Contar lo hecho: una perspectiva de la política internacional de la defensa en vistas del 2023

El inicio de un nuevo año nos presenta la posibilidad de hacer un balance en la ejecución de nuestras tareas y en el cumplimiento de objetivos para luego fortalecer lo que funciona y, donde fuera necesario, proceder de una manera distinta. El ámbito de la defensa, a cargo del ministro Jorge Taiana y, particularmente su dimensión internacional, no es la excepción

La Fragata ARA Libertad aportó a la presencia argentina en el mundo a través de su 50° Viaje de Instrucción

Para llevar a cabo este balance es importante tener en cuenta dos cosas: una lectura del contexto internacional actual, ya que enmarca la planificación y el desarrollo de la agenda de trabajo de este 2023; y la puesta en valor del trabajo realizado desde la política internacional de la defensa durante el 2022.

¿Qué observamos hoy en el escenario global? Estamos atravesando tiempos de cambio, de transiciones y de transformaciones constantes. Ahora bien, si hilamos más fino podemos traducir dichas nociones en tres rasgos aún más precisos que caracterizan, al menos en parte, al mundo en la actualidad: inseguridad, incertidumbre e injusticia.

Cuando hablamos de un “mundo inseguro’', nos referimos a las manifestaciones de violencia en diversas formas e intensidades que se proyectan en los conflictos armados internos, internacionales e “internos internacionalizados’' vigentes, siendo estos últimos los que predominan en la actualidad.

En números concretos, según el Informe “Alerta 2022!” de la Universidad Autónoma de Barcelona, se registraron en el mundo un total de 32 conflictos armados en el año 2021. Estos últimos poseen efectos en múltiples dimensiones: económica, comercial, financiera, energética, alimentaria, así como también en el aumento de los flujos de refugiados y de los desplazamientos forzados de personas, entre otras.

Durante el 2022, producto en parte de la Guerra en Ucrania y de otras tensiones latentes alrededor del mundo, múltiples potencias anunciaron - o ya han efectivamente incrementado- el aumento de sus presupuestos en defensa. De hecho, miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) han puesto de manifiesto su intención para cumplir el objetivo pautado por la organización de destinar por lo menos el 2% de su Producto Interno Bruto (PIB) a la defensa.

Asimismo, nos encontramos ante un “mundo incierto’'. Un ejemplo que podemos mencionar de la falta de previsibilidad fue la irrupción de la situación sanitaria que transitamos - y seguimos transitando- a nivel global: la pandemia del COVID- 19.

Los primeros indicadores de esta última no fueron suficientes para que la Comunidad Internacional tome medidas consensuadas y globales con rapidez. Por el contrario, el mundo fue testigo de un déficit en la gobernanza de las instituciones internacionales, que intensificó la incertidumbre respecto a cómo hacer frente a los nuevos desafíos y a la exacerbación de problemáticas estructurales previas. A saber, América Latina, según datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), sufrió la caída de la tasa de crecimiento del PIB total anual de un 0.2% en 2019 a un -6.9% en 2020, sumado consecuentemente a un incremento de las tasas de desocupación, de la pobreza y la pobreza extrema.

Por otra parte, nos encontramos ante un “mundo injusto”, donde aún se perpetúan profundas asimetrías en la distribución de la riqueza entre Estados y dentro de cada uno de ellos; cuyo nivel de concentración, según la proyección de diversos analistas internacionales, se incrementará aún más en los años venideros.

Hoy existen dificultades de acceso a alimentos y a recursos de todo tipo, incluso tan básicos como el agua, y con ello, al bienestar. Es urgente colocar a la Justicia Social como premisa en la confección y ejecución de políticas públicas que lo garanticen.

A esta coyuntura se adiciona que durante el 2022 observamos la mayor alza inflacionaria en varias décadas que afectó a las “economías en vías de desarrollo” y a las “economías avanzadas”. El Fondo Monetario Internacional (FMI), en sus informes “Perspectivas de la economía mundial”, pronosticó que la inflación mundial aumentaría de 4,7% en 2021 a 8,8% en 2022, para luego, teóricamente, descender a 6,5% en 2023 y a 4,1% en 2024; cifras que se ven cada vez más reflejadas en la cotidianeidad de la ciudadanía.

Ante esta complejidad -tomando en consideración la necesidad de reforzar el rol del Estado y observando el panorama desde la perspectiva de una región donde no existen conflictos armados interestatales-, cobra relevancia la capacidad de poner en valor la existencia de una sólida política de defensa en nuestro país, y el hecho de que detrás de su contenido existe un deliberado diseño de políticas públicas.

Tareas de patrullaje marítimo

Tomando como guía el posicionamiento estratégico defensivo, cooperativo y autónomo establecido por la Directiva de Política de Defensa Nacional (DPDN), como también la misión primaria y las subsidiarias de nuestras Fuerzas Armadas -particularmente dos de ellas: la participación en Operaciones de Mantenimiento de Paz y la consolidación de un Sistema de Defensa Subregional-, durante el 2022 se planificó y se trabajó en algunos aspectos de la dimensión internacional de la política de defensa que vale la pena destacar:

Continuamos construyendo, profundizando y fortaleciendo los mecanismos de vinculación bilateral en materia de defensa, en particular con la región, un esfuerzo que se traduce en dos líneas de acción:

1) concreción de reuniones de alto nivel y grupos de trabajo bilaterales con la República Federal de Alemania, el Estado Plurinacional de Bolivia, la República Federativa del Brasil, Canadá, la República de Chile, la República Popular China, la República de Chipre, la República del Ecuador, el Reino de España, los Estados Unidos de América, la República Francesa, la República de Haití, la República de la India, los Estados Unidos Mexicanos, la República del Perú, la República Portuguesa, la República Islámica de Pakistán y la República Oriental del Uruguay.

