Volvió la loba: No era la monotonía, era el machismo, bobo

El hit de Shakira dedicado a su ex Gerard Piqué se volvió bandera para muchas mujeres. Pone al descubierto el machismo amoroso que deja a las madres llenas de deudas, con la carga mayoritaria de la crianza y humilladas sexualmente. La cantante grita, canta y y genera fervor. También delata que la sororidad no cuenta para las mujeres que no son solidarias

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El tema de Shakira y
El tema de Shakira y Bizarrap ya cuenta con millones de reproducciones y se volvió un himno para las mujeres que no quieren llorar por amor, sino interpelar las condiciones amorosas

Shakira es la diosa latina que mueve caderas, quiere amor, sufre por desamor, es plantada, endeudada y humillada y que, además, tiene que cumplir con la expectativa de ser compasiva, comprensiva y calladita. Nada de eso. Después de intentar ser componedora y parafrasear que la rutina es la culpable de destruir la pareja la loba se recompuso y escupió fuego. “Las mujeres ya no lloran, las mujeres facturan”, cantó y se armó el hitazo.

Claro que las mujeres lloran, sufren y que no todas facturan como ella. Pero el himno de Shakira se convirtió en un himno (con más de 26 millones de reproducciones) recién salido del horno de Bizarrap (el productor que venía de festejar el triunfo de la Selección Nacional en el Mundial) porque después del auge del feminismo (2015-2018) la mayor venganza masculina no se dio con violencia explícita (que sigue existiendo pero tiene demasiados costos para varones expuestos públicamente como el jugador de futbol Gerard Piqué, ex marido y padre de los hijos de la cantante colombiana), sino con desaires amorosos, humillaciones eróticas, desapariciones emocionales y degradaciones sexuales.

El amor no es un globo neutro que pasea por cielos celestiales. El amor está inflado de una tensión sexual que vuela en cielos cubiertos de nubes políticas, culturales y sociales. En el pico del Me Too las mujeres gritaron que no las callaban más. Sin embargo, no se trata solo de denunciar abusos -ni de equiparar abusos a separaciones dolorosas, desaires o infidelidades- sino de que las mujeres no se queden el lugar de perras que solo mueven la cola, pero se quedan calladas, frente a dolores que parecen tan naturales como las catástrofes que son causadas por la contaminación o el cambio climático y no por la gracia divina.

La colaboración entre Shakira y Bizarrap dice: "Una loba como yo no está para novatos" y "Cuando te necesitaba diste tu peor versión"

El dolor amoroso no es neutral, es una forma sistemática de lastimar a mujeres que quieren facturar más, trabajar mejor, ocupar lugares sociales y también tener pareja, hijos (o no), familias (o no), pero que su #NoesNo sea respetado y también sus deseos de #SiEsSi. Por supuesto que un varón se puede separar, elegir otra novia o ser feliz si no lo es con la madre de sus hijos. Pero el problema no es la libertad sexual de los varones.

Bienvenidos a los beneficiones de una sociedad más democrática con derechos y deseos para ellos y para ellas. El problema, sí, es que las mujeres con éxito (cualquier éxito, el hitazo de Shakira o ganar dos monedas más que un novio, vender budines, tener más likes en Instagram o terminar la universidad) son castigadas por sus parejas, ex parejas o inexistentes parejas.

Las cuentas son tan claras como injustas: si un varón es exitoso (un futbolista mucho más) va a tener mucho éxito con las mujeres y compañeras que lo sigan, lo apuntalen, lo muden y lo mimen. Si una mujer es exitosa va a pagar el precio de los altos impuestos de la independencia femenina: deuda con Hacienda y, lo peor de lo peor, la AFIP machista: la que nunca va a perdonar el éxito social femenino sin una venganza amorosa letal.

