Guerra y post pandemia: síntesis geopolítica de 2022

De la invasión a Ucrania al ascenso de la India y la disputa entre China y Estados Unidos

El presidente ruso, Vladimir Putin, habla con el mandatario chino, Xi Jinping

Post pandemia: En 2021 se inicia un generalizado y fuerte aumento de precios por los problemas en las cadenas de suministros, que, combinados con una fuerte demanda durante el 2022, alcanza niveles inéditos en décadas. Para frenar la alta inflación, los Bancos Centrales han aumentado las tasas de referencia, lo cual produce cierta recesión, parcialmente compensada por los múltiples gastos del turismo y de consumo masivo, que la población de todas las naciones realiza después de tantas privaciones y restricciones, impuestas por las medidas sanitarias, ya sea de confinamiento ciudadano, o por las menores posibilidades de circulación global.

Guerra en Ucrania: Según la ex canciller Merkel (diario Die Zeit, 7/12/2022) la abrupta finalización de los acuerdos de Minsk del 2014, se realizaron para dar tiempo a Ucrania para fortalecer sus FFAA. Aquel pacto refería al compromiso de Ucrania a reformar su constitución para conceder una amplia autonomía a Lugansk y Donetsk, así como la celebración de elecciones locales en ambas regiones. Actualmente Rusia reconoció a esas dos autoproclamadas repúblicas (ruso-parlantes) como parte de la Federación Rusa. La UE, GB y EEUU impusieron sanciones a Moscú, endurecidas progresivamente, mientras siguen entregando armas a Ucrania. Sin embargo, las sanciones económicas no han surtido el efecto esperado y se han vuelto en contra de los países de la UE. Inicialmente esta guerra desató el miedo a una crisis alimentaria mundial, por el bloqueo marítimo impuesto por Rusia a las exportaciones de granos de Ucrania en el Mar Negro, pero eso fue superado en julio por negociaciones que involucraron a Turquía como garante. La guerra aún sigue teniendo un final incierto.

Elecciones en Estados Unidos: Pese a que se esperaba un aplastante triunfo republicano, el resultado final resultó bastante moderado. Los fracasos más visibles fueron en los dos extremos: el de Trump y sus candidatos personales, y el del ala ultra progresista demócrata, que además debió aceptar que la Corte Suprema de EEUU devolviera a cada estado la potestad de prohibir el aborto en su territorio, cambiando su fallo de 1973 en el caso “Roe v. Wade”, que lo había establecido como un derecho constitucional de alcance nacional.

Entre los republicanos surge ahora como estrella emergente la figura de Ron DeSantis, gobernador de Florida; entre los demócratas aún no se ha encontrado un reemplazante más joven para el octogenario Biden. Mientras los demócratas mantendrán el control del Senado, la presidencia de la Cámara de Representantes pasará, a inicios de 2023, a manos republicanas, quienes podrían modificar la política de aportes a Ucrania para continuar una guerra sin sentido, que debería entrar en la fase de negociaciones.

Consolidación de Xi en China: El presidente Xi Jinping ha obtenido un importante tercer mandato consecutivo en la conducción del PC Chino y se lo compara a Mao Zedong y Deng Xiaoping. El presidente Xi tiene como meta, dentro de su mandato, superar económicamente a EEUU y recuperar Taiwan para China. Promesas nada sencillas y riesgosas; no carente de peligrosos conflictos potenciales, ya manifestados en maniobras militares terrestres y marítimas sobre el estrecho de Taiwan, luego de la provocadora visita a la isla, en agosto, de la Sra. Nancy Pelosi, actual Presidenta de la Cámara de Representantes de EEUU.

El problema actual de China es la flexibilización de la política de “Cero Covid”, impuesta por Xi, que está llevando a la proliferación de casos, sin que aparezcan públicamente demasiadas estadísticas.

La economía china transita también un crecimiento moderado, debido a menores exportaciones por la reconfiguración de las redes de suministros occidentales; menor crecimiento poblacional, disminución de la tasa de crecimiento del consumo interno, y problemas con la crisis derivada de las malas inversiones inmobiliarias.