2) firma de acuerdos, convenios y memorandos de entendimiento con el Estado Plurinacional de Bolivia, los Estados Unidos Mexicanos, la República del Perú, la República de Polonia, los Estados Unidos de América y la República Popular China. Los mismos forman parte de un total de 338 mecanismos de diversa jerarquía que hemos establecido con más de 42 países a la fecha, según lo que pudimos registrar en la primera edición de la Guía de Acuerdos Bilaterales y Multilaterales del Ministerio de Defensa y de las Fuerzas Armadas argentinas.

Asimismo, con respecto a las instancias multilaterales para la defensa, la República Argentina ejercerá la Presidencia Pro Tempore de la XVI Conferencia de Ministros de Defensa de las Américas (CMDA) en el bienio 2023-2024, el foro multilateral más importante en materia de defensa de todo el continente.

Además, se realizó la I° Conferencia Latinoamericana y del Caribe sobre Operaciones de Paz de la Organización de las Naciones Unidas (LACUN), cuya segunda edición en el 2023 también será presidida por la República Argentina. Por último, cabe destacar nuestra participación en el V Foro Sino-Latinoamericano como resultado del acuerdo China-CELAC.

Cada uno de estos mecanismos bilaterales y multilaterales dan cuenta del compromiso de la República Argentina con la paz, la cooperación internacional y el multilateralismo en el abordaje de las cuestiones que conciernen al ámbito de la defensa, contribuyendo al fortalecimiento de la solidaridad y del diálogo como ejercicio político para el desarrollo y la estabilidad.

La presencia argentina en Operaciones de Mantenimiento de Paz bajo el mandato de las Naciones Unidas (ONU), que constituye una política de Estado desde 1958, ha sido duplicada en lo que va de la administración presidencial de Alberto Fernández sumando a un total de ocho: Chipre (UNFICYP), Sahara Occidental (MINURSO), República Centroafricana (MINUSCA) y Medio Oriente (UNTSO), Colombia (UNVMC), India y Pakistán (UNMOGIP), Líbano (UNIFIL) y Altos del Golán (UNDOF-).

Además, en el 2022, el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, designó al contraalmirante argentino Guillermo Ríos como jefe de Observadores y “Head of Mission” en la misión de India y Pakistán. Esto demuestra lo requerido que es nuestro personal militar en el mundo, particularmente nuestros Cascos Azules, dado su profesionalismo y valores desplegados en el ejercicio de su labor.

Por otra parte, se realizaron un total de 6 ejercitaciones militares con países de la región y del continente, tres de ellas conforme a la Ley 27. 645, vigente para el período entre el 1 de septiembre de 2021 al 31 de agosto de 2022, siendo estas ACRUX, VIEKAREN y TANQUE; y las otras en el más reciente Plan Anual de Ejercicios Combinados para el período entre el 1 de septiembre de 2022 y el 31 de agosto de 2023, aprobado por la Ley 27.688: el ejercicio Solidaridad, Salitre y la etapa virtual del ejercicio Arandú. Todas ellas constituyen verdaderas medidas de confianza mutua que favorecen el aspecto cooperativo de la política de defensa y la interoperabilidad regional.

El Buque Escuela y “Embajadora de los Mares”, la Fragata ARA Libertad, aportó a la presencia argentina en el mundo durante el 2022 a través de su 50° Viaje de Instrucción que completó la formación de los guardiamarinas de la Armada Argentina. La Fragata visitó 11 puertos extranjeros de 9 países y navegó 21.898 millas náuticas, lo que equivale a casi una vuelta al mundo rodeando la línea del Ecuador.

Hasta este punto, hemos puesto en evidencia algunos de los desafíos que devienen del mundo que hoy transitamos, así como también la robustez y la diversidad de parte del trabajo concretado en relación a la política internacional de la defensa en el 2022. Cada una de las mencionadas actividades y labores contribuyen y son parte de una planificación más amplia en el ámbito de la defensa tendientes a fortalecer nuestra soberanía.

Las iniciativas que llevan adelante el presidente de la Nación, Alberto Fernández (en tanto comandante en jefe), y su ministro de Defensa, Jorge Taiana, evidencian la clara orientación a la hora de destinar esfuerzos y recursos hacia el desarrollo e interés nacional, en la articulación de las agencias del Estado y hacia unas Fuerzas Armadas comprometidas con la democracia y las necesidades de su pueblo. Ejemplo de ello fueron las operaciones de apoyo a la comunidad realizadas antela pandemia del COVID-19, el actual proceso de radarización de nuestro país y la ley que dió lugar al Fondo Nacional para la Defensa (FONDEF), para la modernización, reequipamiento y fortalecimiento de la industria para la defensa argentina, entre otras.

En vistas de este 2023, el balance, entonces, es de esperanza y optimismo: a 41 años de la gesta de Malvinas y contando con 40 años de democracia sostenida debemos poder dilucidar la evolución y los avances que la República Argentina ha logrado edificar en el campo de la defensa.

Tenemos una política de defensa de la que sentirnos orgullosos. Resulta indispensable tomar lo construido hasta aquí como punto de partida y continuar trabajando para su consolidación, fortalecimiento, desarrollo y profundización año a año.

(*) El autor es Secretario de Asuntos Internacionales para la Defensa del Ministerio de Defensa