Abogando por el estadista Arturo Frondizi

Fue el primer presidente global e inauguró la diplomacia presidencial argentina

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Arturo Frondizi con John Kennedy
Arturo Frondizi con John Kennedy

“La política internacional de un país no es una abstracción fundada en puros conceptos, sino un instrumento de realización nacional, una herramienta de los pueblos para asegurar su existencia y su prosperidad dentro del marco de la comunidad universal. En ese sentido es la proyección externa de su personalidad interna, el medio de obtener los fines naciones con el auxilio de la cooperación internacional y de las corrientes mundiales del intercambio” - Arturo Frondizi

Tiempo de desencanto, de dudas, de incertidumbres. Pero también época de grandes desafíos, ya que la confusión no debe transformarse en quietud y aceptación, muy por el contrario, nos debe llevar a salir de esta pereza intelectual en la que nos sumergimos.

Y para los argentinos, con el desafío adicional de recuperación y reconocimiento de su acervo intelectual e histórico.

El gran historiador inglés Max Hastings, en su último libro titulado Abyss, The Cuban Missile Crisis 1962 (Abismo, la Crisis de los Misiles Cubanos 1962), cita al ex presidente Arturo Frondizi, en las primeras páginas de su libro.

Hastings, antes de analizar la Crisis de los Trece Días, aborda ciertos antecedentes, entre ellos el fallido desembarco en Bahía de Cochinos en abril de 1961. En ese contexto rescata una reunión del entonces presidente de la República Arturo Frondizi con una delegación de los EEUU, en enero de ese mismo año – tres meses antes del desembarco- en la que Frondizi les dice: la eliminación de Castro no resolverá la cuestión de fondo. Lo que se requiere es un ataque a las condiciones que lo produjeron. Si es eliminado y no se modifican estas condiciones, surgirán nuevos Castro en todo el continente.

Esta sobria lección de visión histórica y de liderazgo por parte de Arturo Frondizi, hoy más vigente que nunca, debe ser recordada en todas sus dos dimensiones, externa e interna. Y, sobre todo por buscar abordar el porqué, antes que el que; necesario proceso de arqueología política, para evitar abordar las consecuencias, y dejar intactas las causas.

Fue un visionario que, en muchos temas, se adelantó a su época. “Para la causa de la libertad, mañana es tarde”, le dijo al presidente John F. Kennedy en su encuentro de octubre de 1961.

La historia es analogía, no reiteración. El estudio de la historia- la respuesta de Winston Churchill ante una pregunta de un estudiante sobre cómo prepararse para abordar los desafíos del liderazgo, fue enfática: estudie historia, estudie historia, en la historia reside todo el secreto del arte de gobernar- así lo refleja; es imprescindible para poder hacer las correctas preguntas y actuar ante los diversos desafíos. Y eso es lo que planteó Arturo Frondizi en enero de 1961.

El teorema de Frondizi nos recuerda que un líder debe prepararse para serlo; además de sus condiciones innatas de coraje, conducta e instinto, debe tener una sólida formación intelectual.

03.El presidente argentino Arturo Frondizi,
03.El presidente argentino Arturo Frondizi, recibe a Fidel Castro en la quinta Los Olivos. A la derecha el doctor Carlos A. Florit, canciller argentino y en extremo izquierdo el doctor Julio Amoedo, enbajador de argentina en Cuba.

En un momento de transición global como el que estamos viviendo, es necesario ir más allá de las meras enunciaciones simplistas: tercera guerra mundial, nueva guerra fría, variados escenarios post. Se requiere de un razonamiento abstracto, que nos permita hacer planes complejos a largo plazo en respuesta a circunstancias novedosas.

En este mundo híbrido -temporal y atemporal, presencial y virtual, territorial y des territorial- es imprescindible hacer las correctas preguntas y analizar los hechos sin perder de vista las consecuencias a futuro. Vivimos una época signada por la inmediatez: redes sociales que nos comunican instantáneamente, al tiempo que nos informan de forma simplista. Sin embargo, la realidad es compleja y requiere de una pensamiento y análisis ponderado y largoplacista.

