Cristianismo, economía y empresa

La Navidad como posibilidad de reflexionar sobre la relación de la religión con el mundo de los negocios

Desde 2020 se ha motorizado lo que se ha denominado “la economía del papa Francisco” que se puede visualizar en un portal denominado “francescoeconomy.org”

Hoy es un día muy especial para quienes profesamos la fe cristiana. La Navidad es un hecho fundante de esta fe, dado que conlleva la creencia en la encarnación de Dios, a través de su Hijo, en la historia humana. Más allá de lo que significa individualmente para cada creyente, deseo hacer una pequeña síntesis sobre el complejo tema de las implicancias de esta fe en lo económico y en los emprendimientos empresarios.

A lo largo de los tres años de la prédica del Evangelio por parte de Jesucristo, hay muchas narraciones y parábolas que no son fáciles de interpretar, dado que algunas de ellas pueden emerger como contradictorias entre sí. Creo que el eje central de su mensaje es la vivencia del amor en todas las dimensiones: a Dios, al prójimo, así como a uno mismo, en línea con la denominada “Antigua Alianza” del pueblo judío con Yahvé. Esto conlleva en que hay que poner el corazón en el ser, y no en las relaciones de poder o en el mero tener.

Es muy clara la referencia al desapego a las riquezas, entendido como pobreza en espíritu (Mateo 5:3), y sin hacer ninguna exaltación de la miseria o a las privaciones de los bienes y servicios necesarios para una existencia digna. Por lo tanto, lo que algunos denominan “pobrismo” no está en el mensaje evangélico.

Lo que algunos denominan “pobrismo” no está en el mensaje evangélico

Sí está que, para quienes quieren vivir vocacionalmente esto último de manera radical (Mateo 19: 21), en el caso del catolicismo lo hagan a través de su incorporación a congregaciones u órdenes religiosas.

La historia de las comunidades cristianas es interesante. En ella se narra, originalmente, en textos de los Hechos de los Apóstoles (por ejemplo 2, 44-45, 4,32,34-35), donde se indica que “compartían todo cuanto tenían” y retiraban “según su necesidad”. De todos modos, quienes han estudiado este período de la vida eclesial señalan que esta experiencia no fue muy extendida, en especial con la progresiva incorporación de comunidades cristianas donde había familias con mayores ingresos que otras.

Lo anterior es tomado, como un signo de esos tiempos por parte del apóstol Pablo, y en el marco de la vivencia del espíritu evangélico y de rechazar las desigualdades, plantea la “flexibilización” de la doctrina imperante, apelando a la “generosidad” y al aporte de cada uno “según su posibilidad” (v. g.: 2 Corintios, 9, 6-8).

Luego de esto, se fueron dando un abanico amplio de situaciones en la historia de la Iglesia. Desde comunidades que siguieron siendo fieles al sentido profundo del mensaje de Jesús, hasta quienes cayeron en la tentación del poder y del dinero per sé. Ello fue cuestionado, en su momento, por diversas personas como San Francisco de Asís o Lutero, por citar dos de las principales.

Cabe destacar que, con el surgimiento de la modernidad, y por lo tanto del liberalismo y del marxismo (entre otros emergentes), la jerarquía eclesiástica buscó formalizar una “doctrina social” (Reuters)

Desde ese momento hasta la actualidad ha sido abordado por distintas corrientes teológicas muy diversas, y por citar solo algunas: la teología de la liberación, la teología del pueblo o la teología de la prosperidad. Esta última fuera de la Iglesia católica, y por algunas corrientes evangélicas.

Doctrina social de la Iglesia

Centrándonos exclusivamente en el catolicismo, cabe destacar que, con el surgimiento de la modernidad, y por lo tanto del liberalismo y del marxismo (entre otros emergentes), la jerarquía eclesiástica buscó formalizar una “doctrina social” que tratara de ser equidistante de estas dos corrientes. Esta expresión fue usada por primera vez por Pío XI en su encíclica Quadragesimo anno, quien cita a León XIII. De todos modos reconoce que la preocupación por los problemas económicos y sociales es anterior a la encíclica Rerum novarum.

