Lo único que reina es la tensa calma

Sin grandes novedades en el plano económico, la política ha sido la verdadera protagonista desatando internas inesperadas y advirtiendo tal vez próximas rupturas en las filas opositoras

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(Foto: Franco Fafasuli)
(Foto: Franco Fafasuli)

La sensación que reina estos días en la República Argentina es la de la tensa calma. Sin grandes novedades en el plano económico, la política ha sido la verdadera protagonista desatando internas inesperadas –al menos en estos momentos- y advirtiendo tal vez próximas rupturas en las filas opositoras.

La expectativa por lo que viene a nivel económico es enorme, no tanto por lo que puedan anunciar los integrantes del equipo económico sino más bien por lo que pueda intempestivamente ocurrir sin que nadie lo espere. Los desequilibrios son cada vez más evidentes y graves mientras intentar ganar un poco de tiempo parece ser la preferencia de nuestros gobernantes.

Es probable que este modo de protestar y presionar al gobierno y a los empresarios tampoco concluya con el reclamo camionero: esto puede generar un efecto dominó con consecuencias absolutamente impredecibles

La resolución del conflicto con los trabajadores en las fábricas de neumáticos dio por terminado un problema que logró tener en vilo a unos 150.000 trabajadores que directa o indirectamente dependen del sector. Sin embargo, la calma es solo aparente. El sindicato de los camioneros amenazó con un reclamo de mucha mayor magnitud si no se cumple con su abultada pretensión: 131% de incremento salarial anual. El 90% de la economía argentina se transporta en camiones por lo que un conflicto de similar magnitud al que ocasionaron los trabajadores de Fate, Pirelli y Bridgestone podría generar de manera inmediata la virtual parálisis de la economía. Es probable que este modo de protestar y presionar al gobierno y a los empresarios tampoco concluya con el reclamo camionero: esto puede generar un efecto dominó con consecuencias absolutamente impredecibles.

La paz cambiaria parece haberle dado un pequeño respiro al equipo económico. Dólares financieros e informales no han logrado tomar fuerza o al menos no la suficiente para alejarse de los valores que vienen mostrando desde hace algunos días. El “éxito” del esquema “dólar soja” que proveyó de liquidaciones de exportaciones en torno a los 8.000 millones de dólares han dado algo de alivio al nerviosismo oficial. Al igual que los reclamos sindicales, esto es solo una pequeña tregua que poco a poco se irá desintegrando. Terminado el esquema sojero poco resta por hacer desde la política económica oficial. Un nuevo esquema de incentivos ha nacido para el mundo “tech” pretendiendo generar milagros que seguramente no ocurrirán. El BCRA esta semana nuevamente ha ingresado en días de pérdida de reservas (luego de varias jornadas donde resultaba netamente comprador de divisas) y la emisión monetaria ha sido brutal: un 25% de la base monetaria se ha emitido en los últimos 30 días, la que se ha absorbido a través de las famosas -y absolutamente descontroladas- Leliqs.

Los problemas son múltiples y parece que las soluciones hoy solo pasan por barrer la basura debajo de la alfombra, una alfombra que más tarde o más temprano tendremos que hacer a un lado para ver qué es lo que hay debajo

Además solo en intereses de estos instrumentos se emite cerca del 13% de la base monetaria de manera mensual y con una tasa efectiva cercana al 108% anual lo único que nos garantizamos es una explosión inflacionaria futura que por ahora el gobierno no tiene ganas de ver.

La inflación es nuestra enfermedad silenciosa que nos está matando mientras todos parecemos haberla terminado de aceptar como parte de nuestra génesis. El oficialismo no parece tampoco estar muy preocupado por este flagelo.

Los problemas son múltiples y parece que las soluciones hoy solo pasan por barrer la basura debajo de la alfombra, una alfombra que más tarde o más temprano tendremos que hacer a un lado para ver qué es lo que hay debajo. Por ahora el gobierno solo reza por el inicio del Mundial para seguir ganando algo más de tiempo en una Argentina que no da más.

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