La guerra de los microprocesadores en Taiwán: La tensión por Taiwan tiene una interpretación histórica, pero actualmente el punto crítico es la supremacía global taiwanesa en la producción de microprocesadores de última generación. EEUU ya está planificando “trasladar” su producción principal a territorio norteamericano, durante el próximo quinquenio. Los taiwaneses no están de acuerdo y resisten esa postura porque el mantenimiento de esa producción estratégica es una especie de “seguro de vida” para seguir siendo independientes de Beijing. China desearía poder “adquirir” toda ese “know how”, tan estratégico para cualquier producción de equipamiento civil y militar, en el más corto plazo posible.

La caída de Berlín: Pareciera que la guerra en Ucrania ha sido especialmente diseñada para perjudicar la altísima competitividad alemana, la locomotora económica de Europa; es decir, para destruir el preexistente pacto tácito entre Berlín y Moscú. Además, Alemania es un destacado exportador de productos de alta tecnología a China, lo cual se complicará en el futuro. Eso significará inestabilidad social en toda Europa y cambios de signo político hacia la derecha nacional (por ahora moderada).

En pleno desarrollo se encuentran fuertes enfrentamientos sociales en Francia (erróneamente atribuidos al futbol), en Bélgica, Holanda, Alemania y Gran Bretaña. Los partidos conservadores han tenido importantes éxitos electorales: cuarta victoria consecutiva del líder nacionalista húngaro Viktor Orban; en Francia, la Agrupación Nacional de Marine Le Pen logró un avance histórico, con el presidente Macron perdiendo la mayoría absoluta; en Suecia, el partido nacionalista y antiinmigración Demócratas Suecos fue el vencedor de las legislativas y asumió un nuevo gobierno de coalición; en Italia, Giorgia Meloni logró una victoria histórica con su partido Fratelli d’Italia, asumiendo como jefa de gobierno.

Gran Bretaña no ha sido ajena a esta ola de inestabilidades políticas, sociales y económicas y el actual primer ministro, el conservador y ultra liberal, Rishi Sunak, de origen indio, tampoco ha logrado estabilizar la situación, caracterizada por múltiples huelgas, debido al encarecimiento del costo de vida y a un sistema público de salud en crisis. El actual rey, Carlos III, tampoco es bien visto por sus “súbditos”.

Ascenso geopolítico de India: La inteligente posición neutral de la India en el conflicto geopolítico entre EEUU (OTAN) y Rusia, se asienta obviamente en su posición geoestratégica en Asia, en su fortaleza militar y nuclear, en su enorme población, en ser simultáneamente socio (BRICS) y tener conflictos fronterizos con China, en su gran crecimiento económico y tecnológico, en ser socio estratégico de EEUU en Asia (QUAD), pero sin aceptar sus indicaciones o sugerencias respecto de Rusia, país que ha sido durante décadas su aliado y principal proveedor de sistema de armas. Su principal dirigente, Modi, es un nacionalista hindú, que sabe hacerse respetar internacionalmente y que ha actuado muchas veces como conciliador entre sus colegas.

India superará en población a China durante la próxima década y su capitalismo práctico, conlleva un experimentado software social para contener y conducir a tan extensa población, sin caer en los extremos autoritarios del régimen chino. Debe aclararse que tampoco es un modelo de desarrollo exportable universalmente, dada las características idiosincráticas, culturales, sociales y religiosas de la India.

Habría que destacar que India no está sola en esas posiciones neutrales o independientes. Turquía, Israel, Arabia Saudita, Indonesia, entre otros, también se han manifestado en el mismo sentido.

