Economía, ambiente y Pampa Húmeda

Se sabe que no seguir políticas para enfrentar el cambio climático puede tener efectos dramáticos tanto en lo que se refiere a la provisión de alimentos para la población, como para la generación de divisas

Guardar
Un agricultor observa el horizonte en medio de un campo sembrado con trigo, dañado por una de las peores sequías en décadas en Navarro, en la provincia de Buenos Aires, Argentina December 5, 2022. REUTERS/Agustin Marcarian
Un agricultor observa el horizonte en medio de un campo sembrado con trigo, dañado por una de las peores sequías en décadas en Navarro, en la provincia de Buenos Aires, Argentina December 5, 2022. REUTERS/Agustin Marcarian

La relación entre economía y ambiente, y más precisamente la denominada economía ecológica, fue fundada en el siglo pasado por economistas como Nicholas Georgescu-Roegen, Hermán E. Daly, Kenneth Boulding y otros que sentaron sus bases.

En Argentina se destaca, entre otros, Horacio Fazio. En su obra Economía, Ética y Ambiente (en un mundo finito), (Eudeba, 2012) va a señalar -en la página 10-: “¿Cómo es posible conciliar un ambiente finito -en cuanto a recursos físicos disponibles y a su capacidad de ser contaminado- con necesidades y deseos humanos ilimitados?” Esta pregunta y sus posibles respuestas recorrerán el contenido de la obra.

El desarrollo histórico de la humanidad se ha desplegado en torno a dos factores que son inherentes a la condición humana: la estrecha de la dependencia de la especie humana con el medio físico que posibilita la vida y del cual forma parte, y la necesidad de pertenencia de los individuos a una realidad que los abarca: la comunidad o sociedad.

Este destino común de los seres humanos con el ambiente y la sociedad se ve hoy desdibujado por el ejercicio irrestricto de la racionalidad instrumental económica en que los fines individuales o sectoriales colisionan con los de la humanidad en su conjunto, incluidas las futuras generaciones.

Esta temática ha sido actualizada por Fazio en el libro: “Cambio climático, economía y desigualdad. Los límites del crecimiento en el siglo XXI” (Eudeba, 2018) y en diversos artículos, así como en el ámbito formativo en Fundabaires.

Junto con él deben agregarse otros importantes economistas, como el recientemente fallecido Antonio Elio Brailovsky, además de quienes han venido participando en diversas fundaciones (Bariloche, FARN, etc.), instituciones académicas de grado y postgrado o en la Asociación Argentina de Ecología.

Quienes han estudiado la evolución de la naturaleza, destacan la existencia de ciclos, independientemente de la presencia humana

Cabe señalar que, quienes han estudiado la evolución de la naturaleza, destacan la existencia de ciclos, independientemente de la presencia humana. Sin embargo, si bien lo anterior es cierto, el ambiente terrestre no es indiferente a la presencia humana.

El premio Nobel de química, Paul Crutzen, utilizó -en 2000- el término Antropoceno, considerando que la influencia del comportamiento humano sobre la Tierra -en las recientes centurias y particularmente desde la primera Revolución Industrial- ha sido muy significativa, y ha constituido una nueva era geológica. Ello hace que los ciclos tengan una tendencia ascendente hacia el calentamiento global.

No sólo la cantidad de población mundial -que ha llegado a superar los 8.000 millones de personas en 2022-, sino fundamentalmente por el tipo de generación de energía que utilizamos, así como por el modo de producción y de consumo que prevalece, en particular en los países más ricos.

Panel intergubernamental

Sobre esta temática, las Naciones Unidas ha implementado un Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC), que es un grupo científico reunido por esta organización para monitorear y evaluar toda la ciencia global relacionada con el cambio climático.

Este último informe de 2022 recopila los últimos conocimientos sobre la materia, las amenazas a las que ya nos enfrentamos hoy y lo que podemos hacer para limitar los aumentos de temperatura y los peligros que plantea para todo el planeta.

Además, destaca algunos elementos similares a los anteriores informes, es decir, que el cambio climático ya está causando tormentas, inundaciones, sequías, incendios forestales y otros eventos climáticos extremos más frecuentes y severos.

El cambio climático ya está causando tormentas, inundaciones, sequías, incendios forestales y otros eventos climáticos extremos más frecuentes y severos (AP)
El cambio climático ya está causando tormentas, inundaciones, sequías, incendios forestales y otros eventos climáticos extremos más frecuentes y severos (AP)

Asimismo, sostiene que las emisiones de gases de efecto invernadero siguen aumentando y los planes actuales para abordar el cambio climático -en particular de los países con más emisiones- no son lo suficientemente ambiciosos para limitar el calentamiento a 1,5 °C por encima de los niveles preindustriales, un umbral que los científicos consideran necesario para evitar impactos aún más catastróficos. La invasión de Rusia a Ucrania ha empeorado, adicionalmente y en el corto plazo, este panorama.

En esta temática han venido participando expertos argentinos, como Inés Camilloni, Carolina Vera, Valeria Guinder, María Paz Chidichimo, y Federico Isla, entre otros. En cuanto al análisis y difusión viene siendo muy relevante el aporte de Alieto Guadagni.

En la Argentina se ha evidenciado, entre varios fenómenos, con la bajante que sufrió el Río Paraná y con el impacto actual de la sequía en gran parte del territorio. Se sabe que esto puede tener efectos dramáticos tanto en lo que se refiere a la provisión de alimentos para la población argentina, como por la no generación de gran cantidad de divisas por la merma en la exportación.

