Con la cesión de 26.000 hectáreas (la suma de las dos transferencias de tierras) del INAI a los autopercibidos mapuches, el Gobierno Nacional y el kirchnerismo demuestran que no les importa atropellar las instituciones, incluso hasta alterando la historia y llevando el debate a una cuestión de ideas. Esto es un acto que no tiene soporte jurídico, viciado por una serie de intereses económico-políticos (que trascienden ampliamente a los integrantes de las comunidades mapuches y sus luchas locales) con esta instancia de concesión que es anticonstitucional.
Es más, con la nueva resolución publicada en el Boletín Oficial, en la nueva zona entregada se encuentra la lengua norte de Vaca Muerta, un potencial de inversiones importantísimo, en el cual se está trabajando para ampliar nuestra matriz productiva local y, así, poder crecer económicamente. Es decir que el regalo viene con un plus: le dan nuestros activos provinciales.
La historia que atraviesa a Mendoza es parte de nuestra identidad y cultura. Por eso este debate nos convoca: los mapuches nunca habitaron Mendoza. Sí vivieron en nuestras tierras los Huarpes Alletiac y Millcayac en la zona norte y centro, y también lo hicieron al sur del río Tunuyán pehuenches y puelches.
A partir de las lecturas de los historiadores como Pedro Luis Barcia, Gustavo Capone y Pablo Lacoste, y el arqueólogo e investigador del Conicet, Alejandro García, podemos revisar algunas consideraciones sobre el tema.
Mendoza está atravesada por una historia de institucionalidad y respeto desde sus comienzos, que la diferencia del resto de la Argentina. No es casualidad que aquí, el mismo General José de San Martín sentara las bases con los pehuenches para cruzar la cordillera de los Andes y liberar Chile.
Está probado en numerosos documentos que no avanzó sin el acuerdo y consenso de quienes vivían en estas tierras. También queda absolutamente claro que con quienes negoció y acordó reglas fue con los pehuenches y no con los mapuches. Así se desprende incluso de cartas escritas por el Padre de la Patria.
«He creído del mayor interés tener un parlamento general con los indios pehuenches, con doble objeto, primero, el que si se verifica la expedición a Chile, me permitan el paso por sus tierras; y segundo, el que auxilien al ejército con ganados, caballadas y demás que esté a sus alcances…». Textual de una carta de San Martín a Pueyrredón, Director Supremo (16 de setiembre de 1816).
El arqueólogo Alejandro García fue bastante contundente, en una de las notas periodísticas que han salido los últimos días: “No existe asidero alguno para otorgar tierras a mapuches en Mendoza”.
No se puede pensar una ley que persigue un principio de reconocimiento a nuestras comunidades originarias, y después reinterpretarlas para la entrega de tierras a quienes dicen que son originarios de una tribu que no se asentó nunca en Mendoza.
Hay un antecedente del 2021, cuando la Sala I de la Suprema Corte confirmó una sentencia de la Justicia Civil y negó a la comunidad Lof Suyay Levfv la posesión de lotes en Los Molles, y de hecho, la zona reclamada ni siquiera figuraba en el relevamiento geográfico del INAI.
Los archivos generales de Mendoza, San Juan, de la Nación y de Chile están atiborrados de documentación que respalda que no hubo presencia de mapuches en el territorio de la actual provincia Mendoza, por lo cual el Gobierno Nacional lo único que busca con esta cesión de 26.000 hectáreas de nuestro territorio a las comunidades que se “autoperciben” mapuches es llevarse por delante la historia y la Constitución Nacional para sembrar caos.
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