Haciendo un salto hasta la actualidad, esto viene siendo liderado desde marzo de 2013 por el papa Francisco. La elección del nombre Francisco es todo un signo del sentido que le quiere dar a su pontificado, que va desde retomar el desapego hasta el amor a la naturaleza y a una relación de hermandad.

La elección del nombre Francisco es todo un signo del sentido que le quiere dar a su pontificado, que va desde retomar el desapego hasta el amor a la naturaleza y a una relación de hermandad

Lo primero lo viene ejecutando con la reforma de la Curia romana y lo que debe ser el rol de los pastores (en general, y en la elección de los nuevos miembros del Colegio Cardenalicio). En cuanto a lo segundo sus máximas expresiones son su Encíclica Laudato Si (en cuanto al ambiente, como “casa común”) y la denominada Fratelli tutti en lo referido a lo que deberían ser nuestras relaciones humanas en todos los niveles.

Cabe destacar que sus intervenciones también alcanzaron las relativas a la implementación de políticas públicas que garanticen derechos que denomina “sagrados”, como “tierra, techo y trabajo”, expresado en su discurso del 5 de noviembre de 2016, en Santa Cruz de la Sierra (Bolivia), a los participantes del Encuentro Mundial de Movimientos Populares. En esta línea se puede agregar la lanzada el 13 de abril 2020 para que exista un salario universal.

No fáciles de implementar, en particular esta última, por diversas razones. Ellas van desde las restricciones fiscales de muchos países, pasando por una gestión transparente, hasta el logro de su efectiva contraprestación. De todos modos, son gestos relevantes que mueven a la reflexión y a la acción para lograr resolver la pobreza y las formas de exclusión material.

Desde 2020 ha motorizado lo que se ha denominado “la economía del papa Francisco” que se puede visualizar en un portal denominado “francescoeconomy.org”. En cuanto al rol de los empresarios ha destacado la relevancia de figuras como la de Enrique Shaw (en proceso de canonización), quien lideró -el 3 de diciembre de 1952- a un grupo de empresarios argentinos comprometidos con su visión cristiana para fundar la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa.

En encuentros que tuvo el 31 de octubre de 2013, con la presidenta de la Alianza Cooperativa Internacional (ACI), acompañada del director general, y el 28 de febrero de 2015 hablando ante 7.000 miembros de la Confederación de Cooperativas Italianas, les expresó su apoyo a las cooperativas, como una manera de alcanzar una “economía de honestidad”. En su discurso -en este último evento- sugirió cinco acciones para que las cooperativas alcancen su misión y desafiar la cultura desechable actual.

“La iglesia ha reconocido siempre, apreciado y alentado la experiencia cooperativa”, se destaca en la página de la ACI

En la página web de la ACI se glosan sus principales conceptos, y expresa que “la iglesia ha reconocido siempre, apreciado y alentado la experiencia cooperativa”. El obispo de Roma piensa que, para alcanzar su misión, las cooperativas necesitan continuar creando nuevas empresas que responden a las necesidades de la gente y crear oportunidades, particularmente para mujeres y jóvenes.

Aparte de las nuevas empresas, necesitamos también mirar hacia las empresas con dificultades, las que los viejos propietarios dejan morir y que en lugar de ello podrían ser revitalizadas a través de la adquisición por parte de los trabajadores”.

Explicó que muchas personas no eran capaces de tener acceso a los servicios de salud. El Papa piensa que las cooperativas podrían responder a sus necesidades por la creación de una red efectiva de asistencia y solidaria entre estas, los hospitales y la parroquia.

La cuarta recomendación para las cooperativas fue crear más armonía entre el trabajo y la familia, a través de iniciativas tales como guarderías, o servicios de cuidado doméstico.

Una de las recomendaciones para las cooperativas es crear más armonía entre el trabajo y la familia

Aun admitiendo que esto necesita financiamiento, el Papa alentó a los cooperantes a “invertir bien. En Italia ciertamente, pero no solo, es difícil obtener financiamiento público para compensar la falta de recursos. La solución que propongo es esta: unir con determinación los instrumentos correctos para llevar a cabo buenos trabajos. Colaboren más con los bancos cooperativos y las empresas, organicen los recursos para permitir a las familias vivir con dignidad y serenidad y pagar salarios justos a sus trabajadores”.