En la Argentina se ha evidenciado, entre varios fenómenos, con la bajante que sufrió el Río Paraná y con el impacto actual de la sequía en gran parte del territorio

¿Se puede hacer algo para modificar lo anterior? La respuesta es afirmativa, pero no fácil de implementar.

A nivel general se debería acelerar todo lo relativo a la generación y utilización de energía renovable (acompañado de un uso más eficiente de la energía actual y del agua), a evitar la tala de bosques y a promover la forestación, a la producción limpia, la economía circular y el consumo responsable desde el punto de vista de la sustentabilidad ambiental. Ello debería estar detallado en planes, programas y proyectos específicos por los distintos países.

A nivel general se debería acelerar todo lo relativo a la generación y utilización de energía renovable (acompañado de un uso más eficiente de la energía actual y del agua), como los Parques Eólicos (Reuters)
A nivel general se debería acelerar todo lo relativo a la generación y utilización de energía renovable (acompañado de un uso más eficiente de la energía actual y del agua), como los Parques Eólicos (Reuters)

Cabe destacar que la Unión Europea es quien está más avanzada al respecto, pero no alcanza si no se generaliza a todos los países.

Como lo anterior va a llevar tiempo, y el clima sigue evolucionando negativamente, se deberían tomar medidas paliativas de distinto tipo.

Para tener en cuenta

Un ejemplo de algo que podría realizarse para irrigar los suelos en Argentina más afectados por la sequedad:

1) Hay territorios de la Argentina con amplia experiencia en esta temática, como son los casos de Mendoza y Río Negro (en especial el desarrollo del valle inferior del río Negro), entre otras provincias;

2) A nivel internacional, sin duda, uno de los países más adelantados es Israel. Y respecto al manejo del agua (en particular en cuanto a los excesos) los Países Bajos;

3) En cuanto al diagnóstico y propuestas a nivel general para la Argentina, cabe destacar, en especial, un estudio promovido por el Programa de Servicios Agrícolas Provinciales (Prosap) en 2015, en el marco de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca. Su título es: “Estudio del Potencial de Ampliación del Riego en Argentina”, se encuentra disponible en la página de internet del organismo.

Tiene ocho capítulos. Una introducción, la descripción de las áreas de riego, las nuevas áreas de agricultura irrigada, el riego complementario, el reutilizar aguas residuales, y en sus últimos dos capítulos se presentan resultados y propuestas. Lamentablemente, se focaliza solo en las provincias del NEA y Litoral (y algo muy específico de Salta), pero no abarca provincias como Córdoba y Buenos Aires que forman parte de la Pampa Húmeda. Deberían ser incluidas, teniendo en cuenta obras que están realizando esas jurisdicciones, al igual que el resto de las provincias argentinas dado que es un problema que afecta a todo el territorio.

Este tema también fue abordado -a fines de 2016 y desde una perspectiva más amplia-, por el Comité Intergubernamental Coordinador de los Países de la Cuenca del Plata (CIC), cuya Secretaría Ejecutiva era desempeñada por Alejandro Peyrou. Los estudios, y particularmente un Programa de Acciones Estratégicas, fueron presentados en un ciclo organizado conjuntamente por el Comité de Estudios Ambientales y Desarrollo Humano del CARI, el Foro Argentino del Agua (FADA) y el Instituto Argentino de Recursos Hídricos (IARH), denominado: “Argentina y los desafíos del agua”.

En la Argentina hay muchos planes -lamentablemente de muy bajo cumplimiento- y organismos que no están debidamente articulados entre sí

Hacer canales y acueductos para riego desde las grandes cuencas hídricas hacia el resto del país con déficit de humedad, bombear desde las napas acuíferas existentes para hacer riego por goteo, reutilizar aguas residuales, construir repositorios de aguas o desvíos de excedentes para cuando se presenta exceso en algunas cuencas, entre otros elementos, son temas para estudiar por expertos -como los que participaron en los estudios mencionados- y a realizar sin demora.

La Argentina tiene organismos como el Instituto Nacional del Agua que pueden aportar sus conocimientos, así como el Plan Nacional de Adaptación y Mitigación al Cambio Climático al 2030 y el Plan Nacional de Riego de la República Argentina (PNR) 2018-2030 del Ministerio de Agricultura Ganadería y Pesca (con la participación del INTA), que deberían ser continuamente actualizados.

Además, hay que involucrar activamente a las entidades representativas del sector agropecuario, y a productores asociados en entidades como la Asociación de Cooperativas Argentinas y similares.

Organismos multilaterales de crédito, y países demandantes de grandes cantidades de alimentación humana y animal podrían ser financiadores de estas obras a pagar con exportaciones futuras.

En la Argentina hay muchos planes -lamentablemente de muy bajo cumplimiento- y organismos que no están debidamente articulados entre sí, así como tampoco con eficiencia, eficacia y debida transparencia en su accionar.

Sería bueno que estos temas se plantearan que estuvieran insertos y coordinados en un plan estratégico global en el marco institucional del Consejo Económico y Social donde estuvieran representadas todas las fuerzas políticas. Este plan debiera indicar la priorización de esta temática, así como plasmarse en un presupuesto plurianual controlado por la Auditoría General de la Nación.

De igual modo, los Consejos Federales de Medio Ambiente y Agropecuario, deberían funcionar de manera conjunta con apoyatura del Consejo Federal de Inversiones para lograr aún una mayor eficacia.

¿Se le dará prioridad a este tema? ¿Hay conciencia de que está en juego el futuro de las próximas generaciones? Ojalá que prime la razón y el sentido común, se deje de lado reyertas y gastos inútiles, y la sociedad se focalice en lo importante. No es imposible.

Seguir leyendo:

Guardar