Esta semana se inició con un ministro de Economía buscando repatriar dólares robados, pero casi al instante se espera una condena a CFK. Parece ser que el triste destino de un presente anunciado busca condenar y sentenciar que tanto el oficialismo como la oposición y sus colectoras ideológicas y operativas son verdaderas bandas delictivas. Esto es algo que genuinamente tiene 100% de convencimiento popular, no se necesitan focus group, ni encuestas, ni sondeos de opinión. “Son todos chorros”, es algo consensuado en la sociedad.
Las excepciones deben hacer grandes esfuerzos para mantener la cabeza fuera del agua.
Sergio Massa juega la heroica y busca recuperar un multimillonario botín de saqueo que lleva décadas de funcionamiento. Esto, a decir verdad, puede terminar siendo el FIFAgate argentino, 380.000.000.000 (trescientos ochenta mil millones) de dólares de argentinos en el exterior pagan la deuda externa.
Cuántos de esos dólares salieron en blanco, están declarados y pagan impuestos es la pregunta que se empezará a resolver a partir del acuerdo con los EEUU. Claro está que la ley penal financiera de los EEUU declara la competencia de todo movimiento de divisas que pase o haya pasado por territorio de los EEUU a través de movimientos de cuentas o giros y transferencias, motivo que tiene aún detenidos a varios funcionarios e imputados en la estafa FIFA. Massa va por todo, recuperar fondos genuinos para el Banco Central, marcar la cancha para cerrar el grifo de las fugas y, en carambola, dejar a Mauricio Macri en la puerta de los tribunales de Norte América.
Sin embargo, el peso de una condena a su socia política le quitaría el brillo de las primeras 24 horas a la gestión del ministro, que deberá esperar unos meses para “El segundo tiempo” de su gestión. Hoy, todos los titulares a la real política serán para escuchar al tribunal que resolvió la situación de CFK. Entonces la maquinaria periodística se brindará entera a aprovechar el primer descanso de partidos mundialistas para llegar hasta el viernes en maratón de campaña, que volverá a confundir exprofeso a Cristina con el peronismo. Serán horas de discursos, escritos y operaciones ya montadas que esperan la bajada de bandera de largada para hacer su parte en este circo sin pan. Nadie tiene ni ideas ni coraje para comunicar algo que no sea odio.
Esta semana, si es condenada, CFK será una vez más la Patria de los argentinos. El desgobierno solo se sostiene en el funcionario que sí funciona, el actual ministro de Economía, Sergio Massa. El resto, sumidos en vacíos morales, intelectuales y políticos, solo intentan sobrevivir al linchamiento de una París sin pan y con guillotinas afiladas. Solo Alberto Fernández, enredado con la presencia en Lago Escondido de su querido asesor Julián Leunda, podía proferir una cadena nacional que quitara del centro de atención de la gestión al grotesco. Hundiendo al anuncio de Sergio Massa en el fuego amigo de las banalidades de su fracasado gobierno.
La supuesta oposición ejecuta inmensos esfuerzos de ataques con trolls, bots y youtubers para tratar de generar un espejismo de crédito social a su destino de gobierno seguro e inminente, según cuentan.
En tanto, reina la inflación en un terreno fértil y adecuado para su pandémico crecimiento para el cual no existen vacunas. Estos días serán más días perdidos, vergonzosos momentos de show televisivo agotarán los días sin nada que alivie el dolor de un pueblo gastado, ni siquiera habrá goles hasta el viernes, Argentina sufre y sangra. No hay humildad ni patriotismo para la mesa de los argentinos, no hay acuerdo nacional, no hay plan posible sin todos en la mesa. Hoy la Argentina la gobierna y gestiona una sola persona y en soledad. Porque nadie quiere asumir la responsabilidad de salvar la patria y no salvarse a sí mismo. Habrá que esperar varios días, tal vez semanas para que el agua baje y se vea que quedó.
Carlos Menem fue detenido con prisión preventiva y marchó a la quinta de Gostanian sin chistar, sin quejas, sin atajos, a derecho, y sin considerar a los jueces “un pelotón de fusilamiento”, había estado 5 años preso de la dictadura, sabía lo que era la injusticia. Sin dudas, mucho más grande que CFK, debió ser un ejemplo para los jueces del tribunal.
Cristina es inocente o culpable, pero si Carlos Menem fue detenido con la preventiva, CFK no podría quedar en libertad con una condena. Ella dijo que la historia la absolvió, como si fuera dueña del tiempo y de los designios de Dios.
Esperemos que a pesar de todo, en materia de fuga de capitales y defraudación al Estado en estos días, sea justicia.
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