Reclamos frente al Ministerio de las Mujeres y Diversidad

A las autoridades no les interesa saber qué tenemos para decir porque les es más cómodo escuchar a quienes les adulan y se conforman con lo que tienen para dar, como si fuera una limosna

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Mientras la mayoría de las
Mientras la mayoría de las Marchas del Orgullo en todo el país reclaman -como consigna principal- por la Ley Antidiscriminatoria Nacional y la Ley Integral Trans, este Ministerio todavía no sabe ni de qué se tratan estas propuestas (Nicolás Stulberg)

Las organizaciones de diversidad siguen reclamando por el funcionamiento del Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad. Esta vez, ATTTA, la Asociación de Travestis, Transexuales y Transgénerxs de Argentina, convoca a una manifestación el jueves a las 10:00 en Cochabamba 54, frente a esa cartera.

Desde hace ya más de dos años, las organizaciones que protagonizaron las luchas por el matrimonio igualitario, la ley de identidad de género y tantas otras leyes que convirtieron a la Argentina en un país de vanguardia en materia de derechos de la diversidad, denuncian la inacción del Ministerio que durante tantos años reclamaron como política pública para las personas LGBT+. Entre ellas, la Federación Argentina LGBT, con más de 150 organizaciones en todo el país, y ATTTA, también con representación en todas las provincias.

Como ya expresaron estas organizaciones en varias oportunidades, durante la pandemia, el Ministerio no solo no se comunicó con las organizaciones, sino que tampoco articuló una respuesta del Estado hacia algunas de las comunidades más afectadas por el COVID-19 y las medidas que se tomaron para evitar los contagios, como sí lo hicieron otros Ministerios o incluso las organizaciones sociales con cooperación internacional.

Esa falta de articulación se hace muy difícil con funcionaries que no quieren escuchar a las organizaciones, ni tampoco a otros espacios del mismo Estado o de los Estados Provinciales. Solo para citar algunos ejemplos de esto, tanto el “Consejo Asesor”, con la presencia de “personalidades” que “no representan a organizaciones” (según nos explicaron oportunamente desde el Ministerio) y sin ningún sentido de federalidad, como el “Consejo Federal de Mujeres, Géneros y “Diversidades”, absolutamente desprovisto de las áreas de diversidad de las provincias, parecen expresamente diseñados para no escuchar a la diversidad.

Como dijimos varias veces en el pasado, de funcionar estos ámbitos, de escuchar a las organizaciones y funcionaries de diversidad de las provincias, algunos de los problemas que señalamos quizás podrían haberse resuelto a tiempo.

Tanto la única política pública que funciona, ahora con algunas dificultades, como el apoyo al trabajo de las organizaciones y sus instancias de expresión, como las Marchas del Orgullo, provienen de otras carteras como el Ministerio de Desarrollo Social o el INADI.

Las políticas que, se supone, impulsa el Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad, se presentan con distancias enormes entre sus “lanzamientos públicos” y su ejecución, y cuando esta -por fin- llega, es solo para muy pocas personas amigas de las organizaciones políticas que integran el Ministerio. Por mencionar un ejemplo, el Programa de Fortalecimiento para personas trans tuvo -de acuerdo al informe de gestión del mismo Ministerio- 127 beneficiarias desde su creación hasta hoy. Sí, solo 127, parece un chiste, o una iniciativa barrial… pero se presenta como un programa de un Ministerio que evidentemente no funciona.

Esta falta de política pública y esta política anti-militancia social, desarrollada desde los escritorios de este Ministerio, generó también que impulsen proyectos de ley de mínima en vez de las propuestas de máxima que hemos logrado promover en otros tiempos. Mientras la mayoría de las Marchas del Orgullo en todo el país reclaman -como consigna principal- por la Ley Antidiscriminatoria Nacional y la Ley Integral Trans, este Ministerio todavía no sabe ni de qué se tratan estas propuestas.

El INADI viene trabajando la Ley Antidiscriminatoria Nacional, que ya cuenta con el apoyo del Ministerio de Justicia, pero todavía no ha logrado avanzar en la presentación del proyecto por parte del Ejecutivo, en parte por falta del acompañamiento de este Ministerio.

