Asalto a la Justicia: ¿Qué busca el Presidente?

Un ¿posible? amotinamiento institucional de cara al próximo turno electoral. Todo parece indicar que estarían preparando el camino de la anarquía institucional

Alberto Fernández luego de la reunión con gobernadores

“Asalto a la Justicia” es un libro publicado en 2016 por el ex ministro de la Corte Suprema Adolfo Vázquez donde relata la escandalosa destitución en 2003 de algunos jueces del máximo tribunal a manos del entonces presidente Néstor Kirchner. La excusa fue un fallo sobre el “corralito”. El motivo real era cooptar el Poder Judicial. La historia se repite veinte años después, pero con actores diferentes, y por cierto, en esta oportunidad sin peso específico propio, como ocurre con el devaluado presidente Alberto Fernández, quien está haciendo del pedido de juicio político a la totalidad de los integrantes del máximo tribunal de nuestra nación una verdadera “excursión de pesca”, con motivos bien distintos a los que manifiesta públicamente.

Mucho se viene diciendo sobre el juicio a los ministros de la Corte. Poco y nada sobre el verdadero motivo de tamaña aventura de desprestigio institucional. Todo tiene una explicación. En algunos casos lo será la torpeza o la impericia. En otros una maniobra política inteligente, producto de una mente superior que ve lo que los simples mortales no alcanzamos a ver, no pareciera ser el caso. Otras veces lo será una conjunción de factores. Veamos primero qué significado tiene “salir de excursión de pesca” en el mundo del derecho, para comenzar a entender un poco más por donde está transitando la política nacional y popular que lleva adelante un gobierno más interesado en sus propios asuntos, que gobernar para todos los argentinos y acabar definitivamente con la grieta que nos divide como sociedad.

En el mundo del derecho llamamos “excursión de pesca” a las maniobras destinadas a recolectar cualquier tipo de información (de la que se carece a priori) que pudiera ser útil posteriormente en una causa o bien para dar sustento a una petición judicial o una denuncia, dependiendo de lo que se “pesque”. Hay para todos los gustos, como por ejemplo en materia societaria, divorcios, división de bienes, y, principalmente en el ámbito del derecho penal, donde algunos jueces -no todos- son proclives a ordenar cualquier tipo de allanamiento para ver que “pescan”.

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Para quien le interese profundizar el tema puede consultar “Rivera Carlos Alberto y otros s/delito de acción pública”, conocida como “Causa del Fútbol”, donde la Sala I de la Cámara Criminal y Correccional Federal, con duros términos. cuestionó la actuación del fallecido Juez Oyarbide al anular la causa: “…las razones expuestas por el magistrado dejan entrever que –en realidad- decretó las providencias a la espera de que las conversaciones de los ‘eventuales imputados’ le permitieran definir, en presencia de un requerimiento de instrucción particularmente ambiguo e impreciso, el objeto procesal del expediente (designio que, de todos modos, no pudo ser alcanzado) en una auténtica ‘excursión de pesca’ inaceptable en un Estado de Derecho”. Todo parecido con la actualidad no es casualidad. Es un modus operandi tan burdo como previsible y berreta.

¿Qué tiene que ver esto con el actual pedido de juicio político a los ministros de la Corte? Todo. Estamos ante la presencia de una gran excursión de pesca destinada, por una parte a generar con la producción de la prueba ante la Comisión de Juicio Político, a partir del próximo 26 de enero, un gran espectáculo circense con cualquier cosa que salga a la luz y que sirva para ser interpretada de la única manera que le conviene al oficialismo: para desprestigiar y presionar a los integrantes del máximo tribunal, quienes -se especula, si todo sigue el curso actual- serán los responsables finales de confirmar (o no) la condena que ya recayó sobre Cristina Fernández de Kirchner en la causa Vialidad” Condenada la vicepresidenta, su victimización termina convirtiéndose en el pase sanitario contra el virus de la corrupción. Y el juicio político a los ministros de la Corte la vacuna con la cual pretende ser inoculada.

