Por un 2023 en el que corramos todos los velos

Festejemos los derechos ganados, los nietos encontrados y la copa. Pero, es importante, a la hora de levantar la copa, no olvidar a todas las mujeres iraníes y a las otras millones de mujeres y disidencias que siguen luchando alrededor del mundo por el derecho a una vida digna y libre, porque su lucha es también la nuestra

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ARCHIVO - En esta imagen tomada en Teherán el 1 de octubre de 2022 por una persona no empleada por The Associated Press y obtenida por la AP fuera de Irán, iraníes protestaban por la muerte de Mahsa Amini, de 22 años, después de que fuera detenida por la policía moral. (AP Foto/Middle East Images, archivo)

El pasado septiembre mataron a Mahsa Amini, sí, mataron a una piba iraní de veintidós años que decidió sacarse el Hiyab (velo que utilizan las mujeres para cubrirse la cabeza y el pecho). A Mahsa Amini la detuvo una patrulla llamada “policía de la moral” que la llevó a la comisaría y allí mismo fue que la joven perdió el conocimiento. Tres días más tarde… murió. Qué curioso, ¿no? Obviamente la policía negó haberla maltratado y aseguró que había muerto por un ataque al corazón. Y claro, cómo no le va a dar un ataque al corazón después de sufrir tanta violencia machista. Una violencia que se nos escapa de las manos y de las posibilidades, que creemos inexistente porque es absurda, repulsiva, denigrante, pero que existe… existe de verdad. El ataque al corazón fue de todes porque desde entonces comenzaron movilizaciones en su nombre al punto de una huelga nacional el pasado 5 de diciembre. Nunca se vio tal oleada de descontento con el sistema en el pueblo Iraní. De acuerdo con la organización de Iran Human Rights, por lo menos quince mil personas fueron arrestadas y dos manifestantes desarmados fueron sentenciados a muerte por el poder judicial de Irán. Asimismo, el jugador Amir Nasr-Azadani también fue sentenciado a la pena de muerte por participar de las protestas y apoyar a las mujeres iraníes en su reclamo.

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La furia de les habitantes explotó con la injusticia ejercida hacia Mahsa. Una injusticia recurrente, avalada por una sociedad machista y unas normas absolutamente laberínticas y carceleras. Esta mujer, que desató prácticamente un movimiento con muchísima más fuerza que en décadas pasadas nos mostró un Irán cansado de tantos años de represión social y, sobre todo, de dictadura religiosa. Pero ¿cómo rebelarse ante un poder tan monárquico y perverso? Lo que se juega es, sin ir más lejos, la vida de cada mujer que se animó a cortarse el pelo por Mahsa, a protestar por ellas, por sus hermanas, sus amigas, abuelas, hijas, tías, primas. La integridad física y emocional de cada una de esas mujeres que a diario se ven sometidas a abusos de todo tipo: casarse desde temprana edad con hombres mayores a los cuales no eligen, procrear exentas de disfrute, cubrirse el cuerpo, esconderse, acatar las órdenes de sus maridos, no trabajar, no estudiar, en otras palabras a vivir cómo otres dicen que deberían vivir y no cómo ellas quisieran.

Un diario con la portada
Un diario con la portada de Mahsa Amini, la chica que murió tras ser detenida por la policía de la moral iraní, en Teherán, Irán. Majid Asgaripour/WANA (Agencia de Noticias de Asia Occidental) vía REUTERS/Archivo

Si bien el Hiyab deja al descubierto una parte de la cara (a diferencia de otros velos en otras regiones y países donde a las mujeres se les cubre hasta los ojos), no deja de ser una vulnerabilización más para con la mujer. Hiyab suele traducirse como velo, pero significa literalmente cortina, una cortina que lo único que hace es seguir promoviendo y defendiendo el oscurantismo; el atraso social y cultural, la violencia de género y el poder absoluto como herramienta opresiva y dictatorial frente a su propio pueblo.

Este año, la revista Time eligió a las mujeres de Irán como las heroínas del 2022 a modo de reconocimiento de la justa lucha que vienen llevando a cabo desde hace tantos años por su libertad y sus derechos. Todas las mujeres, o al menos casi todas, (y todas las disidencias también), sabemos lo que significa esa búsqueda eterna hacia la libertad. Ese derecho que para muches no llega y mismo a quienes “nos llega”, nunca pareciera ser gratuito. También sabemos lo que significa que nuestra vida corra riesgo y lo qué implica “desobedecer” al sistema. No pasa por animarse o no animarse, y menos que menos por “romper las reglas”, pasa por querer vivir y no sobrevivir. Por no tener que ser valientes, ni rebeldes, ni “atrevidas”.

Miembros de la comunidad iraní
Miembros de la comunidad iraní que vive en Turquía, apoyando a las mujeres iraníes tras la muerte de Mahsa Amini. REUTERS/Umit Bektas

Esos actos de “desobediencia” por los que son castigadas las mujeres iraníes, en realidad, no son “tales” porque lo que ellos quieren que se cumpla no son leyes sino imposiciones, no son normas comunitarias sino prohibiciones para con los grupos vulnerados. Es casi imposible pensar un cuadro de igualdad con semejantes leyes limitantes hacia las mujeres. Pero, son tantas las ganas de vivir de estas mujeres que hacen “cualquier cosa” con tal de derribar las paredes que separan de este modo a las personas. Cortarse el pelo en manifestaciones habla de la urgencia por frenar las piedras que les tiran a sus compañeras, porque eso es poner en riesgo por completo su vida.

Me parecía importante traer este tema a colación cómo cierre de año para seguir entendiendo todo lo que aún queda por sembrar, cultivar y lograr cambiar. Gracias a las protestas que se llevaron a cabo en Irán, Mohammad Jafar Montazeri, el Prosecutor-General, anunció que la policía de la moral de Irán, (quienes tienen la tarea de hacer cumplir el estricto código vestimenta islámica), sería desmantelada. Si bien esto no garantizaría la integridad y libertad de las mujeres, es un avance enorme para el régimen represivo en el que viven ver a más personas de diferentes sectores de la sociedad iraní, varones y tradicionales, apoyando a las mujeres para recuperar sus derechos.

En fin… sabemos que lo lindo de las fiestas es juntarnos con la gente que queremos para celebrar, comer rico y dar inicio a un nuevo año. Festejar el triunfo sobre todas las luchas que se han librado, los derechos ganados, los nietos encontrados y la copa. Pero, al mismo tiempo, al levantar la copa es importante no olvidar a todas las mujeres iraníes y a las otras millones de mujeres y disidencias que siguen luchando alrededor del mundo por el derecho a una vida digna y libre, porque su lucha es también la nuestra.

Feliz año.

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