Cómo sobrevivir a los fuertes movimientos del mercado

El mundo está viviendo momentos difíciles de alta volatilidad, y seguramente siga así. El enorme ciclo de inyección de liquidez de parte de los bancos centrales ha terminado. Obviamente, las consecuencias en la inflación están a la vista

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Operadores en la bolsa de
Operadores en la bolsa de Nueva York

El 2022 es un año sumamente desafiante para el mundo de las inversiones. Te voy a contar qué factores son imprescindibles para perdurar y no sufrir de más.

El mercado de EEUU está viviendo uno de los peores años de su historia. Se explica sencillamente por la suba de la tasa de interés, medida necesaria para paliar la inflación récord.

¿Sabías que los bonos de EE.UU están teniendo su peor año de las últimas décadas? Al estar cayendo, rinden cada vez más. Pero la renta no compensa la pérdida de poder adquisitivo del capital. No hay que pensar el bono como una inversión hasta el vencimiento. En todo caso, es mejor quedarse en cash y comprar después, cuando la situación sea distinta.

Con respecto a las acciones, también están en franca caída, atravesando uno de los peores años de la historia. ¿Por qué también sufrieron las acciones? Por la suba de las tasas de interés. Al evaluar las compañías, una tasa más alta implica un descuento mayor en sus flujos. Y al aplicar ese descuento, su valor actual se reduce. Por eso los precios de las acciones (especialmente las tecnológicas) han caído tanto.

La importancia de planificar

El contexto actual de las inversiones obliga a planificar cuidadosamente. La inflación en los EEUU ronda el 8/9% interanual, por lo que quedarse en efectivo tiene sus riesgos.

El mercado de EEUU está viviendo uno de los peores años de su historia. Se explica sencillamente por la suba de la tasa de interés, medida necesaria para paliar la inflación récord

Si los bonos y las acciones no paran de caer, entonces ¿qué alternativas tenemos que sean seguras? La realidad es que no hay ninguna que garantice seguridad. El contexto inflacionario y de suba de tasas obliga a los inversores a tomar riesgos con el afán de conseguir cierto retorno.

Antes de invertir, cualquier persona debería hacerse la siguiente pregunta: ¿cuál es mi perfil de riesgo? Riesgo y rentabilidad van de la mano. Si quiero más rentabilidad, tengo que asumir un mayor riesgo. Si un gurú les ofrece rentabilidad elevada sin riesgo, huyan de ahí. Eso no existe.

Entonces, ¿cuáles serían los pasos a seguir? Primero, definir el perfil de riesgo de cada uno. ¿Somos conservadores, moderados o agresivos? Segundo, definir el plazo de la inversión: ¿corto, mediano o largo plazo? Tercero, elegir los activos para invertir. Para esto, lo ideal es consultar a un asesor para orientarnos. Y cuarto, elegir un nivel de pérdida máximo para cada operación.

Es muy importante conocer el riesgo que se está asumiendo en cada inversión. Para eso, es fundamental entender lo que se está haciendo. Muchas personas creen que toleran determinado nivel de riesgo, pero cuando están perdiendo se dan cuenta de que no lo pueden soportar. Es decir, el inversor suele sobrestimar la tolerancia al riesgo y las pérdidas.

Si uno no quiere soportar ningún nivel de pérdida, podría quedarse en moneda dura, tal como el dólar. ¿Es una posibilidad válida? Sí, aunque hay que ser conscientes de que la inflación en EEUU irá pulverizando esa capacidad de compra.

Otra alternativa válida sería incursionar en acciones que tengan buenos rendimientos en escenarios como este. Este tipo de empresas están más relacionadas a sectores más defensivos, con una demanda más estable. Por ende, tienen comportamientos más estables y predecibles.

Si un gurú les ofrece rentabilidad elevada sin riesgo, huyan de ahí. Eso no existe

Los típicos sectores defensivos son los bienes de primera necesidad, empresas de servicios públicos y farmacéuticas. Además, tienen una mayor capacidad de trasladar a precios el aumento de los costos. ¿Ejemplos? Podrían ser Coca Cola (KO), Pepsico (PEP), Johnson Company (JNJ), McDonald’s (MCD).

Vale aclarar que si el mercado acelera su caída, este tipo de acciones seguramente también caiga. Se defenderán mejor que otro tipo de acciones como las tecnológicas, pero no están exentas del contexto global.

No quiero dejar de nombrar una inversión más sofisticada, pero que viene acumulando retornos espectaculares, superiores al 26% en lo que va del año. ¿De qué se trata? Managed Futures.

Los Managed Futures (fondos administrados) son estrategias en las que se aplican la estadística y la programación para encontrar operaciones financieras que ofrezcan una pequeña ventaja probabilística.

Se ejecutan de forma manual o automática en los mercados de futuros, dados su alta liquidez y bajos costos de transacción. La repetición sucesiva de estas operaciones de probabilidad a favor produce, a lo largo del tiempo, retornos estables y positivos, sin importar la dirección de los mercados.

Los típicos sectores defensivos son los bienes de primera necesidad, empresas de servicios públicos y farmacéuticas

Estas estrategias funcionan especialmente bien cuando hay alta volatilidad, como en esta época. Y lo mejor de todo es que no tienen correlación con los activos tradicionales, por eso funcionan muy bien como complemento en una cartera de inversión.

Veamos cómo se movieron en otras crisis, en comparación al S&P 500:

Además, en marzo de 2020 (crash covid), el S&P 500 cayó un 12,5% y los Managed Futures ganaron un 15,6%. Y en enero del 2022 (inicio de la caída reciente) el S&P retrocedió un 5,3% y los Managed Futures subieron 10,6%. Realmente funcionan en tiempos turbulentos.

El mundo está viviendo momentos difíciles de alta volatilidad, y seguramente siga así. El enorme ciclo de inyección de liquidez de parte de los bancos centrales ha terminado. Obviamente, las consecuencias en la inflación están a la vista.

Por eso, es imprescindible conocerse cada uno como inversor, definir un plan y cumplirlo a rajatabla. Y como hemos dicho antes, definir previamente la pérdida máxima a asumir, ya que no tiene sentido quedarse en una inversión que no para de caer. Ante todo, defender el capital.

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