El anuncio acerca del acuerdo alcanzado por la Argentina con el Club de París es una muy buena noticia, ya que permite normalizar la situación de las deudas bilaterales con los países miembros del Club, luego de que el gobierno de Mauricio Macri optara por no cancelar dichas obligaciones a pesar del enorme endeudamiento externo en que incurrió.
En 2014 había ocurrido algo similar: luego del default generalizado de la deuda en 2001, producto de las políticas neoliberales de la década del noventa, un gobierno nacional y popular logró un acuerdo para normalizar la situación en condiciones beneficiosas para el país y mejorar así las perspectivas de financiamiento.
El acuerdo firmado en 2014 con el Club de París, bajo la gestión del entonces ministro de Economía Axel Kicillof, implicaba el pago del monto adeudado en el transcurso de 5 años, es decir, hasta 2019, con una tasa de interés de 3%. Contemplaba también, de manera precautoria en caso de falta de acceso a financiamiento, la posibilidad de pagos mínimos y la extensión del plazo de pago a 2 años más (hasta 2021) con aumento de la tasa de interés.
El Club de París nació en 1956 como un grupo formado por acreedores oficiales para negociar de manera conjunta el cobro de la deuda que Argentina mantenía con agencias y entes de dichos países. Se acumuló deuda por décadas que se iba renegociando hasta que, en 2001, durante el gobierno de la Alianza, Argentina también entró en default con el Club de París.
Este grupo tiene reglas precisas y rigurosas acerca de cómo renegocia sus deudas, según las cuales no puede haber quitas ni descuentos de ningún tipo en el caso de países de ingresos medios como Argentina. La dificultad para alcanzar un acuerdo después de 2001 radicaba en que el Club de París exigía que existiera un programa y la supervisión del FMI como condición para cobrar en cuotas anuales, y no en un solo pago, la deuda que tenía el país, que entonces ascendía a USD 9.600 millones por la suma de capital e intereses contractuales.
En 2014, por primera vez en su historia, el Club de París accedió a acordar con Argentina un plan de pagos en 5 años (extensible a 7) sin auditoría del FMI. El mismo acuerdo contemplaba un esquema alternativo de pagos mínimos anuales por si no había disponibilidad de divisas, en cuyo caso los pagos se completarían en 7 años en lugar de 5. En caso de optar por los pagos completos en los 5 años pactados la tasa de interés era de 3%. Si, en cambio, se realizaban los pagos mínimos cada año, la tasa se elevaba a 7,5% durante los 5 años del acuerdo y luego ascendía a 9% si los pagos se extendían por 2 años más.
La decisión sobre los pagos a realizar recayó en el gobierno de Macri durante 4 de los 5 años pactados. Según los registros del BCRA, durante el auge de la apertura financiera de Macri entre diciembre 2015 y 2018 el ingreso de capitales contando las colocaciones de deuda pública, de empresas y los ingresos de portafolio de individuos fue de USD 100.000 millones. Sólo las colocaciones de deuda internacional del gobierno nacional fueron de más de USD 56.000 millones. A eso se sumó el ingreso entre 2018 y 2019 de USD 45.000 millones por el endeudamiento con el FMI.
Sin embargo, el gobierno de Macri eligió siempre realizar pagos mínimos al Club de París, provocando la elevación de la tasa de interés y dejando impagos USD 2.200 millones de esta deuda. La decisión es incomprensible e irracional. Dicho saldo representaba tan solo el 2,2% de los fondos ingresados por deuda pública en moneda extranjera en el mismo período. El monto también resulta escaso comparado con los más de USD 86.000 millones que se fugaron del país entre 2016 y 2019 (formación de activos externos). Es decir, el gobierno de Macri, en lugar de pagar el monto total de los vencimientos como convenía al país, y a pesar de contar con un ingreso sin precedentes de dólares financieros, decidió pagar el monto mínimo, elevando así la tasa y el costo y dejando deuda impaga con este grupo de acreedores oficiales.
Vencido el plazo de 5 años en 2019, el acuerdo con el Club de París fijaba 2 años más para que se pagara el remanente, en caso de que lo hubiera, plazo que venció en 2021. Es decir que, al inicio de la gestión actual, el acuerdo firmado en 2014 se encontraba vencido en el marco del default generalizado que dejó Macri. Los términos vigentes eran los términos de una deuda en situación irregular y, por lo tanto, las condiciones en las que se saldaría la deuda remanente requerían ser renegociadas. Eso hizo Argentina en estos días, a través de las gestiones del ministerio de Economía, haciéndose cargo de las consecuencias de las políticas neoliberales de Macri. Una vez más, como ha sucedido en las últimas décadas, una gestión peronista toma decisiones responsables en materia de endeudamiento y renegocia en condiciones favorables para el país una deuda impaga dejada por el gobierno anterior.
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