuevo gobierno podría comenzar su mandato sobre una hoja en blanco, con mayor libertad para tomar las medidas que considere conveniente.

Si se produjera este evento, sin duda los resultados electorales para el FdT serían muy malos y aumentaría el caudal de JxC. Pero también podría suceder que ante una aceleración de la, inflación el electorado vuelva al “que se vayan todos” y el favorecido sea un outsider como Milei. Los candidatos sin duda estarán elucubrando sobre estos temas y el momento adecuado, si lo consideraran conveniente, para actuar.

En conclusión, la única certeza es que se deberá corregir el funcionamiento de la economía si queremos salir de este estancamiento que ya lleva más de una década. La profundidad de la crisis producto de las correcciones y el momento en que se producirán dependerán, en gran parte, de la evolución de la situación política. Como en el cuento de Andersen, ¿alguien se animará a gritar que el rey está desnudo?

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