El sitio brujas.feministas.cr se sumó
El sitio brujas.feministas.cr se sumó a los posteos que muestran a una Shakira empoderada cantando "Yo solo hago música perdón que te sal-PIQUE" y "Te creíste que me heriste y me volviste más dura. Las mujeres ya no lloran, las mujeres facturan"

Los tiempos han cambiado más para ellos (que gozan de menos presiones para separarse y volver a formar pareja) que para ellas (que son condenadas a pasar inadvertidas) si quieren seguir jugando en la liga de la FIFA sexual. Se puede triunfar en la carrera, pero al costo de pagar caro en el amor o, por sobre todo, en el desamor. Y esa regla parece no deshacerse, sino consolidarse, con el avance de los derechos de la diversidad, el feminismo y la libertad sexual.

Hubo una época donde Shaki le daba almohadonazos en la cama a Gerard Piqué y hablaba de “esos ojitos” y creíamos que las camas paritarias, divertidas y deseantes donde los éxitos y los billetes estuvieran repartidos eran posibles. La separación de Shaki no es solo una separación, es una puesta en escena de esa cama partida donde él sigue en pareja pero retrasa casi dos décadas el reloj de la sexualidad emergente y ella se queda sola intentando ser buena madre y no perder su brillo, mientras tambalea entre las deudas, la crianza y -claramente- la puesta en escena de la humillación.

Bueno, la canción la vuelve a poner en el centro de la escena, desatada y, si la quieren llamar loca, que vayan tarareando sus hits, porque al estigma de la loca ella ya lo había vuelto un éxito. Lo más conflictivo -es cierto- del tema del verano es su confrontación con la nueva novia de Piqué (Clara Chía Martí, una estudiante de Relaciones Públicas de 23 años) que puso un emoji de bostezo como insinuadora respuesta al temazo. La verdad que de aburrida la canción nada.

La idea que las mujeres
La idea que las mujeres no lloren, sino que trabajen y facturen corre a dos mitos: no poder hablar de dinero, de deudas y de desamor

Pero ella tira: “A ti te quedé grande, por eso estás con una igualita que tú”. Sin muchas vueltas, la cantante se refiere a la nueva relación del futbolista, aunque por si quedaba alguna duda, luego explica que “tiene nombre de persona buena, Clara-mente no es como suena. Tiene nombre de persona buena Clara-mente, es igualita que tú”. Claramente también no es sororidad. La idea de hermandad entre mujeres también requiere que la hermandad no se vuelva un bozal creativo, sino una realidad extendida. Aunque -aunque a algunas no nos guste- también es real que está volviendo la competencia entre chicas.

Si la local Jimena Barón pasó de quejarse de ser “la tonta” de una relación en donde se espera a un varón que no llega, a pasar a empoderarse con “la cobra” que ya no espera, desea y se vuelva fuerte (aunque tenga recaídas) y, después, sacó “la araña” en donde culpa a una amiga (o a otra) de enredarla para quedarse con su pareja, esa trilogía describe el auge también del pop latino con influencias del feminismo (sin que sean ni tengan que cargar con las exigencias de ideólogas feministas): cuestionarse, empoderarse, criticarse.

El 2023 se presenta como el año en donde las mujeres ya no sacan bandera blanca entre ellas. ¿Está bien? ¿Está mal? Primero, no estamos para emitir sentencias, sino para vislumbrar fenómenos sociales, aunque a veces nos gusten más y, otras, menos. La lucha en el barro entre mujeres no es el paraíso. Pero tampoco tirar en el barro a las que no hacen lo que nos gusta.

La dibujante y creativa Moderna
La dibujante y creativa Moderna De Pueblo en su Instagram preguntó quién eres según las reacciones ante la canción de Shakira: hay quienes cuestionan la falta de sororidad y otras que están rabiosas porque a los hombres no se les exige tanto

La guerra entre mujeres no es buena. Pero es uno de los efectos nocivos de la venganza amorosa masculina por la independencia femenina. Hoy los hombres no ponen voluntad (o son tan pocos que ni llegan a consagrarse como minoría) en conformar relaciones amorosas más recíprocas, justas y deseables. Los muchachos se volvieron huidores seriales con rasgos de crueldad y, esa escena, dejo a las mujeres quedaron expuestas a enfrentarse entre ellas.

