Gerardo Zamora es el gobernador de Santiago del Estero, la provincia más antigua del país y una de las más pobres. Tránsfuga del radicalismo, fue presto a guarecerse bajo la pollera del Gobierno nacional, pues siempre es bueno moverse un poco para no caer en el sedentarismo político, que engorda, y el gobernador luce en forma. Bueno, es un decir, se trata de un abogado y político y no de un astro de Hollywood o un jugador de la Scaloneta, triunfales campeones del mundo y símbolos eróticos en algunos casos. Es un gobernador, pero no se dice aquí como algo de menor categoría sino de un hombre de poder. Tanto, que el voto lo convirtió en caudillejo con mando y decisión cuando hace falta, como con los $200.000 en forma de bono que obsequió a los empleados estatales para estas fiestas y otros gestos de generosidad, propios de un rey o un patrón. La mayoría de los empleos se guarecen bajo el estado. Suele acompañarse con su compañera, la elegante señora Ledesma de Abdala, abogada, escribana y política.
Viene a suceder que el fallo de los jueces supremos, los integrantes de la Corte, ordena restituir una suma muy importante a CABA, como ya es arduo llamar de otro modo, recortado y cooptado por decisión política del gobierno Central.
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Desde hace un tiempo demasiado largo y con manifestaciones sostenidas, se ha mencionado a Buenos Aires como “opulenta” y factor de opresión y empobrecimiento de las 23 que existen, según el señor gobernador, desde el momento en que se trata solo de una ciudad. El gobernador, junto al presidente de la Nación, pronunció un discurso apoyado en la sobada idea de que “el Puerto “domina al interior de la Argentina.
De nuevo a refrescar lo que hemos estudiado desde el primario, entendida como historia liberal, al menos los que hicieron sus palotes como baby boomers, para ser luego por la corriente revisionista dividida en los autores nacional católicos del inicio- Saldías, Irazuzta – dos- , Jose María “Pepe” Rosa – perdonen este entre guiones con almuerzos en Rody de la calle Vicente López junto a Antonio Carrizo y Rosa, en tiempos donde la conversación era un festín y no la obligación de estar todos de acuerdo: la grosería mental, la ignorancia, la ideología cerril como receta para andar por el mundo liquidaron ese placer elegante y rico- y más tarde el revisionismo de Hernández Arregui, Fermín Chávez, más otros autores que inclinaron el esquema hacia la izquierda nacional y popular, como iba a designarse.
O, si se quiere, de la izquierda nacional con el boom de “Revolución y Contrarrevolución en la Argentina”, libro estrella de Jorge Abelardo Ramos que muchos hemos leído. Trotskista en su origen, pone en línea a San Martín, Rosas y Perón : un apoyo crítico del peronismo y una actitud amplia – una manera de ser en ese tiempo- que le valió la amistad de Manuel Gálvez y Ernesto Palacio, alineados con el revisionismo nacional católico del que se ha hablado algo arriba. Ramos, autodidacta, fue un hombre con gran sentido del humor “Uno de los pocos izquierdistas con ese don”(Jauretche), brillo intelectual y buena prosa. Influyó desde peronistas resistentes hasta carapintadas y fue embajador de Menem en México.
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Pero volvemos al gobernador Zamora. El fallo de la Corte y su efecto político- que lo es principalmente- vio la oportunidad de berrear que se estrujaba al interior desde la Capital, polémica para estudiar y saber pero que el tiempo ha hecho lugar tanto para Rosas como para Sarmiento, es una antinomia superada.
Ya está, está bien, basta doctor Zamora, quien ha ofrecido la vida -¡por favor!- por el federalismo, que no está en juego, que consagra la Constitución y que no es por ese recorte en el presupuesto de Buenos Aires el hecho de que en Santiago del Estero tiene un 50% de pobreza, 10 de indigencia, no tiene agua, ni energía, ni internet, ni cloacas ni- un 25% - inodoros: pozos en la tierra con un techito fuente de enfermedades muy severas- , mientras el doctor Zamora ha erigido un estadio de fútbol como los de Qatar o Maracaná – gloria a Pelé, de paso, que dejó la Tierra-, un campo de golf de 18 hoyos, el Santiago del Estero Golf Club, y dos de 9, el Río Hondo Golf Club y el Yacu Rapaj, sumas e inversiones que podrían construir acueductos - han “inaugurado” hace días uno a los piques, reducir la pobreza y luchar contra la vinchuca.
Queda todo clarísimo. Nada de unitarios y federales, nada de historiadores que no leyó ni a unos ni a otros. Y, por favor, deje de gritar, de mentar a la patria, de saltarse la sabia Constitución y ofrecer, desencajado, sacrificios personales: nadie va a meterlo preso, señor gobernador. Respete, es obligatorio acatar los fallos de la Corte, que son inapelables. Es asunto político, desde luego, pero no hacía falta llegar al paroxismo y la sobreactuación, no hacía falta y lo hizo de manera vergonzosa.
Tenga consideración, señor.
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