Moneda común, no única

Días atrás fuimos testigos de un nuevo comienzo en la relación económico-financiera con Brasil. Sus implicancias

Sergio Massa junto al ministro de Economía de Brasil, Fernando Haddad

Días atrás fuimos testigos de un nuevo comienzo en la relación económico-financiera con Brasil con el lanzamiento de la moneda común.

Con ello quiero expresar que a partir del lanzamiento formal de una moneda de tipo virtual entre ambos países, la cual se llamará Sur, pues en estos comienzos no funcionará como conocemos el Euro en lo transaccional diario sino que será en principio como moneda de intercambio sin dependencia de una moneda extrarregional como el dólar estadounidense, euro, yen o yuan.

Por lo tanto, para entender mejor el valor del Sur, será de convertibilidad interna en el Mercosur, que es relanzado luego del menosprecio y destrato de los gobiernos que precedieron a los actuales de ambos países.

Podemos brindar un ejemplo burdo, pero que va a servir para comprender mejor el tema. En Argentina un Sur podría equivaler a $105 mientras que en Brasil el valor convertible debería ser R$ 1.5; eso llegaría a brindar una situación de mayor estabilidad en los precios de ambos países y luego en la región. Sabiendo que las economías de Argentina y Brasil son complementarias por el nivel de industrialización que tienen, mientras que el resto del bloque se maneja mayormente con economías primarizadas en base sobre todo a minería, lo que genera una estabilidad temporal hasta que esos recursos naturales se agoten o dejen de ser consumidos por el mundo consecuencia del cambio climático y sus distintas derivaciones.

Un ejemplo de ello: Bolivia se maneja con gas, petróleo y ahora litio; Perú y Chile con minerales como oro, plata y litio; o Paraguay como fue últimamente con gas, petróleo y acceder a residencias de ciudadanos de otros países por bajo nivel de tributación que como en Argentina luego de aprobarse el 28/12/2017 fueron colocados en la lista de AFIP como países de baja o nula tributación –lo que generalmente se llama paraíso fiscal.

Pero volviendo al origen de esta columna podemos decir que esta moneda virtual puede llegar a colaborar con la baja de la inflación en nuestro país y en conjunto generar que se sigan cumpliendo con los objetivos fijados en el acuerdo con el FMI en el tema reservas internacionales del BCRA como el convenio estratégico que se firmó en la Cumbre del 2008 en San Miguel de Tucumán entre ambos Bancos Centrales de Argentina y Brasil que perdió interés y sentido entre 2016-2019. Si esto se realiza como corresponde, puede establecer un piso de inflación más bajo que el 60% brindado en el Presupuesto 2023 a partir de la estabilidad cambiaria que otorgará.

Hablamos de moneda común pero NO ÚNICA, porque cada uno de los países firmantes seguirá manteniendo sus monedas (peso y real) y la moneda virtual en este momento pasa a ser para transacciones internacionales. Para llegar a una moneda única hay que retomar los caminos de armonización/igualar los sistemas financieros+tributarios+normativa contable que teníamos en algún momento y eso mismo puede llevar de mínimo 5 o 6 años. También debemos ser conscientes que estaríamos realizando un proceso inverso al que se realizó en EUROPA y vamos a tener que reveer/cambiar las atribuciones del PARLASUR para que a la usanza del PARLAMENTO EUROPEO pueda generar leyes comunes que sean ratificadas por los países miembros en lugar de solo realizar recomendaciones y ellos elaboren sus propias leyes sobre los distintos temas. Esto es mucho más parecido al esquema financiero que poseía el BRICS -antes de que ingrese nuestro país- que a la Unión Europea.