Hacia atrás, ni para tomar impulso: acciones ante la crisis climática

Reflexiones ante la COP 27 de El Cairo

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Este domingo comienza en El
Este domingo comienza en El Cairo la cumbre climática COP 27 REUTERS/Yves Herman

Hace un año, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático COP26 -organizada por el Reino Unido- culminaba con la adopción de un acuerdo histórico, fruto de las intensas negociaciones de las que tomaron parte 200 países y más de 120 líderes mundiales, incluyendo una importante delegación de la Argentina liderada por el presidente Alberto Fernández.

El Pacto de Glasgow le dio al mundo las herramientas necesarias para mantener vivo el objetivo de limitar el incremento de la temperatura global a 1,5 °C, el logro más importante desde el Acuerdo de París. A doce meses de esta exitosa cumbre, el mundo enfrenta nuevos desafíos, pero el pacto adoptado en el Reino Unido sigue siendo el modelo para acelerar la acción climática en esta década crítica.

Hoy, la inseguridad alimentaria tras la pandemia de Covid-19 se ve agravada ante la crisis provocada por la invasión rusa a Ucrania, en tanto la amenaza crónica del cambio climático se está volviendo más aguda y afecta a todos los países del mundo: desde inundaciones devastadoras en Pakistán y olas de calor récord en Europa hasta huracanes, inundaciones y sequías en el continente americano.

Argentina no es la excepción. Recientemente, un informe del Sistema Meteorológico Nacional señaló que el invierno que está terminando quedó como el séptimo más seco en 61 años. Como no ocurría en 20 años, Argentina enfrenta un tercer año consecutivo de sequía con el fenómeno “La Niña”, lo que pone en alerta el sector productivo del país y podría ocasionar grandes pérdidas económicas. De hecho, América Latina y el Caribe es considerada como una de las regiones más vulnerables a este tipo de impactos y el Banco Mundial estima que en los próximos ocho años 5,8 millones de personas pueden caer en la pobreza como consecuencia directa de dichos fenómenos.

En medio de esta crisis y ante la necesidad de tomar acciones urgentes, este domingo (6 de noviembre) comienza la COP27 en Egipto. Se trata de un momento crítico para redoblar esfuerzos y demostrar que la transición avanza, no se detiene. Frente a un contexto desafiante, los países deben acelerar la acción climática y no dar ni un paso atrás en los compromisos adquiridos en Glasgow sobre mitigación, pérdidas y daños, financiamiento y adaptación, impulsando acciones reales y el apoyo a las naciones más vulnerables.

Es momento de que cada país revise y fortalezca sus objetivos nacionales para alinearse con el compromiso de limitar el incremento de temperatura, y este trabajo debe estar respaldado por un progreso real sobre el terreno con la implementación de políticas públicas realistas. No mañana ni en algún punto del futuro lejano, sino este año, en 2022, con compromisos de cero neto y objetivos de reducción de emisiones para 2030 respaldados con planes claros y factibles. Dichas metas ya no resultan algo deseable, sino imprescindible para proteger a los ciudadanos, las economías y el medio ambiente.

Por su parte, el Reino Unido continuará impulsando el cumplimiento de los compromisos de Glasgow en la COP27 y más allá, incluso con iniciativas a largo plazo como la Alianza de Líderes sobre Bosques y Clima, y siendo pionero en nuevas Asociaciones de Transición Energética Justa (JETP). Es fundamental que la COP27 se base en el ejemplo de inclusión de la COP de Glasgow, pues únicamente con la participación de todos los países lo pactado podrá convertirse en una realidad.

En Argentina, con el apoyo del Programa UK PACT continuaremos trabajando bajo el eje de las finanzas sostenibles para fortalecer capacidades a nivel nacional y crear nuevos instrumentos financieros que contribuyan a canalizar mayores recursos hacia proyectos alineados con el cumplimiento de las metas del Acuerdo de París. Asimismo, junto a Connected Places Catapult compartiremos experiencias para el diseño de soluciones innovadoras entre empresas, académicos y el sector público para avanzar más rápidamente en la transición hacia una economía de cero emisiones.

El naturalista británico Sir David Attenborough advirtió hace un par de semanas que la única posibilidad de salvar el planeta depende de cumplir el compromiso de limitar el incremento de la temperatura global adoptado en Glasgow, por más desafiante que resulte el reto. Lo que está en juego no es el futuro de una nación, sino del planeta entero, y la única manera de lograrlo es trabajando juntos.

La autora es embajadora británica en Argentina

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