La aventura jurídica se integra, nada más y nada menos que por 67 medidas de prueba, que van desde la citación de un gran número de testigos, información sobre llamadas telefónicas, y la improcedente citación a los “supremos”. La resolución del juez Ramos en relación a la situación de Silvio Robles, secretario del Presidente de la Corte (y chivo expiatorio de los legisladores oficialistas que impulsan el circo político) en la que dispuso: “No pueden ser admitidas bajo ningún concepto como parte de un juicio respetuoso del debido proceso, pruebas o testimonios que hayan sido obtenidos, como a esta altura puede observarse, mediante maniobras organizadas basadas en actividades de inteligencia ilegal” deja técnicamente vacío de contenido a toda esta aventura institucional. Pero, como veremos, poco no nada importa este “detalle” al Presidente.

Alberto Fernandez junto a los gobernadores que apoyan el juicio político a los miembros de la Corte Suprema

Los ministros del supremo tribunal tendrán que convivir por un tiempo con la posibilidad -si cambian las circunstancias electorales que se avizoran a partir del 10 de diciembre próximo- de una nueva arremetida en su contra, pero ya con un avance del proceso de remoción de sus cargos. Situación hoy improbable. Pero útil para que el oficialismo pueda seguir presionando. De esta manera los integrantes de la Corte deben enfrentar hoy un escenario adverso, donde su conducta será vilipendiada, exagerada y sobreactuada por los peones del ajedrez cristinista, para quienes resulta imperioso lograr el mayor desprestigio posible, ya que con eso le quitan, en su imaginación, fuerza a la condena dictada contra su jefa política. Es un juego sucio y muy peligroso, en el cual perdemos todos, porque un país sin una justicia respetable es un país al borde del abismo, donde las instituciones terminan siendo arrinconadas y atropelladas por los matones de turno.

¿Qué busca Alberto? Mugre. Algo para decir y justificar lo que hoy le resulta injustificable. En este estado de cosas, todo lo que viene diciendo el presidente Fernández de los integrantes de la Corte es de una gravedad institucional inusitada, tanto que funcionarios del gobierno americano ya llamaron la atención sobre este asunto, que además es un eficiente espanta inversores. En esta misma línea de imprudencias presidenciales debemos incluir el informe que se presentará ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, elaborado por la Secretaría de Derechos Humanos, a cargo de Horacio Pietragalla Corti, donde desparrama excremento sobre el Poder Judicial, los medios y la oposición, en lo que pareciera ser una jugada anticipada de un ¿posible? amotinamiento institucional de la coalición gobernante de cara al próximo turno electoral. Todo parece apuntar a que estarían preparando el camino de la anarquía institucional.

Nos demuestra al mismo tiempo la imprudencia de la máxima autoridad de la nación en el manejo de situaciones complejas. La excursión de pesca impulsada por Fernández no es más que el impulso imprudente de quien se siente acorralado, sin salida, pero pretende seguir aferrado a un traje que siempre le quedó demasiado grande: el de presidente de todos los argentinos. El pedido de juicio político, desde el análisis técnico jurídico, es de una orfandad argumental tan grande que nos llama la atención, pero al mismo tiempo nos evidencia que las intenciones son bien distintas a las anunciadas. Estamos ante la presencia de un acto que solo persigue “pescar” algo que pueda ser usado en contra de quienes, hasta ahora, no han dado motivo para ello.

Todos dan por contado que el pedido de juicio político no va a prosperar cuando llegue al Congreso. Pero, para Alberto (y de rebote Cristina que apoya silenciosamente por ahora) se trata de algo muy distinto y que ya vimos en 2021, es el “ganar perdiendo”. Poco o nada les importa que el aventurado pedido de juicio político no pase del Congreso, ya que la victoria será cualquier cosa que pesquen y pueda ser usada para desprestigiar y seguir horadando al Poder Judicial, esa será su victoria y al mismo tiempo la ofrenda para la dueña del poder y de los votos antes del 9 de marzo, fecha en la que se conocerán los fundamentos de la Causa Vialidad donde CFK ya fue condenada por la justicia a la que ahora se busca difamar. Nada más y nada menos.

Mientras todo esto pasa, Alberto estrenó su segundo spot de campaña (¿por cierto quien lo paga?), y CFK volvió renovada de sus vacaciones, pero sigue monotemática, como lo demuestra su cadena de twits del viernes, donde vuelve a dejar en claro que solo le importa su pelea con el Poder Judicial, al cual le teme y no logra doblegar. Señores pasajeros por favor ajústense bien fuerte los cinturones se aproxima un marzo extremadamente turbulento y peligroso.

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