El riesgo país argentino ya es el más alto de la región, sin considerar a Venezuela, que escapa sobre los márgenes de cualquier gráfico. Con precios que se derrumbaron, en promedio, más de 50% en dólares desde la reestructuración, el mercado sigue sin encontrar catalizadores que permitan una mínima recuperación. Sin embargo, el estado de ánimo de algunos inversores institucionales del exterior podría estar volviéndose menos pesimista. Principalmente, aquellos con pequeña o nula posición en el país, donde desde hace tiempo aplica la frase: “Es mejor estar fuera buscando el mejor punto de entrada, que estar invertido y deseando salir”. En esa línea, algunos informes de bancos de inversión comienzan a poner el foco en “la oportunidad de Argentina 2023″.
Lejos del optimismo, los precios de pánico en los bonos globales han comenzado a compensar parcialmente la aventura de comprar y embarcarse con bastante certeza en un nuevo proceso de reestructuración en los próximos dos o tres años.
Principales factores que afectarán el desempeño de la deuda local en dólares:
1. Acumulación de reservas: La acumulación de reservas récord por el dólar soja no fue suficiente para contrarrestar la fuerza vendedora lo que hace suponer que los bonos podrían buscar nuevos mínimos cuando la acumulación de reservas se detenga o ceda. Este será uno de los principales puntos a seguir.
Este año, la liquidación total de granos llegó a USD 37.600mn y podría aumentar a USD 41.000mn a USD 42.000mn para fin de año. Esto se compara con los USD 38.000mn en 2021, un resultado excelente que fue impulsado por un aumento sorprendente en los precios mundiales de los granos. La agencia agrícola CONAB de Brasil ha emitido una predicción de que la cosecha de soja de Brasil podría explotar en un 21% a 152,4 millones de toneladas con un aumento en los rendimientos de kilogramos por hectárea a 3.552 desde la sequía nivel de 3.029 este año. El USDA pronostica que Paraguay exportará 6 millones de toneladas de soja el próximo año, en comparación con 3,9 millones de toneladas este año después de pérdidas significativas debido a la sequía. Este swing significativo en la oferta podría afectar los precios a nivel global. Coincidentemente, desde el 11 de agosto, el precio spot de la soja ha colapsó un -20,6% (parte de esto se debe al plan dólar de soja en Argentina). Para empeorar las cosas, la cosecha de trigo de Argentina enfrenta una sequía que está poniendo en riesgo el nivel de liquidaciones que ocurren normalmente entre enero y marzo.
En lo inmediato, el fin del dólar soja significó el fin del proceso de acumulación y dio inicio a un goteo diario y sin pausa de reservas.
2. Fondo Monetario Internacional: La semana pasada, el Directorio Ejecutivo del Fondo Monetario Internacional aprobó la segunda revisión del acuerdo para Argentina. La buena noticia, es que contra muchos pronósticos, se cumplieron la mayoría de los objetivos del segundo trimestre, con excepción de la meta de reservas internacionales netas (TIN). Esta aprobación permitió un desembolso de 3000 millones de DEGs (alrededor de USD 3.800 millones).
El Informe destaca que el nuevo equipo económico encabezado por el ministro Sergio Massa adoptó medidas audaces para estabilizar la economía y reconstruir la credibilidad. Destacan que desde la asunción, la brecha cambiaria se redujo, que se reconstruyeron reservas y que se ha reducido la intervención del BCRA en los mercados de futuros y bonos. Sin embargo, apunta también que los riesgos del programa siguen siendo muy elevados, con altos niveles de inflación, bajas reservas internacionales, un mercado de deuda interno que depende parcialmente de la intervención del BCRA y una economía sujeta cada vez mayores controles cambiarios.
Hacia adelante y con objetivos del programa revisados a la baja, sigue pareciendo de difícil cumplimiento la meta de acumulación de reservas y de nivel de déficit primario.
3. Contexto Global: La volatilidad a nivel global ha ido en aumento, con el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania profundizándose y con los principales bancos centrales tomando medidas contractivas para intentar contener una inflación elevada y persistente. Esta semana se publicaron nuevos datos de Estados Unidos, la inflación núcleo volvió a sorprender al alza marcando 0,6% respecto al mes anterior y 0,2 pp por encima de lo esperado. Así mismo, la inflación general se ubicó en 0,4% superando la expectativa en la misma magnitud. La Reserva Federal dio señales de que no le temblará el pulso y eso implica mayores subas de tasas y por tiempo más prolongado, lo que atenta contra el crecimiento de la principal economía del mundo.
Inglaterra se encuentra envuelta en un sacudón financiero que se profundizó desde la presentación del plan económico de la Primer Ministra Liz Truss. El mismo establecía recortes de impuestos a individuos y empresas, y mayores subsidios a los costos de energía. Estas medidas fueron vistas como controversiales por ir contra la sostenibilidad de la deuda, y llevaron a un desplome de la libra esterlina contra el dólar (alcanzó a cotizar 1,035 USD/GBP en el intradiario). Incluso más preocupante fue lo observado en el mercado de Renta Fija donde los bonos del Gobierno Británico (conocidos como gilts) se desplomaron poniendo en peligro la solvencia de los fondos de pensión inglés. Así fue que el BoE no tuvo más remedio que intervenir en el mercado de bonos. Desde entonces el plan económico fue descartado, y la libra recuperó parte de su valor, pero la turbulencia no finalizó. El BoE tuvo que ampliar su intervención tanto en monto como en instrumentos, sumando los bonos indexados por inflación al portfolio.
En este contexto, la deuda argentina siguió de cerca la tendencia de los mercados emergentes. Si bien había logrado sostener mejor sus precios en las últimas semanas, finalmente terminó ampliando a la baja su diferencial contra en el precio promedio ponderado ajustado por el Bloomberg EM Debt Index.
4. Elecciones
Como vimos recientemente en Brasil y sucesivas veces en Argentina, la política y los precios en el mercado van de la mano. Los recientes anuncios en cuanto al dólar y sus nuevas y creativas versiones, refuerzan la idea del “plan resistir” y que no están dadas las condiciones económicas ni políticas para emprender cambios estructurales. El mercado se encuentra sumergido en problemas de cortísimo plazo, uno de los más complejos, la extrema fragilidad monetaria causada por una excesiva emisión acumulada en los últimos dos años. Eso impide vislumbrar un escenario constructivo de mediano plazo y retrasa cualquier posibilidad de “trade electoral”, que probablemente comience a ser ponderado a partir de marzo/abril de 2023.
La perspectiva, tal la repasamos, es mayormente negativa, pero en algún punto los precios tocarán un mínimo (máximo pesimismo) y comenzarán a representar una oportunidad. El timing es todo.