El Perón que no supimos escuchar: ecología, diálogo nacional y continentalismo

Cuando regresó al país, el 17 de noviembre de 1972, el ex presidente venía a buscar el reencuentro de los argentinos. Era el Perón de la sabiduría, que había olvidado y perdonado agravios. Muchos no lo entendimos, en especial los jóvenes que llegábamos apresurados a tomar el cielo por asalto

Juan Domingo Peron y Ricardo Balbin

El pasado 17 de noviembre, en un grupo de Whatsapp, el Pato, un ex guerrillero de aquellos años ‘70 escribió : “Leí con nostalgia los mensajes de Perón en su retorno, qué poco lo escuchamos entonces”. En ese grupo llamado “El Histórico”, la mayoría son ex montoneros que en 1972 no pasaban los 30 años y hoy rondan los 77, la edad de Perón cuando regresó al país.

En esos mismos días, Juan Manuel Abal Medina (de 77 años ) presentaba su libro Conocer a Perón diciendo: “Me sentía en deuda con Perón, porque se han dado de él visiones absolutamente falsas”.

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Coincidentemente, Jorge Taiana, actual Ministro de Defensa, en la presentación del libro Perón y la defensa nacional publicado por la UNDEF, contó la siguiente anécdota: “En 1973 yo colaboraba con mi padre que era el ministro de Educación. Resulta que en la Universidad del Comahue, los estudiantes la tenían tomada desde hacía meses, y ya era un caos total. Le transmití a mi padre la urgencia de resolver el conflicto, me dijo ‘en un rato voy hablar con Perón’. Volvió como a las dos horas. Entonces, le pregunto: Y, ¿qué hablaste? ¿Qué hacemos? Me responde: ‘Tuvimos una larguísima charla con el General’. ¿Y de qué hablaron?, le pregunto. ‘De la importancia de los hielos continentales, una de las mayores reservas de agua dulce del mundo’. Yo suspiré para mis adentros y pensé: estamos al horno, estos viejos no entienden nada. Claro, los que ‘no entendíamos nada’ éramos mis amigos de la JP y yo. Pero de eso nos vinimos a dar cuenta muchos años después”.

Dicen que los hombres recién empezamos a escuchar a nuestros padres después de los 50 años y generalmente cuando ya no están en este mundo. Y Perón fue justamente “el Viejo”, así le decíamos en los años 70. Fue un poco el padre de nuestra generación. Un padre a quien no escuchamos, nos rebelamos e incluso nos enojamos con él. Por eso no es extraño que cincuenta años después lo estemos “leyendo con nostalgia”.

El Perón que no escuchamos

Pocos días antes de su regreso, Perón envía tres mensajes, uno el 7, otro el 15 y finalmente el último, antes de abordar el vuelo desde Roma, el mismo 17 de noviembre. En los tres hace un llamado a la paz y a la unidad de los argentinos.

En el anuncio de su regreso, el 17 de noviembre, dice: “El gobierno ha manifestado, por boca de su presidente que está dispuesto al diálogo y que yo puedo regresar al país cuándo y cómo lo desee, con todas las garantías. Ello me ha impulsado a retornar a la Patria, después de dieciocho años de ostracismo, por si mi presencia allí puede ser prenda de paz y entendimiento, factores que, según veo, no existen en la actualidad. (…) Por eso a pesar de mis años, un mandato interior de mi conciencia me impulsa a tomar la decisión de volver, con la más buena voluntad, sin rencores -que en mí no han sido nunca habituales- y con la firme decisión de servir”.

En una solicitada publicada el 15 del mismo mes manifiesta: “Como en los viejos tiempos, quiero pedir a todos los compañeros de antes y de ahora, que dando el mejor ejemplo de cordura y madurez política, nos mantengamos todos dentro del mayor orden y tranquilidad. Mi misión es de paz y no de guerra. Vuelvo al país, después de dieciocho años de exilio, producto de un revanchismo que no ha hecho sino perjudicar gravemente a la Nación. No seamos nosotros colaboradores de tan fatídica inspiración. (…) El pueblo puede perdonar porque en él es innata la grandeza. Los hombres no solemos estar siempre a su altura moral, pero hay circunstancias en que el buen sentido ha de imponerse. (…) Agotemos primero los módulos pacíficos, que para la violencia siempre hay tiempo. Desde que todos somos argentinos, tratemos de arreglar nuestros pleitos en familia porque si no serán los de afuera los beneficiarios”.

El mismo 17, antes de subir al avión en Roma, expresó: “Deseo muy simplemente hacer presente el objeto de mi viaje. En primer lugar es contactarme con el pueblo argentino, al que hace tantos años no he podido sino contemplar a una larga distancia. Hacerlo también con los jefes de las fuerzas políticas representativas del pueblo argentino y también con sus fuerzas armadas. El objetivo de mi viaje, como ya he hecho presente en otras oportunidades, es llevar una palabra de paz, tan indispensable en estos momentos para la Nación Argentina que todavía no ha cicatrizado bien las heridas de una lucha que ha producido tanto mal a nuestro país. Sin esa paz es difícil que pueda haber una normalización institucional, yo he sido siempre un agente de paz. No he provocado jamás situaciones de violencia. Antes de provocarlas he preferido renunciar, y eso está en el espíritu de todos los argentinos que han vivido cerca de mí”.

