Sabemos que las criptomonedas son activos considerados “de riesgo”. En tal sentido, todo aquel que quiera poseerlas como parte de su patrimonio debe comprender que su valor puede disminuir drásticamente por las fluctuaciones de mercado, propias de un activo de estas características.
Sin embargo, el concepto de riesgo asociado a las criptomonedas a menudo es incomprendido y hace alusión a factores y cuestiones totalmente ajenas. Intentaremos esclarecer en este artículo algunas consideraciones:
“Son activos de riesgo por la cantidad de estafas que hay”
Así, para que el análisis sea correcto, corresponde separar “la paja del trigo”. Las criptomonedas no son todas iguales ni corresponden a un colectivo homogéneo. Por este motivo, la existencia de determinada estafa asociada a una moneda cripto no necesariamente toca de cerca a otra.
A menudo vemos innumerables tokens asociados a distintos proyectos. Pero, si alguno terminara siendo una estafa, sólo correspondería a un atributo de un proyecto en particular y no de todo el ecosistema.
Cuando hablamos de Bitcoin, la existencia de otros tokens devenidos en estafas nos tiene absolutamente sin cuidado, ya que el riesgo de aquellos no impacta en lo más mínimo en sus fundamentals.
Las estafas son estafas, y la buzzword “cripto” es utilizada como forma de atraer incautos. La manera de evitar caer en ellas pasa por una investigación previa respecto a conocer en qué exactamente se está invirtiendo, y no por evitar por completo determinada “asset class”. Dicho diferente, los bonos defaulteados por el estado argentino no confieren riesgo al concepto de “bono”, sino que corresponde al prestamista investigar previamente el comportamiento de aquel a quien presta dinero.
“Son activos de riesgo porque la tecnología puede fallar y no hay a quien reclamarle”
Si bien es cierto que la tecnología puede fallar, conviene analizar esta amenaza de acuerdo con la totalidad de su potencial impacto, además de valorar las posibilidades reales de que esto suceda.
Si la criptografía que mantiene seguro al sistema de la red Bitcoin -BTC- fuera comprometido, entonces la red dejaría de proporcionar la seguridad necesaria para que cumpla su función. Sin embargo, es importante mencionar que si la criptografía que protege a la red se notará vulnerada la pérdida de valor en BTC sería quizás el menor de nuestros problemas.
La criptografía que protege a la red es exactamente la misma que utiliza todo el sistema financiero tradicional, y también otros sistemas mucho más sensibles como sistemas de defensa.
Dicho de otra forma, si se viera vulnerada la criptografía entonces todas las finanzas del mundo colapsarían y guerras mundiales podrían comenzar.
Pero a no desesperarse, ya que las opciones de que esto suceda son, al menos por ahora, matemáticamente imposibles. Además, si la creciente “amenaza” de la computación cuántica pudiera concretarse algún día, esta misma tecnología sería garante de crear sistemas resistentes a ella.
Por último, en alusión a no tener “a quien reclamar”, esto es parte del diseño y lo que le da valor. No tener un ente superior de quien depende y que controla las transacciones, es justamente uno de sus principales atributos. En tanto y en cuanto la red funcione,-cosa que nunca ha dejado de hacer-, no hay necesidad de reclamos, ya es que posible ver en todo momento en qué cuenta se encuentra cada valor.
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