Volver a la confrontación femenina no es un retroceso para festejar. Pero es un rasgo de una sociedad que no soporta el progreso y lo cobra con la única posibilidad de ser sumisa o confrontativa. No se puede juzgar a las que se levantan para seguir dando pelea ni arengar a que la pelea femenina sea la mejor salida a una situación amorosa sexual que hoy deja a muchas mujeres contra las cuerdas entre la soledad, la frustración y la ira.

No hay que romper con la sororidad ni volver a fracturarnos entre nosotras. Pero es cierto que la sororidad tiene un límite cuando las otras mujeres no solo son usadas para lastimarnos en lo amoroso sino que también son otras mujeres las que buscan lastimar. El amor es -siempre- un efecto político de la sociedad en la que vivimos. Y en este momento actual las mujeres son usadas o se usan para frenar los derechos de las mujeres. ¿En lo amoroso pasa igual? Si pasa, no puede pasar como si nada.

En el Instagran de Moderna
En el Instagran de Moderna De Pueblo también se puede ver que ante la canción de Shakira hay quienes cuestionan las críticas a la nueva pareja de Shakira

El acuerdo transversal de avances en materia de género que funcionó desde finales del Siglo XX y comienzos del Siglo XXI generó que buscáramos cupo o paridad: cuanto más mujeres, más derechos para las mujeres. No era una apuesta, era una cuenta que siempre funcionaba para avanzar.

Hoy ya no es así. Son cada vez más las primeras ministras, presidentas interinas, ministras, alcaldesas, conductoras, diputadas y candidatas que encarnan las ideas de las ultraderechas en Italia, Francia, España, Bolivia, Perú, Paraguay y Argentina, entre otros, que tienen entre sus consignas hacer retroceder los derechos de las mujeres, pero con mujeres a la cabeza.

La estrategia de feminizar el retroceso feminista es una de las más difíciles de enfrentar. ¿Cómo se enfrenta a una mujer en nombre del avance de las mujeres? La prueba está en si quiere usar la escalera de las luchas de las mujeres para cortar la soga y que no haya otras que avancen o si se sube a la escalera (aunque haya diferencias entre cuales son las formas o los puntos en los que hay que avanzar) para seguir avanzando. Pero llego el punto en que la sororidad no puede ser comprensiva con todas las mujeres, principalmente, si en nombre de la solidaridad, vienen a robar los triunfos conseguidos.

La periodista y escitora colombiana
La periodista y escitora colombiana María Ángeles Urbina propuso otras maneras de facturar (ante una tusa o un enganche amoroso) aunque no tengas la cuenta bancaria de Shakira

La lógica de la sororidad pierde lógica si se vuelve una trampa. El lugar de la sororidad es hermanarse con otras que luchan por los mismos derechos y no competir contra las otras. Pero si son las mujeres las que ponen la cara (o a las que hacen poner la cara) para lograr que retrocedan los derechos de las mujeres y de la diversidad sexual no hay sororidad, sino adversidad.

En lo amoroso agarrarse con la otra no es un ideal deseable. Mejor que los dardos vayan contra el responsable del despecho y no contra las que ponen el pecho en los nuevos romances. Pero no se trata de pedir que las mujeres dejadas con saña se vuelvan ángeles, sino de entender que las ideas que el feminismo construyo para ayudar a las mujeres a salir de la soledad del dolor, no pueden volverse una pesada carga. Además, que cantar, es una forma de descargar.

La versión trapera de Shakira exhala un veneno que no puede quemarle adentro. Nos habíamos quedado con gusto a poco con ese “No fue culpa, ni tampoco mía, fue culpa de la monotonía”. Dale, Shaki, no te entregues a creer que a él lo espanto la rutina y clavarte los puñales vos por no arreglarte lo suficiente y mostrar el rostro de una señora que no puede competir con una recién llegada a la mayoría de edad.