El Perón del Siglo XXI

El 25 de noviembre Perón convocó a una conferencia de prensa para periodistas extranjeros en el restaurante Nino. Antes de abrir las preguntas, hizo un breve discurso.

Estos son algunos de sus párrafos:

“El demo-liberalismo-burgués que durante dos siglos ha manejado al mundo, en su implantación le costó a Europa veinte años de guerra. En esos veinte años de guerra se realizó el cambio y durante dos siglos el sistema demo-liberal-burgués ha manejado al mundo. Lo ha manejado con sus empresas, con sus máquinas, ha hecho evolucionar al mundo en lo técnico y en lo científico más que en los diez siglos precedentes. Eso no lo podemos negar”.

“Pero tampoco podemos negar que ese sistema se ha realizado sobre las espaldas y los sacrificios de los pueblos. Pero esos mismos medios técnicos y científicos, han dispersado la información masiva por el mundo y simultáneamente, han esclarecido a los pueblos”.

“Es necesario conformar ese nuevo sistema, nuevo sistema basado en el esfuerzo de todos. Porque la tierra cada día está haciendo más difícil la vida. No sólo por el impacto demográfico que ya nos amenaza sino por la destrucción desconsiderada que el hombre está haciendo de los medios naturales que la tierra ofrece”.

“Estamos quedándonos sin tierra, para convertirla en basurales, estamos quedándonos sin ríos, porque son cloacas; estamos quedándonos sin mares, porque los están cubriendo de una capa de aceite; han destruido los bosques y ya nos estamos sintiendo en el enrarecimiento oxigenal de la atmósfera”.

“Mientras una población se multiplica extraordinariamente, al punto de pensar que en este mundo de 3.800 millones de habitantes la mitad está hambrienta. ¿Qué pasará en el siglo veintiuno, que al comenzar en su año 2000 es probable que tenga de siete a ocho mil millones de habitantes? Ya no podemos pensar con el pequeño concepto de naciones, ya debemos empezar a pensar en la tierra que es la que nos comprende, nos alimenta y nos sostiene a todos”.

“La evolución de la humanidad que comenzó con el hombre aislado, siguió a la familia, a la tribu, al clan, al estado primitivo, a la ciudad, al estado feudal, a la nacionalidad, hoy ha llegado a los continentes y si los continentes se integran y se unen para defenderse contra la grave amenaza que se cierne sobre la humanidad, ¿cómo podemos pensar que los países que aún subsisten no han de defenderse en una mancomunidad absoluta y en una colaboración permanente?”.

“En 1945 nosotros lanzamos desde acá por primera vez en el mundo la tercera posición. Una tercera posición que ha dado origen a un tercer mundo posteriormente. Cuando lanzamos esa posición cayó aparentemente en el vacío. Tercer Mundo que va a tomar la defensa de ese futuro y va a realizarlo”.

“Dentro de esa posición es que nosotros hemos creado un sistema político, social y económico que responde a la idiosincrasia argentina, como a la especial situación que nuestro país vive”.

“Nosotros fuimos desalojados del poder para evitar una guerra civil en que ese pobre pueblo pagará las consecuencias. Por eso dejamos el gobierno, no porque no tuviéramos razón, ni porque no tuviéramos fundamento en qué afirmar nuestra ideología y nuestra doctrina”.

“Señores, los pueblos no suelen equivocarse. Y nosotros hemos pensado que si tenemos razón hemos de volver y si no tenemos razón es mejor que no volvamos”.

“Vengo de Europa, donde he tenido oportunidad de observar perfectamente en cada país y conversar con sus hombres más importantes. En Europa se está produciendo ya el fenómeno aceleradamente, como debía ser. En este momento todos los países europeos van hacia una democracia integrada donde las formas violentas o de oposición sistemática y negativa del sistema demo-liberal han desaparecido. Hoy es un primor contemplar que países europeos donde los conservadores y los comunistas no son enemigos, piensan distinto y discuten sus problemas para el bien del país”.

“Es que si en el futuro las naciones no imitan ese ejemplo y abandonan una lucha estéril de la política, difícilmente podrán subsistir frente a las asechanzas y peligros que se ciernen sobre el mundo futuro. Yo vengo acá con esas ideas que no han hecho sino confirmar lo que he pensado toda mi vida y lo que he tratado de hacer durante diez años de gobierno en este país: que pudimos formar una comunidad con una economía de abundancia, sin deudas externas. Donde cada ciudadano argentino tenía lo suficiente para vivir con dignidad y con felicidad, porque sólo un pueblo en la dignidad y en la felicidad puede ser propenso para labrar la grandeza de los países”.

Por cierto un Perón hablando de ecología (cuando casi nadie conocía la palabra), hablando de la unidad continental, hablando de concertar ideas entre todos los partidos políticos por el bien de la Patria. Era un Perón al que muy pocos escucharon. Y así nos fue.

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