La pandemia y la guerra han impactado fuertemente en el comercio mundial y también en la situación geopolítica. Esta es una gran oportunidad para que la Argentina redefina su forma de integración con el mundo.
En principio, tenemos efectos a corto plazo. Subió el costo logístico, la inflación mundial y la energía y, por ende, los costos de materias primas e insumos. Este impacto, por ahora, ha sido negativo. Asimismo, este año hemos tenido un déficit energético que afectó fuertemente a las cuentas públicas. De todos modos, considero que todos estos temas, en el mediano plazo, podrían transformarse en algo positivo.
Argentina puede ser un gran productor de energía, de minería, de productos agrícolas, agroindustriales, del conocimiento y, en este sentido, también la industria tradicional tiene un gran potencial de crecimiento
Con respecto a la energía, en la medida que la Argentina realice las inversiones necesarias en infraestructura y en las plantas de Gas Licuado de Petróleo (GLP) podremos transformar el costo energético de importación en exportaciones. Teniendo en cuenta la suba de los costos de logística internacionales, aumenta nuestra competitividad en Sudamérica con respecto a China y Europa. Asimismo, surge el concepto de nearshoring, es decir el comercio con los países limítrofes. Se genera así una oportunidad de proveer materias primas e insumos a nuestros vecinos, pero no debemos perder de vista la gran oportunidad de exportar productos terminados, de agregar valor en el territorio y de generar divisas para la producción.
Todas estas oportunidades que nacen a partir de la pandemia y de la guerra, deben ser analizadas correctamente, ya que en la Argentina tuvimos posiciones extremas; pensábamos que el mundo nos quería perjudicar o beneficiar, y realmente lo que vemos es que el mundo no busca ni ayudarnos ni perjudicarnos. Está en nosotros poder aprovechar las oportunidades que los cambios en la dinámica mundial nos brindan.
Argentina tiene que trabajar sobre las asignaturas pendientes en cuanto a lo impositivo, la promoción de la inversión, la generación de empleo, la formación técnica, la incorporación de tecnología y el financiamiento para la producción
Es decir, empezar a profesionalizarnos en nuestros intereses y conocer nuestras fortalezas. La Argentina puede ser un gran productor de energía, de minería, de productos agrícolas, agroindustriales, del conocimiento y, en este sentido, también la industria tradicional tiene un gran potencial de crecimiento. De hecho, Brasil duplica su producción industrial por habitante en relación a la Argentina. Es por eso que tenemos mucho para crecer en lo que se refiere a industria tradicional: acero, plástico, cerámica, aluminio, textil, calzado y todo tipo de productos que forman parte de las distintas cadenas de producción. Y es ahí donde la Argentina tiene que trabajar sobre las asignaturas pendientes en cuanto a lo impositivo, la promoción de la inversión, la generación de empleo, la formación técnica, la incorporación de tecnología y el financiamiento para la producción. De esa manera podremos aprovechar las oportunidades, exportando productos con valor agregado que, sin lugar a dudas, traerá bienestar para todos. Los países cuyas sociedades poseen un mejor nivel de vida son aquellos que cuentan con mayor comercio e integración. Este es el gran desafío que tenemos como país; comprender lo que sucede en el mundo y buscar la mejor forma de integrarnos en este nuevo escenario.
En este contexto, para seguir debatiendo estos temas de tanto interés para los industriales es que UIPBA junto con RedParques Industriales y ADIBA llevarán a cabo nuevamente Somos Industria 2022 en formato presencial, el gran evento del sector industrial y de los parques industriales que se realizará el 13 y 14 de octubre en Centro Costa Salguero. Somos Industria estará conformado por el 4º Congreso Industrial Pyme, la 8º Exposición de Parques Industriales (EPIBA) 2022 y el 5º Congreso Internacional de Industria 4.0.
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