A lo largo del 2022, el desempleo se ubicó, en promedio, en niveles mínimos que no se observaban desde comienzos de la década del 90. Sin embargo, esto no se traduce en una reducción de igual magnitud en la pobreza, lo que refleja la pérdida de poder de compra de los ingresos frente a niveles de inflación que se acercaron a los tres dígitos.
El último dato disponible de desocupación corresponde al tercer trimestre del año muestra que el 7,1% de quienes quieren trabajar no lograban ubicarse en un empleo. Si bien este número es algo superior al del trimestre anterior (7,1% versus 6,8%) es 1,1 punto porcentual inferior al del año anterior, mientras que para encontrar un nivel más bajo que el promedio del año hay que remontarse a mayo de 1992.
La caída del desempleo se origina en un aumento del empleo. La tasa de empleo, que mide la proporción de la población que está ocupada, está en el nivel más alto de la historia, aunque debe reconocerse que la comparación con décadas atrás es complicada por cambios metodológicos. El 44,2% representa, además, un crecimiento de 1,4 puntos porcentuales respecto al año anterior y es más de 3 pps más alta que a comienzos de 2016 -momento desde cuando la metodología es comparable-.
Medido en términos de puestos de trabajo, el empleo creció 4,3% en el año, aunque no todos los puestos creados reflejan igual nivel de “calidad”: el mayor crecimiento se encuentra entre los asalariados informales -que en el año crecieron un 23%-, mientras que los asalariados privados registrados solo se incrementaron un 1,9%, en tanto que los trabajadores por cuenta propia muestran una caída del 8% entre el tercer trimestre de 2022 y un año atrás.
Si bien el empleo está creciendo, los niveles de pobreza continúan altos. El segundo trimestre del año -último dato disponible de pobreza- marca que el 38,2% de la población no cubre la canasta básica, mientras que el 8,7% no llega a cubrir las necesidades alimenticias.
La tasa de empleo está en el nivel más alto de la historia, aunque debe reconocerse que la comparación con décadas atrás es complicada por cambios metodológicos
Estos porcentajes son menores que un año antes -momento de la segunda ola del coronavirus-, pero a pesar del crecimiento del empleo y la caída en la desocupación, la pobreza es superior a los niveles prepandemia.
Los altos niveles de pobreza son consecuencia de la caída de los ingresos. De acuerdo con los datos de la Encuesta Permanente de Hogares, en lo que se refiere a la población asalariada registrada, entre el III trimestre 2021 y III trimestre 2022, el ingreso promedio creció 64% versus una inflación por encima del 75 por ciento.
Si la serie se compara con la situación prepandemia, el ingreso asalariado registrado medio aumentó 230% versus una inflación del 270%, una caída del poder de compra del 15% en ese período. En el caso de los no registrados, la caída es aún mayor, ya que el crecimiento medio fue 61% en el último año y 223% en relación con 2019.
Pero los ingresos por salario no son los únicos en los hogares. Si se analiza que pasó con el ingreso per cápita familiar (IPCF), se encuentra algo similar: el incremento promedio en 2022 fue 69,1%, mientras que en relación con 2019, fue 217 por ciento.
De todos modos, algo que puede destacarse en este último caso es que la pérdida de poder de compra fue diferente por decil de ingreso -tramos de 10% de la población).
Sólo los dos deciles de menores ingresos familiar el promedio per cápita subió más que la inflación, los ocho restantes aumentaron menos
Si se observa el primer decil (los de mayor pobreza), el ingreso per cápita familiar creció por encima de la variación promedio de los precios al consumidor que informa el Indec, tanto con relación al 2021 como a 2019 (98% y 311%, respectivamente), el segundo decil de IPCF ha tenido un crecimiento más alto que los precios respecto a 2021, pero menor que con relación a 2019 (81% y 264%), mientras que, para todo el resto de los deciles, el ingreso per cápita familiar creció por debajo de la inflación en ambas comparaciones.
Más empleo, pero menos ingresos hacen que la caída de la pobreza sea lenta y, en la medida en que la tasa de inflación se mantenga en el ritmo actual, será difícil que en el corto plazo la pobreza se reduzca en forma significativa.
Esta nota se publicó en Indicadores de Coyuntura 649, enero 2023 que elabora la Fundación FIEL
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