La inflación debe hacer reflexionar a toda la dirigencia política

La pregunta que hay que hacerse es qué nivel inflacionario tendría la Argentina si los precios fuesen absolutamente libres de intromisiones y controles

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El dato de diciembre fue de 5,1% y el de todo 2022, 94,8 por ciento (REUTERS/Mariana Nedelcu)
El dato de diciembre fue de 5,1% y el de todo 2022, 94,8 por ciento (REUTERS/Mariana Nedelcu)

El Indec ha dado a conocer el índice de inflación del mes de diciembre de 2022. La espera del informe tuvo cierto grado de expectativa adicional ya que con él se develó finalmente cual fue el nivel inflacionario de todo el año 2022: la inflación de todo el año fue del 94,8% y quedo lejos de la barrera psicológica de las tres cifras.

El historial que la Argentina tiene en materia inflacionaria es absolutamente único. El aumento de precios desde 1935 (año en el que se creó el Banco Central de la República Argentina) ronda los 651.527 billones por ciento (algo así como 651.527.000.000.000.000%). Desde aquel momento hasta hoy hemos atravesado nuestra vida económica utilizando varias monedas que la inflación se ha encargado de dinamitar: el “Peso Moneda Nacional” que tuvo vida hasta el año 1969, el “Peso Ley 18.188″ que sobrevivió hasta el 31 de Mayo de 1983, el “Peso Argentino” que se topó con su deceso un 14 de Junio de 1985 para darle paso al “Austral” que tuvo vigencia hasta el último día del año 1991 dándole su lugar al “Peso” que nació como una moneda convertible para dejar de serla en el año 2002, luego de la derogación de la Ley de Convertibilidad que mantenía 1 a 1 la paridad del “Peso” con el dólar estadounidense.

El aumento de precios desde 1935 (año en el que se creó el BCRA ronda los 651.527 billones por ciento (algo así como 651.527.000.000.000.000%)

Destruimos monedas, poder adquisitivo, ahorro y crecimiento. A pesar de ello parece que aún la política no le logra encontrar una solución definitiva a los incrementos de precios, problema que de por si el mundo ha resuelto hace más de medio siglo. A pesar que en buena parte del mundo la inflación dejó de ser un problema hace décadas, aquí sin embargo seguimos creyendo que el incremento de precios lo causan los comerciantes o las grandes cadenas de supermercados. Realmente increíble cuando estos mismos comercios y cadenas de supermercados en los años 90 no aumentaron sus precios por prácticamente 10 años. A pesar de la evidencia, parece ésta no alcanzar para hacerle entender a la política que las causas pasan por otro lado.

Desde la salida de la convertibilidad hasta hoy la inflación acumula más de 19.000% y nada parece indicar que los números dados a conocer por el Indec impliquen en un futuro próximo una mejora sustancial en el aumento generalizado de precios, sino muy por el contrario: la emisión monetaria no cesa, la producción no se incrementa y el BCRA parece dispuesto a incrementar su stock de pases y Leliqs hasta el infinito lo que indefectiblemente contribuirá a que la inflación lejos de descender, tienda a aumentar. La situación es frágil y nadie parece estar dispuesto a encarar un problema que lleva –al menos en esta última etapa– más de 20 años atacando nuestros bolsillos.

Desde la salida de la convertibilidad hasta hoy la inflación acumula más de 19.000%

El incremento en el nivel de precios de diciembre fue del 5,1%. Lo paradójico es que rubros como “Alimentos y bebidas” –con gran incidencia en el índice general– ha mostrado un 4,7% cuando “Precios Justos” tiene aumentos pactados del 4% en línea con la inflación esperada por el equipo económico: parece que no ha sido suficiente. Además la economía tiene precios controlados o con cierto grado de intervención estatal que distorsionan el nivel inflacionario. Hay controles o intervención en combustibles, prepagas y transporte entre otros rubros. Hasta el dólar también tiene su “precio cuidado”. La pregunta que hay que hacerse es que nivel de inflación tendría la Argentina si los precios fuesen absolutamente libres de intromisiones y controles.

También llama la atención rubros como el de “Prendas de vestir y calzado”: mientras que la inflación anual general fue del 94,8%, este rubro mostró incrementos del 120,8 por ciento. Lo llamativo es que este rubro es uno de los más protegidos de la economía: resulta evidente que la protección solo sirve para que unos pocos hagan negocios en detrimento de la mayoría.

A esta altura poco importa si la inflación es 5,1%, 3%, 7% o el número que sea. Importa poco también si llegó a las tres cifras anuales o no. Tampoco es relevante si Martín Guzmán había pronosticado un 33% de inflación para todo el año y terminó siendo prácticamente el triple. Lo que verdaderamente importa es que la política no parece estar en la línea correcta que nos acerque a un futuro donde la inflación pase a ser apenas un triste recuerdo del pasado.

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