Han pasado más de 24 meses desde que la industria aerocomercial de Argentina inició los esfuerzos para recuperar un sector que quedó fuertemente impactado por la pandemia de COVID. Dicho período incluyó en nuestro país siete meses de freno total de la actividad tanto internacional como doméstica y la salida del mercado de, por entonces, la segunda mayor línea aérea de vuelos domésticos, entre muchas otras cosas que hacen al funcionamiento de un sector cuya dinámica requiere planificación, anticipación y continuidad.
Este plazo es el que hemos necesitado todos los actores del sector, tanto los organismos públicos como los privados que invertimos en el país, para tener indicadores similares a los de 2019, con el apoyo del Previaje para incentivar pasajeros argentinos, generar empleos calificados, registrados y seguros que suman valor a la gente: otra señal de que la industria aerocomercial puede crecer únicamente con la participación de todos. Pero haber logrado la recuperación de la cantidad de pasajeros domésticos a niveles pre pandemia es solo el punto de partida, donde aún queda en el pendiente la recuperación de turistas extranjeros que inyectan dólares a la economía local.
Argentina es actualmente el país de la región que más atrás está en la recuperación de su mercado internacional (68%), mientras que otros países de la región como Colombia, República Dominicana y México han superado sus números de 2019.
Haber logrado la recuperación de la cantidad de pasajeros domésticos a niveles pre pandemia es solo el punto de partida
Para el que no conoce la industria aerocomercial desde adentro, el número de pasajeros es una consecuencia de múltiples factores que hacen al funcionamiento del sector. Según un reporte reciente realizado por la Asociación Latinoamericana y del Caribe de Transporte Aéreo, Argentina ocupa el 15° lugar en la región en el ranking de competitividad aerocomercial, donde hoy lideran México, Brasil, Panamá, Costa Rica y Colombia. En dicho informe, Argentina tiene la peor puntuación en materia impositiva, dado que es el país que más carga tributaria pone sobre el boleto, al punto de duplicar los importes de los pasajes. Y podríamos agregar en el detalle que los argentinos pagamos la misma tasa de embarque por viajar a Lima o Bogotá que para viajar a Tokio o Pekín, mientras nuestros vecinos reducen la carga impositiva y tasas de embarque aeroportuarias e incentivan el tránsito de pasajeros, mejoran la recaudación para el Estado y la llegada de dólares de los turistas internacionales para los negocios locales. La idea de que el 10% de algo es mejor que el 100% de cero es un hecho que los países de América latina asimilan rápidamente y lo utilizan para dinamizar su economía.
En la proyección de 2023, Argentina suma otro desafío: el país necesita sumar más aviones en el aire porque hoy todas las líneas aéreas están con factores de ocupación altos aún en temporada baja; y hay oportunidad y necesidad de abrir nuevas rutas que no pasen por Buenos Aires y agregar oferta a rutas donde aún hay un solo operador. La necesidad de trasladarse en poco tiempo, entre grandes distancias, por un precio accesible es muy grande, no solo en verano y por turismo. El viajar en avión ya no es un lujo: hoy es una necesidad, en muchos casos fundamental, para la salud o el trabajo. Pero la cantidad de viajes por argentino no mejora, pese a que cada vez somos más los que vivimos en el país. En este ranking también estamos lejos de la cima con cerca de 0,3 viajes por habitante/año versus Chile y Perú que se acercan al doble de lo conseguido aquí.
El país necesita sumar más aviones en el aire porque hoy todas las líneas aéreas están con factores de ocupación altos aún en temporada baja
Pero para sumar más aviones la pregunta que debemos responder es “¿dónde deberán operar esas aeronaves?” El punto es válido, más en un momento donde las condiciones actuales muestran que el Aeroparque estaría con capacidad limitada. Y si los aviones los ponemos en Ezeiza… ¿A dónde podrán ir los internacionales que necesitamos que también lleguen al país? La infraestructura aeroportuaria también es un tema importante que se debe analizar para el mediano y largo plazo. Aeroparque es el mejor lugar para los vuelos domésticos y Ezeiza está preparado para los vuelos regionales e internacionales.
Todos estos temas son grandes ventanas de oportunidad para que haya más empleo y más ingresos para las pymes y el fisco argentino. Pero la resolución de estos puntos no está en manos de una sola empresa, de un único organismo ni una única persona: es algo que hay que trabajar entre todos, con diálogo y con continuidad. Desde hace meses trabajamos todos juntos, sector público y privado, para crecer, operar más rutas, sumar conectividad tanto federal como regional. Se ha logrado mucho.
La recuperación es solo el punto de partida y 2023 trae mucho trabajo por hacer. Juntos y entre todos.
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