Reconfiguración productiva y energética mundial: La inflación se ha visto acentuada por la guerra de Ucrania, hundiendo a Europa en una profunda crisis energética, acentuada por el sabotaje terrorista a los gasoductos Nord Stream I y II, realizados teóricamente contra Rusia, aunque el principal perjudicado ha sido Alemania y otros países de Europa, quienes deben comprar LPG a EEUU, Qatar y otros, a precios muy superiores al gas ruso. La principal repercusión del conflicto armado es la rápida reconfiguración de las alianzas geopolíticas energéticas: Rusia ha volcado sus ventas a Asia: China e India, principalmente. La OPEP+, conducida por los principales productores (Rusia y Arabia Saudita) han coincidido en mantener su actual producción (e inclusive bajarla, si es necesario) para mantener el actual nivel de precios. También han incorporado a Irán, que ha resistido las tentaciones de EEUU para liberar sus stocks, producto del bloqueo económico de EEUU. Un factor importante es que dichas transacciones se están haciendo en rublos, yenes y otras monedas locales, lo cual, a largo plazo, afectará la supremacía del dólar norteamericano, pese su actual fortalecimiento frente a otras monedas, debido a la situación de fragilidad e incertidumbre global.

A su vez la reconfiguración de las cadenas de suministros, en función de los intereses geopolíticos de las grandes potencias, va creando zonas de seguridad o preventivas de nuevos conflictos, creando una nueva globalización, restringida por dichos factores.

Incertidumbre sudamericana: Excepto Brasil, Suramérica hoy carece de importancia geopolítica. Es vista por los principales actores geopolíticos como un importante proveedor de productos primarios, alimentos o minerales como el litio y otros. Son “útiles” en cuanto pueden favorecer a uno u otro contendiente del conflicto mayor. Sigue siendo una engañosa “Zona de Paz” porque no hay guerra entre naciones, pero es una zona de altísima desigualdad social y muy insegura, debido a la permanencia de innumerables conflictos híbridos, internos y externos, derivados del narcotráfico, de la corrupción y de otras variantes del crimen organizado, que afectan principalmente a las poblaciones, pero no demasiado a los conflictos geopolíticos.

En general estos países carecen de Proyectos Nacionales de Desarrollo, basados en un amplio despliegue industrial y tecnológico autosustentable, con políticas de estado estables. Por ello sus situaciones políticas y sociales internas son inciertas, débiles, conflictivas, y cambiantes, con escaso crecimiento económico, fuertes sentimientos de los votantes contra los gobiernos de turno; es decir sin un rumbo estratégico. Además, los conflictos artificiales entre los países vecinos y una integración muy limitada, aumentan su “falta de importancia estratégica”. Pese a disponer de recursos materiales y humanos, idioma y cultura comunes, considerados hoy como de alto valor estratégico, la falta de capacidad de sus sectores dirigentes la van conduciendo a ser simples “furgones de cola” de alguno de los actores geopolíticos más importantes.

Campeonato mundial de fútbol: El fútbol es un show globalizado que atrae a miles de millones de espectadores y por lo tanto es uno de los negocios del entretenimiento más codiciados del mundo. De hecho, EEUU y China, que no eran precisamente países “futboleros” decidieron años atrás prepararse para participar, armar escuelas, campeonatos y estructuras internas para poder incorporarse al mismo. EEUU ha avanzado bastante y China está algo más rezagada, pero siguiendo los pasos de Japón y Corea, que han dado algunas sorpresas mayúsculas. Pero también el fútbol tiene su interés geopolítico, debido a las adhesiones populares que suscita en todos los continentes. Basta ver que la causa palestina se divulgó ampliamente, sólo por la buena actuación de Marruecos.

Las simpatías globales que ha generado Messi y el triunfo de Argentina como nuevo campeón mundial son muy significativas. Sin duda que el talento personal de Messi, la buena actuación de los restantes jugadores, a lo que se suma el esfuerzo físico desplegado, la cohesión y la armonía grupal, han contribuido a crear esa corriente de alegría y fervor. Pero no es casualidad que la mayoría de los países donde ello ha ocurrido (Asia, África y Latinoamérica), históricamente han sufrido un pasado colonial o de ocupación extranjera. Muchos consideran que estos campeonatos mundiales son expresiones civilizadas (o no militarizadas) de las antiguas guerras entre naciones, que así “liberan” los sentimientos patrióticos de cada uno de ellos. Ese fervor global sería como una teórica alianza popular de pueblos con idénticas necesidades de reivindicaciones nacionales.

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