La ilustradora Lía Copello (lacopecope
La ilustradora Lía Copello (lacopecope en IG) resaltó la frase: "Te creíste que me heriste y me volviste más dura" en las redes sociales en donde se define "facturando"

No fue culpa de la monotonía, si no del machismo bobo de un varón que ostenta su poder sexual con una mujer que lo supera en su poder cultural. Y encima la dejar enterrada en deudas impositivas. “Las mujeres ya no lloran, las mujeres facturan” es la frase que se multiplicó en bandera. Casi ninguna factura como Shakira, pero muchas mujeres saben de qué se trata tener deudas y, muchas, que la desigualdad económica se vuelva una deuda interna de las ex parejas.

Aunque no facturen como Shaki son una manada las que se vuelven lobas, no de Wall Street si no de los Mercado Impagos para festejar el cumpleaños de las hijas; las que prueban (como un bingo) que tarjeta pasa para que las chicas tengan una malla en el verano mientras los precios viajan al asteroide B612 (y ya no hay príncipes ni principitos que paguen para que su descendencia disfrute del verano) o que los hijos carguen la SUBE (mientras los salarios bajan y la brecha salarial de género crece) y la única forma de supervivencia sea quedara en default frente a la economía y la vida.

Los progenitores aducen que hacen lo que pueden. Y no se les pide más. En cambio, hacer lo que se puede no es una opción materna. La única que queda es hacer también lo que no se puede. Las madres solas no esquivan la parada aunque se choquen de frente con una inflación que roza la provocación a la salud mental o a un puerperio permanente porque los chicos crecen, pero la inflación, crece más que ellos y deja a las zapatillas nuevas en un lujo que solo con un crédito o intereses mercenarios se pueden lograr comprar.

Shakira lanza un hit con
Shakira lanza un hit con Bizarrap en YouTube que es el nuevo "Despechada" y la motomami deja la bicicleta y se sube a la moto colombiana

La salud mental (o lo que queda de ella) queda desplomada en las acciones de un machismo que volvió a repuntar en alza. Cantar es una forma de sanar. Esa la sabemos todas. Por eso, cantar con Shakira es una forma de evitar el panicazo que da la soledad desoladora de la hiper exigida maternidad. Pero, además, se suma la carga por hacer daño a los vástagos si se tiene la osadía de hablar. A eso le respondemos: no solo no nos callamos, tampoco dejamos de cantar más.

Por eso, también se festeja este mundial con Bizarrap, para las que crían a pesar de los bobos que miran para un costado cuando hay que responsabilizarse de dar de comer, contener y calmar. ¿Qué miran? ¿En serio quieren que después de la cuarta ola feminista, el Me Too, Ni Una Menos y Yo Te Creo Hermana Shaki deje de mover las caderas, cierre la boquita y se vuelva a quedar quieta y ensimismada? ¿En serio quieren que se convierta en una cantante vintage a un paso de zumba para señoras de veraneo y en una pobre cornuda ante la mirada de la prensa carnívora?

Shakira lo intentó suavecito y no le sirvió de nada. Igual que cuando al feminismo le piden que protesten sin jorobar y eso se vuelve tan insulso como un té de manzanilla cuando se necesita un trago fuerte. Nadie cambia con mujeres arrodilladas que ruegan piedad o que no le enrostren a la reemplazante amorosa mientras ellas se quedan con la guardia baja en el hogar familiar. Los cambios se produjeron cuando paramos juntas y los discursos se volvieron irreverentes, no cuando fueron aprobados por el sentido común que siempre le dio el sentido (y la posibilidad de hacer lo que sienten) a los varones triunfantes y no a las mujeres desplazadas.

