Feminista en falta: el Mundial de las brujas

Como dice la canción: “no te lo puedo explicar, porque no vas a entender”, pero en la Argentina las hechiceras y adoradoras de lo oculto salimos del clóset por primera vez gracias al más machista de los deportes. A prender velas, declarar al Universo y entregarnos a los astros, que todo vale

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Es una semana hermosa en un país que no tiene muchas otras oportunidades de alegría que no se llamen Messi. Es una semana en la que se puede decir cualquier cosa, porque total a nadie le importa nada más que recordar las jugadas contra Croacia, ver videos de la abuela lalala lala y del Dibu bailando.

Así que pienso aprovechar para hablar de algo que me interesa hace rato, pero me daba cierto temor –y pudor– pasar en limpio, ahora que el Mundial se encargó de sacarlo del clóset. De sacarnos del clóset a nosotras, las brujas argentinas. Porque que las habemos, las habemos.

La cuñada de Lautaro Martínez comparte en su Instagram el hechizo que repite desde el primer partido de la selección en Qatar: en cada encuentro congela la camiseta del país rival. Los canales de noticias lo replican con total normalidad. Desde el principio hubo quienes insistieron en curarle el “mal del ojo” a Lionel y ahora circulan teorías de médiums que explican que Maradona tenía que morir para liberar al nuevo diez: “No podía haber dos energías iguales en el mismo planeta y con el mismo objetivo”. Como dicen los chicos: messirve.

@brujasargentinas pidió congelar a Francia para que pase Marruecos a la final. Se sabe: puede fallar
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El miércoles después del partido en el que el seleccionado francés venció a Marruecos, fueron varios los medios nacionales que replicaron la sugerencia tuitera de una de las cuentas más populares por estos días: @labrujinetaok. Desde ahí las “brujas asociadas” recomendaron “no congelar a Francia ya que sus jugadores están protegidos por entidades oscuras, y puede rebotar”. Tampoco a Mbappé, parece que vieron cosas todavía más oscuras en él –chistes a un lado, bastante con lo poco diverso que es nuestro seleccionado, según escribió Erica Denise Edwards en el Washington Post, que luego reeditó su nota–. Cuestión de creer o reventar. Yo siempre elijo creer.

Mi amiga Teresa, que está conectada con la energía del Universo, decretó el martes en medio de los festejos que nosotros ya ganamos. A mi amiga Carola, que es más terrenal, le pareció temerario: a ver si adelantar resultados nos termina quemando, dijo. Toda la discusión se dio en términos muy lógicos, como si especuláramos sobre la inflación de febrero próximo; fuerzas ocultas o cábalas, se trata de controlar lo incierto, así que al final no es tan distinto. Por las dudas, va la fórmula de Tere: se escribe en un papel que la Copa ya es nuestra y se deja el papel en un altar. El Universo hará su magia. No estaría de más escribir que los precios van a bajar, que ya bajaron. De nuevo, creer o reventar.

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@LabrujinetaOK asignó una carta del Tarot para jugador argentino
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La verdad es que igual que tantos señores se juntan y se visten con los colores de su equipo para gritar en la cancha o frente a la tele en un ritual regular –y visto de afuera, medio ridículo– que a nadie se le ocurre cuestionar, somos muchas –mujeres y disidencias sobre todo– las que nos entregamos a la intuición y las mancias, consultamos con los astros, constelamos, prendemos velas y declaramos nuestras intenciones ante la luna y el cosmos. Pero ahora todo eso que ocurre siempre sottovoce –mientras los varones no esconden lo irracional de sus devociones– de pronto se comenta abiertamente: no vamos a acusarnos de anticiencia cuando sólo queremos ser campeones.

Entre los feminismos el debate nunca cesa, parece que es un pecado mortal creer en la astrología y en cualquier esoterismo que nos aleje de la ilustración de Simone de Beauvoir. Así que hasta este Mundial, las brujas mantuvimos nuestros ritos en secreto. No sea cosa que los tipos –los mismos que se cuelgan de los semáforos y de los monumentos– nos tilden de locas o de tontas. O peor: que lo hagan nuestras propias compañeras.

La chica que se hizo famosa por gritar "Mística pura" después de un partido de Racing, también "congela"  a los equipos rivales en el Mundial. Todo suma...
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Hay algo de sexismo en relacionar los saberes místicos con el mundo femenino, y a la vez es real que las prácticas como el Tarot, el I Ching y las runas suelen ocurrir en privado, en espacios exclusivos de mujeres, nuestros aquelarres modernos. Y eso de que somos las nietas de las brujas que no pudieron quemar es totalmente literal: son prácticas que se transmiten de generación en generación y entre amigas íntimas, como en las películas. El patriarcado las subestima como si el mundo de los varones fuera mucho más concreto.

Todo eso pierde sentido de una manera impensada frente al más machista de los deportes: ¿Hay acaso hoy algo más místico que Messi y la Scaloneta? Quizá por eso es que en este Mundial de Fútbol las brujas salimos del clóset. A darlo todo, hermanas, que si salimos campeones –ya salimos, dice Tere– vamos a poder andar por la vida con nuestras escobas y nuestras pociones, a cielo abierto. Y a los incrédulos, ni cabida, ¡directo al freezer! Como cantan los muchachos: no se los puedo explicar, porque no van a entender.

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