Del mismo modo, la Ley Integral Trans, una propuesta legislativa con políticas públicas que casi no tienen ningún impacto presupuestario para el país, pero les cambiaría la vida a las miles de personas trans que lo habitan, intenta ser reducida a pedacitos tanto por quien preside la Comisión de Mujeres, Géneros y Diversidades de la Cámara de Diputados de la Nación, Mónica Macha, como por este Ministerio.

La Marcha del Orgullo de la Ciudad de Buenos Aires, con más de un millón trescientos mil asistentes, abucheó por segunda vez a la ex Ministra y las funcionarias de diversidad que aún están en este Ministerio. La respuesta del gobierno a estas críticas fue financiar un escenario paralelo a una cuadra de la comisión de organización histórica de la Marcha del Orgullo, que nuclea a más de 50 organizaciones sociales, la mayoría organizaciones no partidarias, pero también casi todas las del Frente de Todos, Juntos por el Cambio, el MST, el MAS, etc.

Luego, ante el repudio de todas estas organizaciones por el escenario paralelo montado en el 2021, el Presidente, a pedido de Vilma Ibarra, secretaria Legal y Técnica Presidencial, nombró a Greta Pena como Subsecretaria de Diversidad, la Presidenta de la organización que convocó y organizó el escenario paralelo en la Marcha del Orgullo de CABA del 2021 y después, nuevamente, en el 2022 (hace aproximadamente un mes). Y quien aún hoy sigue siendo la Subsecretaria de Diversidad del Ministerio.

¿Se imaginan un escenario paralelo al de la CGT un 1ro de Mayo organizado por el Ministerio de Trabajo? ¿O un escenario paralelo al de las Madres de Plaza de Mayo organizado por la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación? No. Lo hacen con la diversidad porque no legitiman a sus organizaciones, las menosprecian e incluso pretenden imponernos la representación de nuestras voces por medio del movimiento feminista (que ha sido siempre nuestro aliado histórico, pero también nos ha invisibilizado muchas veces por distintos motivos, como está ocurriendo en la actualidad en todos los espacios institucionales de “Género y Diversidad”) o imponiéndonos a la burocracia LGBT+, funcionaries surgides al calor del marketing político que generó el matrimonio igualitario en nuestro país, pero que nunca han militado la diversidad. No tienen construcción política territorial y por eso responden solo a sus jefes o jefas políticas, a quienes les garantizan la comodidad de no reclamar más de lo que están dispuestxs a darnos, como por ejemplo, algún pedacito de ley o 127 programas para las compañeras, pero que no reclaman el cumplimiento del cupo laboral o la Ley Integral Trans.

Por eso les incomodamos las organizaciones, porque nosotres respondemos a nuestres compañeres, y elles a sus comunidades. Por eso no articulan con las organizaciones sociales, ni las convocan para escucharlas. No les interesa saber qué tenemos para decir porque les es más cómodo escuchar a quienes les adulan y se conforman con lo que tienen para dar, como si fuera una limosna.

Lamentablemente, todavía el cambio de ministra no se tradujo en ningún cambio en el Ministerio. Siguen sin trabajar por la Ley Integral Trans, siguen sin trabajar por la Ley Antidiscriminatoria Nacional, siguen con programas de seis meses que ni siquiera alcanzan para las personas que lo necesitan, siguen sin dialogar con las organizaciones… sigue sin funcionar.

Por eso, como dijimos con la Ley de Respuesta Integral al VIH… no hay más tiempo. No nos conformamos con la formalidad de que haya un Ministerio. Este tiene que funcionar. Sería bueno que escuchen y trabajen por hacer realidad los derechos de la diversidad. Y, por favor, no mientan para deslegitimar nuestras voces, les militantes de verdad, y las organizaciones de diversidad, no queremos cargos ni subsidios. Queremos Ley Antidiscriminatoria Nacional, Ley Integral Trans, leyes y políticas públicas para el reconocimiento y goce de los derechos de nuestra comunidad. Nada más, ni nada menos que la igualdad real.

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