La Waka Waka latina tomó la bicicleta con la que lo había invitado a Piqué a Barranquilla (vos te la perdés, Gerard) y se subió a la moto colombiana para marcar la cancha. Con ella no se jode y, con las coreamos aunque no nos guste todo lo que dice, tampoco. Porque, al fin de cuentas, no se trata de suscribir un manifiesto colectivo y votarlo en asamblea, contando voto por voto, sino de aceptar su forma de procesar su dolor y retomar su deseo.

La creativa Moderna De Pueblo
La creativa Moderna De Pueblo publicó en sus redes la posibilidad de identificarse con distintos personajes según la reacción a la canción de Shakira y graficó la victimización de los varones

Las mujeres necesitan volver a levantar cabeza y no a quedar atrapadas en el mal uso de las palabras que el feminismo construyó. La narrativa contra el amor conservador no se inventó para que se vuelvan exigencia, sino comprensión y aliento a las que se sienten pasadas por una aplanadora cuando no solo pierden en el amor, sino las cuentas. No inventamos más derechos para censurarnos y quedar desfolladas y deprimidas. Para eso nos ponemos música. Y de eso se trata.

La sororidad es una propuesta para cuidarnos entre nosotras pero no para dejarnos destrozar por otras. Shakira lanzó un tema que expresa lo que sienten muchas que en sus relaciones amorosas o en sus derechos políticos: son otras las que disfrutan de clavarles sus colmillos. Y tampoco se trata de dejarse morder. Eso sí, aunque no necesitamos puntuar a Shakira si no solamente escuchar lo que tuvo ganas de decir -no hay que sacar los feminometros para lo que está bien o lo que está mal- la burla al nombre de la otra o lo de ser reloj caro en vez de uno barato (Rolex en vez de Casio) tiene un sesgo clasista (quién tiene más, quién tiene menos) que no hay porque suscribir o, al menos, vuelve a una idea de poder ligado al dinero, que no es un rumbo al que conviene ir.

Por supuesto, que por estas pampas, nos hace acordar a la frase “Soy caviar y no mortadela” de Mariana Nannis. La Ferrari tampoco son una buena metáfora en Argentina (en donde ya nos estrellamos con los que se subían a los autos de lujo a toda velocidad) y las comparaciones vuelven a poner a las mujeres en una balanza de quien tiene más carne, relojes, cajas fuertes, virtudes o defectos que no favorecen la autoestima, ni formas de construir otras formas de amor (no solo propio), sino colectivo entre mujeres y disidencias sexuales.

En menos de 12 horas,
En menos de 12 horas, la colaboración entre Bizarrap y Shakira acumuló en Youtube más de 25 millones de visitas y se convirtió en una foto icónica del comienzo del 2023

En el avance de las mujeres la sororidad tiene límites: pasamos de la cultura de la competencia femenina a que nos quieran imponer que frente a todas las trastabilladas de las mujeres debemos poner la otra mejilla. No todas las mujeres son solidarias, ni todas merecen nuestra solidaridad (las que no ayudan a que los padres cuiden, vean, convivan y disfruten a sus hijas e hijos; las que nos postean en la cara como salen con nuestro ex; las que nos dicen roñosas o indeseables o las que nos humillan adrede con nuestros propios triunfos o discursos) no merecen nuestro abrazo partido.

El girl power implica hacernos fuertes entre nosotras. No dejarnos destruir por otras aunque tampoco destruir a las otras. No hay porque sancionar a Shakira si se pasó dos rayitas o pedirle que haga teoría, despecho y justicia (mientras se recompone de una separación dolorosa, paga sus deudas y ve como le inventan novios ficticios) pero si vamos a bailar este Despechada ll, después del hit de la Motomami de Rosalía, podemos subirnos a su grito de dolor y detenernos a la hora de escupir a las otras chicas.

Volvamos a facturar, a patear el tablero del amor, a cantar a los gritos, pero no a fracturarnos entre nosotras.

Y sí, a mover las caderas, mientras vemos como seguimos moviendo el mundo.

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