Vicentines del gobierno invertebrado

Alberto y el kirchnerismo duro compiten en las equivocaciones

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Alberto Fernández, Máximo Kirchner, Wado
Alberto Fernández, Máximo Kirchner, Wado De Pedro, Julio Vitobello y Gustavo Beliz

El peronismo desperdicia el poder y marcha hacia la campaña electoral sin moneda y con un gobierno invertebrado. Máximo, El Influencer, presidente del Partido Justicialista de la Provincia Inviable, titular de La (Agencia de Colocaciones) Cámpora, compite -en materia de errores, o de “vicentines”- con Alberto, El Poeta Impopular, presidente del gobierno de La Doctora (que lo degrada) y titular del Partido Justicialista Nacional.

Merced al manejo de la pandemia, en los primeros tramos Alberto supo elevarse en las encuestas. Solía hablarse encima, generar malas fotografías, pero venía relativamente bien hasta aquel memorable papelón expropiador de Vicentin. Fue su fundacional arrugue de barrera. E inició el ciclo descendente que hoy suele tergiversar con videos conformistas y auto satisfactorios que mantienen la patología de la reelección.

Sostenido por tres mujeres blindadas que merecen un despacho aparte. Lo nutren con credibilidad artificial. Mientras tanto, El Influencer se esmera en complejas onomatopeyas de intelectual revolucionario para legitimar -al absoluto “Cohete”- su Vicentin personal. La “decisión estratégica a largo plazo” de abandonar la jefatura del bloque de diputados. Por el entendimiento firmado con el Fondo. Indignado como si fuera la combativa doctora Bregman. Al Cohete, además, aclaró que La Doctora “nunca le gritó” a Alberto. Como a Wado, Mayra, Larroque. O al mismo Máximo.

La mesa política (que ya no existe)

Como si fuera algo o alguien sin el kirchnerismo, Alberto ahora le concede, al apodado “kirchnerismo duro”, la formación de la mesa política que, en la práctica, existe desde hace meses. Tiene tres sillas. Lo representa el Vice Premier Juan Manuel Olmos, Puiggari. Uno de los escasos amigos capacitados para ver debajo del agua (en el Riachuelo). Vicentines del gobierno invertebrado. En representación del Frente Renovador se sienta el ministro de Economía, Sergio Massa, El Profesional (que hoy gobierna). Y por “los duros” de La Doctora participa Eduardo De Pedro, El Wado. Eventual candidato y ministro del Interior que tuvo también su propio Vicentín.

Punta de lanza y hombre de punta de La Doctora, Wado amenazó con renunciar después de la derrota de 2021. La que mostró la recuperación política de Mauricio Macri, El Ángel Exterminador. Presidente del extinguido Tercer Gobierno Radical. Los números de 2021 aún inducen a descontar, a partir de 2023, otros cuatro años de turismo aventura.

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Otra vez con Mauricio, que exhibe la solidez de su construcción política como celebrity. Desde las reposeras de Cumelén, Puerta de Hierro. O con los competidores que gestualmente se le reportan. Horacio Rodríguez Larreta, Geniol, el candidato natural que tiene mejores fierros y trafica la moderación que irrita. O la señora Patricia, La Montonera del Bien. Garantía de emociones y suspenso para el turismo aventura de resistir en la patria.

Producto presentable. Wado

Wado es el producto más presentable en sociedad que dispone La Agencia. Gestualidad de centro que se emancipa ostensiblemente de la tensa imagen de “orga” sin discurso ni proyecto. Pero con fierros de cargos y cajas. Alberto no vacila en calificar a Wado “como su peor funcionario”.

A los pacientes interlocutores que lo admiran, hasta como cantante de baladas, les confirma que “si (a Wado) no lo raja”, es para mantener la unidad. Vicentines del gobierno invertebrado. El simulacro de unidad del Frente de Todos.

Pero Wado, que evolucionó en el arte de expresarse, confirma, según nuestras fuentes (probablemente malas) que Alberto es “apenas un radical malo”. El ministro le niega identidad peronista al presidente del PJ. Le resulta menos confiable que algunos buenos radicales “con los que se puede hacer alguna pared”. ¿Como Coti? ¿Como Bassani?

Alberto Fernández junto a Eduardo
Alberto Fernández junto a Eduardo 'Wado' de Pedro

La Tapia del Chiqui

Otro gran Vicentín -compartido por Alberto y por La Agencia- fue el deplorable manejo institucional del campeonato de Qatar. Oportunamente Alberto se había esmerado en evitar, sin suerte, que el pensador Chiqui Tapia fuera presidente de AFA. Pero el Estado Bobo igual puso, acaso como correspondía, y por “la petrolera de bandera” como sponsor oficial, decenas de millones de dólares. Para recibir de los campeones mundiales la indiferencia y el ninguneo que fue largamente celebrado por la oposición. Incluso Wado, en su buena fe, peregrinó de madrugada hacia el aeropuerto para recibir a los campeones (y primerear, acaso, a Alberto). Secundado por atractivas funcionarias ataviadas con camisetas argentinas.

Vicentines del gobierno invertebrado. Pero el Chiqui les hizo de Tapia. Los saludó de compromiso y la comisión de bienvenida ni pudo saludar a Messi. Cierto pragmático peronista de cochería deslizó al respecto una extraña reflexión: “Si el Estado les puso 20 palos, los campeones tienen que jugar al loco en el Salón Blanco”.

