Sebreli, el último “contornista”

A lo largo de su vida, el reconocido intelectual ha escrito numerosos ensayos, en los que ha mantenido el espíritu que dio origen a la emblemática revista cultural de los años cincuenta

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Hace unos tres meses, con más exactitud el 6 de octubre del año pasado, falleció Noé Jitrik, quien se encontraba en Colombia por cuestiones académicas. Por supuesto, el deceso de Jitrik, uno de los más destacados especialistas de nuestro país en literatura argentina e hispanoamericana, dio origen merecidamente a diversos artículos periodísticos y homenajes. Sin embargo, en este artículo no he de referirme a él, de quien por cierto guardo un grato recuerdo como profesor mío hace ya muchos años en la facultad. No, no es sobre Jitrik que deseo señalar algunos elementos, sino sobre un hecho que ha surgido a partir de su fallecimiento, hecho que ha pasado desapercibido y quiero poner de relieve.

Como puede deducirse fácilmente del título, el intelectual al cual quiero referirme es Juan José Sebreli. Claro que alguien podría preguntarse entonces por qué si quiero referirme a este ensayista comienzo hablando de Jitrik. La respuesta es sencilla: Sebreli es el último representante vivo de Contorno, la mítica revista cultural de los años cincuenta. Efectivamente, si uno repasa los principales nombres de aquellos que escribieron en dicha publicación, se encuentra con que ya no están físicamente con nosotros. No están los principales animadores de la publicación, los hermanos David e Ismael Viñas, ni tampoco figuras cercanas a ellos que en algún momento formaron parte del Comité de Dirección como Adelaida Gigli, Adolfo Prieto, León Rozitchner, Ramón Alcalde o el propio Noé Jitrik. Tampoco lo están Carlos Correas u Oscar Masotta, quienes junto a Sebreli formaban un subgrupo dentro de la publicación, al cual se lo suele llamar el “trío existencialista”. Pero no se trata sólo de que biológicamente Sebreli sea un superviviente de esa generación; se trata de que, aun con ciertos rasgos singulares, cabe interpretar que en él puede rastrearse cierta pervivencia del espíritu contornista.

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Cabe recordar que, con el correr del tiempo, a Contorno se le ha otorgado un lugar destacado entre las revistas culturales del siglo XX por su carácter renovador. La publicación tuvo una vida relativamente corta, ya que solo aparecieron diez números entre noviembre de 1953 y abril de 1959, fechas entre las cuales también quedan comprendidos los dos números de los denominados Cuadernos de Contorno. Por otro lado, es habitual diferenciar dos etapas en la revista: la primera, que comprende hasta el número doble 5-6, en la cual predominaron los trabajos de crítica literaria, en los que se trataba de relacionar los textos examinados con diversos factores extratextuales; en cambio, la segunda etapa, que abarca el resto y los dos Cuadernos, tuvo un carácter claramente político.

En cuanto a la relación de Sebreli con Contorno, debe recordarse que el autor solo escribió en algunos números de la revista y nunca formó parte de su Comité de Dirección; sin embargo, ello no es un impedimento para valorar su vínculo con la publicación. El ensayista compartió con los otros miembros de la revista la perspectiva crítica en la revisión de la historia de la literatura argentina; además, estuvo unido generacionalmente a ellos (todos jóvenes veinteañeros en los inicios de la revista) y compartió el mismo ámbito cultural: la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires y los lugares de sociabilidad intelectual de sus alrededores.

Por otro lado, con referencia al vínculo entre Sebreli y Contorno, cabe recordar que el ensayista fue el autor del artículo “Los martinfierristas: su tiempo y el nuestro”, escrito con el cual se abre el primer número de la publicación y que ha sido interpretado como una especie de “manifiesto” del grupo contornista. En dicho artículo, Sebreli comparaba la generación de los martinfierristas (es decir, la de aquellos intelectuales vinculados con la revista literaria Martín Fierro de los años veinte) con la suya propia (la de los jóvenes intelectuales de los años cincuenta, o sea, la de los contornistas); de esta manera, en ese escrito, el autor ya desarrollaba uno de los rasgos que caracterizaría a Contorno, analizar la literatura teniendo en cuenta el contexto histórico.

Otro aspecto que paradojalmente unió y a la vez desunió a Sebreli con otros integrantes del grupo fue su particular adhesión al peronismo en los años cincuenta. Hay que aclarar que ese apoyo no implicó una militancia activa del ensayista dentro de dicho movimiento, ni ningún tipo de participación en algún estamento del gobierno de la época; el peronismo del autor consistía más bien en cierta defensa de éste, lo cual puede parecer poca cosa visto desde hoy, pero no lo era en la primer parte de la década del cincuenta, pues debe recordarse que tanto los intelectuales como el estudiantado universitario de la época eran mayoritariamente antiperonistas. Ese singular “peronismo” del autor ha sido rotulado por este como un “peronismo imaginario”; sin embargo, no fue considerado tan “imaginario” por la figura principal de Contorno, David Viñas; luego de una acalorada discusión cuando estaban preparando el número doble 5-6 de la revista, éste invitó a Sebreli (junto a Masotta y Correas) a que siguieran su “propio camino fuera de Contorno”. Paradojalmente, cuando fue derrocado el gobierno de Perón y los miembros de la revista reevaluaron la experiencia peronista, los integrantes del “trío existencialista” fueron invitados a reincorporarse a la publicación, escribiendo allí entonces Sebreli su artículo “Aventura y revolución peronista”.

Por supuesto, un elemento que unió a Sebreli con otros miembros de Contorno fue la influencia de Jean-Paul Sartre, autor de destacada notoriedad en los años cincuenta y sesenta; de hecho, el propio nombre de la revista remite a la noción sartreana de “situación”. Cabe recordar que el filósofo y literato francés había formulado en su obra ¿Qué es la literatura? la idea del “compromiso”, entendiendo por tal que el escritor está ineludiblemente implicado con su época, es decir, con su “situación” y que es desde allí que obligadamente escribe. También cabe decir que la influencia de Sartre no fue igual en todos los contornistas, siendo posiblemente Sebreli uno de los miembros de la revista sobre el cual más esta se hizo sentir; de hecho, a lo largo del tiempo, el filósofo francés (junto a diversos miembros de la llamada Escuela de Frankfurt) ha sido su principal referente intelectual.

Desde el escrito de Sebreli en el primer número de Contorno, en noviembre de 1953, prácticamente han pasado nada menos que setenta años; durante este largo período, el autor ha escrito numerosos ensayos, en los que ha predominado una actitud de cuestionamiento a diversos aspectos de la realidad argentina y mundial. El escritor ha tratado de mantener una actitud de intelectual independiente, evitando alejarse de la realidad que lo circunda (de su “situación” en términos sartreanos) ni convertirse en un intelectual “orgánico” (en términos gramscianos). El ensayista ha sido un consecuente francotirador, alguien que continuamente ha criticado todo aquello con lo cual no estuvo de acuerdo (cabe recordar que a los contornistas por su actitud de crítica, de denuncia, se los ha denominado “denuncialistas”). Aun con sus cambios de postura y contradicciones, Sebreli ha tratado de ser fiel en sus escritos con lo que interpretaba en cada momento y denunciar todo aquello con lo cual no estaba de acuerdo; a su peculiar modo, puede interpretarse que mantuvo una actitud crítica similar a la que caracterizaba a los integrantes de Contorno. A su manera, Sebreli es el último contornista.

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