Equidad salarial, una deuda no saldada

Muchas veces las mujeres tiene una menor autoestima relacionada con su capacidad. Por lo tanto, aceptan con más facilidad un salario menor, tiene menos experiencia a la hora de negociar aumentos y tienen menos propensión a cambiar de trabajo por razones salariales que sus compañeros varones

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La crisis económica lleva a que más mujeres que antes se encontraban inactivas inicien una búsqueda laboral
La crisis económica lleva a que más mujeres que antes se encontraban inactivas inicien una búsqueda laboral

Argentina tiene la mayor brecha salarial de la región, según un reciente informe de Jobint, una compañía de soluciones tecnológicas para el mercado laboral. En promedio, las mujeres requieren un salario 24,8% más bajo que los varones. Esta diferencia es menor para los cargos juniors: 5,5%, aumenta para los cargos senior y semisenior, 24,2% y alcanza su máximo para los cargos de jefe o supervisor con un 39,5%.

Este estudio se llevó acabo también en Perú, Ecuador, Panamá y Chile, que obtuvo la segunda mayor brecha de sueldos pretendidos, con un 17.2%. Tercero fue Perú (10,2%), cuarto fue Ecuador (5,6%) y Panamá verificó una brecha de apenas 1,3 por ciento.

Por otro lado, Argentina mostró una mayor participación de mujeres en la postulación para los empleos ofrecidos, llegando a un 54 por ciento. En segundo lugar quedó Chile con una participación del 51%, luego Panamá con un 48%, Perú con 40% y por último Ecuador con un 38% de participación.

En promedio, las mujeres requieren un salario 24,8% más bajo que los varones

A medida que aumenta la experiencia solicitada en los anuncios, disminuye la participación de las mujeres. En los avisos de categorías junior, la participación femenina duplica a la observada para los niveles de jefatura y supervisión.

Varias razones pueden justificar estas cifras. Por un lado, la crisis económica lleva a que más mujeres que antes se encontraban inactivas, inicien una búsqueda laboral, aumentando el porcentaje de participación de las mujeres, y, por esa misma causa, su pretensión salarial puede ser menor, impulsadas por la urgencia de la coyuntura.

Por otro lado, la menor postulación de mujeres a cargos que requieren más experiencia puede justificarse por el factor llamado “escaleras rotas”. Este fenómeno les ocurre a las mujeres que, teniendo un grado de educación terciario completo o incompleto, y habiendo comenzado sus trayectorias profesionales, a partir de la maternidad se alejan del mercado laboral para dedicarse a las tareas de cuidado no remuneradas. De esta manera, durante esos años, dejan de tener experiencia laboral y quedan fuera de las oportunidades de puestos que la requieren.

Argentina mostró una mayor participación de mujeres en la postulación para los empleos ofrecidos, llegando a un 54 por ciento

De acuerdo al Observatorio de Políticas de Género de la Nación, en trabajos formales, los varones tienen ingresos 30% mayor que el de las mujeres. La situación se agrava cuando se mide el empleo informal, cuya brecha es del 35,6%. Asimismo, también hay diferencias entre las propias mujeres, la brecha salarial entre aquellas que son madres y las que no, es del 16,8% según la OIT. En Argentina, de acuerdo al Indec, la brecha en la actividad económica entre varones y mujeres sin presencia de niños menores de 6 años en la casa es del 13%, y se duplica al 33%, cuando hay más de dos niños o niñas en el hogar.

Naciones Unidas Mujeres indica algunos factores que explican las diferencias salariales:

Por un lado, hay más mujeres que varones con trabajos de tiempo parcial. Como las mujeres típicamente tienen a su cargo las tareas de cuidado, tienen una mayor participación en los empleos a tiempo parcial o jornada reducida, que tienen una peor remuneración.

Asimismo, las mujeres, en términos generales, las mujeres tienen una mayor participación en sectores de la economía que con peores salarios, como todos los relacionados al cuidado, que se encuentran fuertemente feminizados. Esto hace que, aun creciendo jerárquicamente en dichos sectores, sigue existiendo importantes diferencias respecto a los ingresos obtenidos en sectores mejores pagos, como por ejemplo el sector STEM: ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas.

Estos factores, más los estereotipos en el ámbito laboral, hace que las mujeres muchas veces tengan una menor autoestima relacionada con su capacidad. Por lo tanto, acepta con más facilidad un salario menor, tiene menos experiencia a la hora de negociar aumentos, y a su vez tienen menos propensión a cambiar de trabajo por razones salariales que sus compañeros varones.

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