Dardo

Wado dispone, en efecto, de la protección de otro candidato eventual. El Premier Juan Manzur, El Menemcito, cubre fraternalmente parte de las funciones que le corresponden al protegido. Pero Alberto lo retiene también a Manzur, que quiere irse de campaña para consolidar primero Tucumán y delinear después su propio castillo.

Tienta aún a los gobernadores fastidiados por el “agotado” predominio porteño. Pero a quien fastidia Manzur en realidad es a Milton Capitanich, El Montenegrino Denso que dice: “Si Alberto se lanza a la utopía nadie del gobierno debe competirle”.

Argumento institucional que sirve para sacar del bolillero a tres competidores. Wado, Sergio, sobre todo Manzur. El dardo de Capitanich ni lo roza al indemne Daniel Scioli, líder de la Línea Aire y Sol, siempre dispuesto en los islotes del archipiélago peronista invertebrado. Con su batería de esperanza y efectividad y el complemento de una admirable gestión en Brasil que le permite distribuir optimismo y bombones “garotos” para todos.

Referentes del peronismo bonaerense en
Referentes del peronismo bonaerense en la última reunión en Merlo

Yapa 1: en la provincia inviable

La (Agencia de Colocaciones) Cámpora surgió con la ilusión de sustituir al Partido Justicialista que paradójicamente hoy controla, a través de Máximo, en La Provincia Inviable. Consecuencia del juego de luces del aliado Martín Insaurralde, El Yésico. Caudillo lúdico de Lomas de Zamora e interventor en la provincia que siempre amaga con lanzarse a gobernar. Aunque Axel, El Gótico, se recuperó de la intervención. Y con el apoyo espiritual de La Doctora, doblega en numerología. Al instalar a Máximo como titular del distrito, El Yésico transfirió a La Agencia la natural rivalidad de Lomas de Zamora con La Matanza. Dos pulmones de la Tercera Sección Electoral.

Aludir a La Matanza implica hablar de Fernando Espinoza, Argentino Ledesma. Es a quien raspan los “chicos” de la Agencia. Como el severo conductor de la pobreza institucionalizada, don Emilio Pérsico, El Heladero. Es quien avanza a fuerza de planes y romanticismo. En una ofrenda de amor, Pérsico pugna por convertir en mini gobernadora a la señora dirigente Patricia Cubría, su esposa. La ofensiva sobre Espinoza ocupa diversos flancos y no desdeña efusividades relativas al erotismo.

Diego Valenzuela, El Historiador, mini gobernador de Tres de Febrero, y puntal de la rama astuta de La Mutual PRO, le factura jurídicamente haber beneficiado a su territorio con un censo dibujado.

La Doctora, acaso, no avala las ofensivas sobre Espinoza porque fue con los votos de La Matanza y la sangre de su presupuesto que se financió la elección de 2017 que perdió con Esteban Bullrich, Larguirucho. Vicentines del gobierno invertebrado. Aunque quien entonces venció fue la señora gobernadora María Eugenia Vidal, La Chica de Flores de Girondo. Gracias a los valorables puntitos aportados por Florencio Randazzo, El Quijote, con Alberto como jefe de campaña.

En el fondo La Doctora no perdonó ni olvidó la derrota aleccionadora de 2017. Quién lo sabe es Zavaleta, El Juanchi, minigobernador de Hurlingham, también enfrentado con La Agencia. Pero La Doctora supo captar, y acordar, con quienes facilitaron su derrota de 2017. Para vencer a Mauricio en 2019. Y sacar de la categoría de suplicante a Alberto para hacerlo presidente. Y rescatar del derrotero a Sergio para resurgir como presidente de la Pajarera de Diputados. El ascenso y copamiento de La Agencia acompañó la peripecia de La Doctora. Capturaron las responsabilidades patrióticas que contenían superior circulante y se comieron hasta las migas de la panera.

Yapa 2: para combatir a Maqueda

Hoy Alberto pretende correr a La Agencia por izquierda. Despliega, como si fuera Néstor, El Furia, pero sin poder, una ofensiva feroz contra la Corte Suprema que La Agencia no tiene otra alternativa que acompañar. Para algarabía de la oposición que aprovecha para descargar su artillería contra Sergio. Y responsabilizar al Profesional por facilitar sus tres diputados en la comisión delirante. Encargada de fusilar con palabras a los cuatro miembros de la Corte. Al Cohete.

Es necesario disponer de una gran pasión por el ridículo para combatir en bloque al Compañero Juan Carlos Maqueda. Desde el peronismo y con cuestiones de obra social. Derivaciones lógicas de la inexistente política con el Poder Judicial. Instala los fundamentos de la interpretación colectiva que es, para colmo, falsa. Indica que la cultura entera del peronismo invertebrado se moviliza exclusivamente por las desprolijidades de hotelería y los desbarajustes de las construcciones que condenaron, por herencia, a La Doctora. Vicentines del gobierno invertebrado.

Hoy La Agencia, Alberto, La Doctora, el peronismo invertebrado de cochería en pleno, están jugados al éxito del aliado útil que se atrevió a incinerar su trayectoria. A sobrevivir o ganar. Si le va moderadamente bien, con el equilibrio sobre una cuerda extendida entre múltiples incendios, Sergio es -aunque lo niegue y se resista- el candidato natural. Pero si se cae de la cuerda, aquí no queda candidatura que valga para nadie.

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