En palabras de Tucídides en su obra La Guerra del Peloponeso: “Mi trabajo no es un escrito diseñado para satisfacer el gusto de un público inmediato, sino que fue hecho para durar para siempre”.

El escenario de transición en el que estamos viviendo, no es unicausal; responde a una acumulación de eventos que no han sido abordados suficientemente en su debido momento.

La ilegal e injustificada invasión del gobierno de Putin a Ucrania, y las decenas de conflictos que sufren pueblos y naciones en casi todos los continentes; daños antropocéntricos a la ecología; crecientes desigualdades económicas y sociales; violación de DDHH por parte de estados miembros de la Convención Universal de los Derechos Humanos de 1948; desafíos a la dimensión humana por parte de disrupción en nuestras vidas de la Inteligencia Artificial; terrorismo; pandemias y desastres naturales.

Todo ello requiere no solo de una nueva brújula de navegación, sino de nuevos navegadores, y aquí es donde emerge la figura de Arturo Frondizi: hombre de estado con visión de largo plazo, con claros objetivos nacionales, y una correcta apreciación del mundo.

Entendió que el progreso y el desarrollo no era meramente una cuestión local. Dependía esencialmente de la existencia de un escenario internacional que generase condiciones favorables para ello.

Fue así convencido apóstol de la integración latinoamericana y de la búsqueda del desarrollo integral de la región.

Por eso es que acompañó la formación de ALADI.

Fortaleció y les dio una nueva dimensión a las relaciones interamericanas y, en particular, con los países vecinos. Acordó con el presidente de Brasil, Janio Quadros, la Declaración de Uruguayana el 22 de abril de 1961, y con el presidente de Chile, Jorge Alessandri, la Declaración de Viña del Mar, el 11 de septiembre de 1961, cambiando la gramática de dichas relaciones.

Rogelio Frigerio y Arturo Frondizi
Rogelio Frigerio y Arturo Frondizi

Apoyó la iniciativa del presidente Kennedy de lanzar la Alianza para el Progreso, explícitamente graficado en su carta al presidente John F. Kennedy, del 3 de abril de 1961, en donde señalaba: “Deseo expresar a Vuestra Excelencia que el anuncio de la Alianza para el Progreso en él formulado abre una nueva perspectiva a la tarea común de las repúblicas americanas”.

Fue un firme defensor del Multilateralismo, señalando al respecto en su discurso ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, el 27 de septiembre de 1961 que: “El acatamiento del orden jurídico internacional, lo secundamos y ejecutamos invariablemente de acuerdo a la norma del arreglo pacífico de las controversias, por el método del arbitraje, la conciliación y los buenos oficios”.

La misma convicción la tenía cuando debía defender los DDHH, es así que, en su discurso del 10 de diciembre de 1958, en ocasión de los diez años de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, dijo enfáticamente que “los derechos del hombre son fundamentalmente afirmaciones de orden espiritual y reclaman, por lo tanto, una honda y auténtica fe en los valores morales. Los gobiernos deben respetar y hacer respetar los derechos y las libertades. Las personas deben ejercerlos dentro del orden y de la ley. Si cada sector pretende imponer sus principios por la violencia, se produce la anarquía y aparece la dictadura para someter y paralizar”.

Fue el primer presidente global e inauguró la diplomacia presidencial argentina. Sus numerosos viajes al exterior eran siempre visitas de estado, no viajes presidenciales: se reunía con diferentes sectores de poder, visitaba diversas ciudades, se reunía con empresarios y sociedad civil, daba conferencias académicas.

Fue interlocutor de los principales líderes de su época: Charles De Gaulle, Dwight Eisenhower, Jawaharlal Nehru, Juan XXIII -quien lo apodó el estadista de América- , John F. Kennedy, Konrad Adenauer y el emperador Hiroshito.

Quizás su legado este en las siguientes palabras: “No hemos recorrido muchos miles de kilómetros para suplicar ayuda, ni para negociar nuestra conducta internacional. Hemos obtenido el reconocimiento de la presencia argentina en el concierto universal de naciones”.

El sendero del estadista y ex presidente Arturo Frondizi está trazado, esperemos que el año que viene el nuevo gobierno que asuma, lo transite con convicción y entusiasmo.

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