El desafío de la paz ante las guerras

Las consecuencias de una Tercera Guerra Mundial, aunque fuese circunscrita a Europa, tendría efectos indescriptibles en lo humano y en lo económico

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Vladimir Putin (Reuters)
Vladimir Putin (Reuters)

Esta cronista recuerda que, antes de que el COVID-19 se adueñara del mundo, conversó con dos prestigiosos médicos argentinos, cada uno con experiencias en guerras, trabajadores por la paz: Juan Carlos Chachques (Francia) y Félix Umansky (Israel). Les consulté sobre las expectativas de cambios en el mundo cuando la guerra contra el coronavirus terminara. Ambos descreyeron sobre la posibilidad de que fuera para mejor. Y así fue. Apareció la invasión de Rusia a Ucrania y el duro corazón del hombre consolidó y perfeccionó su dureza. Los médicos Chachques y Umansky, coincidieron en aquel 2020 sobre la inutilidad –no había vacunas aún y sí muchas muertes- de bancos llenos de dinero y vacíos de medicamentos. Hoy, ante el recrudecimiento de la violencia sin sentido ni límites, debiera la sociedad toda insistir en la creación de “Fondos de Amor”. Si hay amor, hay familias que enseñan valores.

Este lunes nuestro país estuvo pendiente de la justicia por Fernando Báez Sosa, como días atrás lo estuvo por Lucio Dupuy y tantos nombres anónimos que habitan en ellos. La semana pasada en Rosario, Santa Fe, el crimen organizado traspasó un límite: cazaron a Lorenzo “Jimi” Altamirano –músico, artista callejero- cuando salía de un ensayo con su banda. Era bajista. Le pusieron un papel entre sus ropas, lo llevaron frente a una de las puertas de acceso del estadio del Coloso Marcelo Bielsa, la cancha de Newell’s, y lo ejecutaron. El texto lo entiende solo –aún- el emisor y el receptor. Lorenzo fue el mensajero. Einstein y Oppenheimer, luego de ver la destrucción que la bomba nuclear produjo en Hiroshima y Nagasaki, pidieron por el no uso de las mismas y crearon una organización de científicos para su desarme, que todavía existe. También construyeron un reloj del desastre mundial que indica a cuántos minutos o segundos el mundo está de una posible destrucción por el uso masivo de estas armas nucleares. La semana pasada, ese reloj en abstracto marcó que 90 segundos nos separan de la medianoche o el desastre, ante el peligro que se usen en Ucrania. Si existiera un reloj que señalara el tiempo que resta para el apoderamiento de los narcos sobre la vida y los sueños de los jóvenes, marcaría el mismo peligro.

Sin embargo, las agendas de los políticos argentinos hoy hablan de ‘mesas’ donde los “comensales” irán preparados a tirar del mantel aún más, si no ven priorizados sus intereses. A propósito de la guerra grande, Infobae pudo conversar con una de las cinco personas eminentes del mundo que trabajan para abolir las armas nucleares, construyendo paz: el embajador argentino Gustavo Zlauvinen. Este grupo fue creado por el primer ministro de Japón, Fumio Kishida, para intentar parar esta locura, así definió Zlauvinen ante Infobae lo que ocurre en Ucrania.

Zlauvinen fue el nexo entre Infobae y Anna Vassilieva, profesora y directora de la Monterey Initiative en Estudios Rusos del Middlebury Institute y una de las principales expertas en geopolítica rusa, conocedora de Vladimir Putin. Vassilieva cree en la posibilidad cierta de la utilización del armamento nuclear por parte del presidente ruso en Ucrania: “Por cierto, Putin confirmó mis temores en su discurso en Volgogrado (Stalingrado) y Dimitri Medvédev (ex presidente ruso) –quien se ha convertido desde el campo de guerra en un barrabrava verbal en los medios sociales- confirmó la posibilidad de una extrema reacción en el caso de que los ucranianos ataquen Crimea. Todo esto es muy peligroso”.

La académica le contó en Buenos Aires el embajador Zlauvinen, mientras la recibía en su casa, sobre un costado no conocido de Putin, que contestaría a la pregunta sobre si su accionar es razonable o no. “En primer lugar, Rusia siente que esta es la tercera vez que la invaden (Napoleón, Hitler y la OTAN). El padre de Putin, herido en la defensa de Leningrado contra los nazis, durante su estadía en un hospital militar escondía parte de sus magras raciones para llevarle a su mujer. Pero lo descubrieron, y ya no le llevó más comida a su esposa. Cuando se recuperó, y antes de regresar al frente de batalla, volvió a su casa, encontró una pila de cadáveres en su patio, entre ellos el de su mujer. La abrazó, la sintió aún con vida, y la salvó. Putin nace después. Eso es Putin. En Rusia la vivencia de la invasión alemana es aún muy cercana”.

Las consecuencias de una Tercera Guerra Mundial, aunque fuese circunscrita a Europa, tendría efectos indescriptibles en lo humano y en lo económico. El embajador Zlauvinen estuvo en Hiroshima, escuchando y llorando ante el testimonio de sobrevivientes que hubieran deseado morir en el momento. Uno de ellos le contó cómo los efectos de la bomba produjo que la piel de su cuerpo, cuál guante, se desprendiera, quedando colgada y solo unida por las uñas.

Nunca más vigente la frase de Goya, recordada por el escritor nicaragüense Sergio Ramírez, “el sueño de la razón produce monstruos”. Como dijo Esteban Bullrich, “para liderar épocas de oscuridad y confusión, necesitamos liderazgos espirituales”.

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