El Papa alentó a los cooperantes a “invertir bien. En Italia ciertamente, pero no solo, es difícil obtener financiamiento público para compensar la falta de recursos (Reuters)

Y agregó: “Cuando el dinero se pone al servicio de la vida, puede ser administrado de una manera correcta por la cooperativa, si es una cooperativa auténtica y verdadera, donde el capital no gobierne las personas, sino que las personas gobiernan el capital. Si la economía cooperativa desea cumplir una función social fuerte, si quiere ser un agente del futuro para una nación y para cada comunidad local, debe perseguir objetivos claros y transparentes. Debe promover una economía de honestidad, una economía de curación del mal traicionero de la economía global. Una economía real promovida por las personas que tienen en su corazón y en sus mentes solo el bien común”.

Finalmente, concluyó el Papa, alentando a las cooperativas a extender su trabajo a nivel internacional: “Es necesario tener el coraje y la imaginación para construir el camino correcto para integrar el desarrollo, la justicia y la paz en el mundo”.

Estos encuentros se repitieron, como fue el caso del 16 de marzo de 2019 con miembros de la Confederación Italiana de Cooperativas, donde ponderó nuevamente este modelo socioeconómico.

Economía de comunión

Finalmente, no puedo dejar de destacar relevantes iniciativas, en el marco del catolicismo, como es el caso de la Economía de Comunión. Es un movimiento en el que participan empresarios, empresas, asociaciones e instituciones económicas, así como trabajadores, directivos, consumidores, ahorradores, estudiosos, operadores económicos, pobres, ciudadanos y familia.

Surgió a partir de una iniciativa de Chiara Lubich en mayo de 1991, en Sao Paulo (Brasil). En su página web destaca que “tiene como finalidad contribuir a dar vida a empresas fraternales que sientan como misión suya erradicar la miseria y la injusticia social, contribuyendo a edificar un sistema económico y una sociedad humana de comunión en el que se logre que no haya ningún necesitado…

¿Qué objetivos persigue la EdC?:

1) Vivir y difundir una nueva cultura económica y cívica, desde la infancia hasta la ancianidad, a la que Chiara Lubich llamó “Cultura del dar”;

2) Luchar contra las distintas formas de indigencia con una doble inclusión: comunitaria y productiva (no es posible vencer la pobreza no elegida simplemente con dinero);

Luchar contra las distintas formas de indigencia con una doble inclusión: comunitaria y productiva

3) Formar empresarios nuevos, que conciban y vivan su actividad empresarial como “vocación” de servicio al bien común y a los excluidos de cualquier latitud y contexto social y que compartan los beneficios que obtengan en sus empresas con tres finalidades: a) reducción de la miseria y la exclusión; b) difusión de la cultura del dar y la comunión; y c) desarrollar la empresa para crear puestos de trabajo”.

Respecto a la cantidad de empresas de EdC que hay en el mundo, destaca que son 861, “pertenecientes a distintos sectores de actividad y con distintas formas jurídicas (sociedades, empresas sociales y civiles, cooperativas, asociaciones…) que deciden llevar a la práctica la cultura y los valores de la EdC”.

También cuenta que tienen “polos”: “son parques empresariales formados por empresas de la EdC, ubicados en las ciudadelas del movimiento de los Focolares, que forman parte de la intuición carismática original de la EdC.”

En cuanto a la forma en que se gestionan las empresas de la EdC, plantean que es “adoptando la comunión como valor fundamental de su organización a todos los niveles. En la práctica tratan de seguir las directrices del documento “Líneas para dirigir una empresa de Economía de Comunión”.

De todo lo expuesto se visualiza que hay una diversidad de formas de hacer rendir los talentos (Mateo 25:14-30), entre las que están la economía y la empresa desde una perspectiva cristiana. Ella no agota, sino que complementa a una gran cantidad de iniciativas de personas de buena voluntad y organizaciones -con un parecido de familia similar- como ser las empresas b, la economía del bien común y otras que buscan hacer una economía más humana y amigable con el ambiente, tan indispensables para converger hacia un mundo mejor que el presente.

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