Angus Deaton, entiende ensu obra “El gran escape” por libertad, vivir la buena vida disfrutando buenos ingresos, plenas capacidades y salud. Sus faltantes hacen penar a la mayoría de los humanos. La libertad no es hacer cualquier cosa, sino desarrollar y aprovechar conocimientos, las posibilidades de desplegar las habilidades individuales coordinadamente con otros. Lo contrario al desorden que se presencia habitualmente en la Argentina.
La salud es un punto de partida obvio para medir el bienestar. La población necesita buena salud para disfrutar de la vida. Y las enfermedades limitan las posibilidades de disfrute. Una niña de clase media nacida en EE.UU. tiene 50% de probabilidades de llegar a los 100 años.
Las gentes de los países de altos ingresos informan menos penurias y discapacidades que las de países pobres. Los índices de inteligencia IQ crecen, las personas aumentan su altura y fuerza con mejor alimentación y salud.
Los errores políticos pueden ser desastrosos. El Gran Salto Adelante de China, en el trienio 1958-61, causó la muerte por inanición de 35 millones y frustró unos 40 millones de nacimientos adicionales. La situación podría haber cuestionado el liderazgo de Mao Zedong, quien atribuyó la alarma a “divisionistas de derecha”, en vez de corregir los errores y abrir los depósitos de alimentos de que disponían.
Las gentes de los países de altos ingresos informan menos penurias y discapacidades que las de países pobres
El mundo es más sano que en cualquier otro tiempo pasado. La gente vive más años, es más alta y fuerte, con hijos más sanos y longevos. La salud favorece gozar de vidas satisfactorias, trabajar efectivamente, mejor remunerados, con más tiempo para aprender y disfrutar con familia y amigos. La salud tiene múltiples dimensiones que no pueden resumirse en un número sólo. Sin embargo, nada es tan fácil de medir y vital como el hecho de estar vivo.
Una medida generalmente utilizada es la expectativa de vida al nacer, generalmente asociada con la salud del grupo en estudio. Muy relevante a la hora de avizorar un futuro mejor.
La esperanza de vida de EEUU se incrementó de 47,3 años en 1900 a 77,2 años en 2020. ¡Enorme progreso! Y es previsible que siga mejorando y un recién nacido viva hasta los 100 años. Enfermedades que no nos ocupan hoy eran salientes en 1900. En orden de importancia, influenza, tuberculosis y diarrea, mataban tempranamente a muchos niños en los inicios del siglo XX. En contraste, actualmente las muertes se concentran en los ancianos, a causa del cáncer y enfermedades del corazón, no por infecciones.
Otra causa importante de la menor mortalidad es dejar de fumar, atenuando dolencias coronarias y cáncer. Las diferencias en expectativas vitales reflejan brechas interraciales en EE. UU., en ingresos, educación y hasta las chances de elegir representantes políticos decidiendo la provisión de salud.
¿Cuáles son las fuentes de datos vitales? La Organización Mundial de la Salud, OECD y Banco Mundial. Los Puritanos de Massachusetts llevan registros desde 1639, cuando decidieron eran asunto del gobierno, no de las iglesias. Sin embargo, recién a partir de 1933, todos los estados de EEUU registran los datos vitales.
Vida y muerte en la prehistoria
Durante la mayor parte de los 4 millones de años de su existencia, los humanos vivieron de la caza y recolección de frutos. Actividades que fueron adaptando sus cuerpos y mentes a esos menesteres durante millones de años. Las actuales ocupaciones datan de apenas pocos miles de años, y muchas surgieron en los últimos 30 a 20 años.
Se entendería mejor los requerimientos del ser humano comenzando con la dieta y el ejercicio. Los antepasados marchaban a tranco rápido persiguiendo presas, quizás más de 20 kilómetros diarios. Su dieta consistía en frutas y vegetales, de alto porcentaje fibroso y más accesibles que carnes de animales salvajes, de menos grasa que la de los modernos criaderos.
Las deficiencias de micronutrientes serían menos notables que en la actualidad, con menor incidencia de anemia y la salubridad muy superior a la presente, al disponer de amplísimos espacios donde volcar desperdicios.
No obstante, y sin pretender polemizar con el autor del libro de marras, las condiciones de vida prehistóricas distarían de ser ideales. Confirmarían estimaciones de una ínfima población de humanos, hace 10.000 años atrás. Según algunos, menos de 5 millones; según otros, menos de 50.000, como máximo ocupando todo el planeta y cada vida promediando 20 años. En verdad, vidas tan solitarias y cortas recortarían los incentivos a aprender y coordinar actividades productivas. En tanto, la plasticidad del cerebro confirma ser altamente adaptable a las exigencias de cada momento.
La expectativa de vida al nacimiento en Inglaterra saltó de 40 años, en 1850, a 80,7 en 2020. El Iluminismo, cambió el paradigma: dejar de preguntarse “¿cómo salvarme?” cumpliendo con la iglesia y el rol apropiado en la sociedad; a inquirir “cómo ser feliz”, gozar de la vida, decidiendo por sí mismo. Un buen punto de partida es la esperanza de vida adulta, a los 15 años. Hasta 1900, la esperanza de vida adulta en Inglaterra era mayor que la expectativa de vida al nacer.
El fundador de la medicina social, Thomas McKeown, explicaba la extensión de las vidas en mejoras económicas y sociales, particularmente alimentación y niveles de vida
A pesar de haber vivido 15 años, estos adolescentes podían aguardar vidas más extendidas que al nacer, porque las vidas infantiles eran sumamente peligrosas. El fundador de la medicina social, Thomas McKeown, explicaba la extensión de las vidas en mejoras económicas y sociales, particularmente alimentación y niveles de vida.
En efecto, hasta inicios del siglo XIX, los ingleses consumían menos calorías de las necesarias para que los chicos se desarrollaran plenamente y sus padres mantengan cuerpos productivos y bien remunerados. Gente más alta y fuerte vive más años y los niños bien alimentados son más sanos, es el aporte del Premio Nobel en Economía Robert Fogel.
La reducción de la mortalidad infantil puede atribuirse al control de las enfermedades por medio de diferentes políticas sanitarias, comenzando con mejoras de salubridad y provisión de aguas. Eventualmente, la ciencia ganó predicamento y la teoría de los gérmenes fue implementada con medidas focalizadas. Vacunaciones y buenas prácticas personales y públicas. Aprendiendo de errores cometidos, frente a las novedades de una urbanización crecientemente conflictiva, donde aguas servidas nutrían fuentes acuíferas.
Junto con los descubrimientos de Robert Koch y Louis Pasteur ayudaron a establecer la teoría de los gérmenes de las enfermedades, enfrentando fuertes resistencias. Sin embargo, nuevas teorías y descubrimientos no resultan aceptables sin cambios sociales y opiniones favorables. Las ciencias avanzan impulsadas por los entornos económicos y sociales, que se retroalimentan recíprocamente.
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