El dólar sube en el mundo y suma argumentos para abandonar el cepo

El sistema cambiario de Argentina golpea la inversión, el turismo y las exportaciones

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Foto de archivo. Imagen de dólares, 7 de febrero,  2011. REUTERS/Lee Jae-Won
Foto de archivo. Imagen de dólares, 7 de febrero, 2011. REUTERS/Lee Jae-Won

El esquema de tipos de cambio que tiene Argentina es una excentricidad a nivel mundial. Varias décadas atrás, absolutamente todos los países del planeta decidieron ir a sistemas de tipos de cambio flotantes y concentrar los esfuerzos de sus Bancos Centrales en mantener una inflación baja y estable.

En la región, el sistema dio buenos resultados. Desde 1990, Perú, Chile y Colombia, por ejemplo, multiplicaron su PBI per cápita por entre 3,7 y 4,8 (medidos éstos en dólares al poder de compra internacional). Además, hoy en día estas economías se caracterizan por una mayor estabilidad relativa de precios y nivel de empleo, a diferencia de la cíclica (o ciclónica, como diría De Pablo) Argentina.

A pesar de esto, acá seguimos insistiendo con recetas que tienen su origen en la década del ‘30, cuando Prebisch le recomendó al general Uriburu imponer el primer control de cambios de nuestra historia. Los resultados siempre han sido negativos.

Y exactamente iguales: pérdida de reservas internacionales, pérdida de competitividad, caída de las exportaciones, y, finalmente, un menor nivel de producción, por las malas expectativas y la falta de insumos derivada de las dificultades para importar.

Todo esto sin mencionar el ataque sobre las libertades individuales, ya que algo tan simple como la compra de un bien más de la economía (a su tipo de cambio libremente establecido) se encuentra penado por ley.

Motivos para abandonar el “cepo” sobran. El primero es que sin cepo se terminan las incesantes expectativas de devaluación. El segundo, que sin cepo no hay más brecha cambiaria y dejan de “faltar los dólares”. Todo aquel que quiere pagar su precio de mercado, adquiere las divisas que necesita. Por último, sin cepo se restablece la normalidad en las cuentas externas. Las exportaciones son las que tienen que ser, y lo mismo ocurre con las importaciones. El sistema, como en casi todos los países del planeta, se autorregula.

Ahora bien, si todos estos motivos no parecen suficientes, en 2022 aparece un factor adicional que presiona sobre el Banco Central para abandonar la lucha imposible contra el verdadero precio del dólar. Es que este año, y especialmente a partir de la segunda quincena del mes de marzo, el valor del dólar a nivel global comenzó una fuerte apreciación.

Si observamos una tabla de monedas y commodities internacionales, vemos que, en los países más avanzados, durante todo el año se verificó una tendencia hacia arriba del precio del dólar (que es lo mismo que decir “una tendencia hacia debajo de las monedas de esos países contra el dólar”). La libra esterlina, por ejemplo, se encuentra en su valor más bajo contra el dólar de toda su historia. El euro, por otro lado, llegó a los titulares de los diarios por volver a la paridad 1 a 1, algo que no ocurría hace 20 años.

En América Latina la película fue algo diferente. Es que las monedas recién comenzaron a depreciarse contra el dólar una vez que la Reserva Federal decidió su primera suba de la tasa de interés, el 16 de marzo de este año. Así, en Brasil, donde el dólar hasta el momento caía, la tendencia se revirtió. Desde el 31 de marzo a hoy el dólar trepó un 8,7% frente al real. En Chile y Colombia, después de la decisión de la Fed, el dólar subió 18,2% y 19,1% respectivamente.

En cuanto a los commodities, se observa cómo desde abril el oro cae un 10,9%, mientras que la soja se derrumba un 14,5%.

En medio de este contexto, el dólar oficial en Argentina también sube, nada menos que un 33,4% desde fines de marzo. El problema es que en el mismo período los precios subieron un 41%, con lo cual el tipo de cambio continuó cayendo en términos reales. El dólar paralelo, por otro lado, avanza 42% en el mismo período, más en línea con la inflación.

El poder de compra de las monedas de la región en Argentina hoy es 12,4% menor que a fines de 2021. Y que el poder de compra del billete verde también cayó en el país, pero un 9,1%

Si consultamos los datos del propio Banco Central, vemos que el Tipo de Cambio Real Multilateral se encuentra 12,4% abajo en lo que va del año y 9,1% si nos comparamos solamente contra el dólar de Estados Unidos.

¿Qué quiere decir esto? Que el poder de compra de las monedas de la región en Argentina hoy es 12,4% menor que a fines de 2021. Y que el poder de compra del billete verde también cayó en el país, pero un 9,1%. O sea que, a pesar de que el dólar se fortalece en el mundo, la combinación de altísimos niveles de inflación y un dólar oficial que no acompaña, hacen que cada vez sea más caro el país en términos internacionales.

Y esto, como acabamos de observar, va casi totalmente a contramano del mundo. En la gran mayoría de los países hoy es negocio ir con dólares producto de que éste está subiendo con fuerza tras las medidas de la Fed.

En Argentina, no solo el que trae dólares tiene que sufrir un impuesto del 45% producto de la brecha, sino una caída del 9,1% de su poder de compra en lo que va del año, si se dispone a vender sus billetes en el eufemístico “Mercado Único y Libre de Cambios”.

Para ir cerrando, no se trata de decir que con este esquema cambiario no va a venir ninguna inversión o que no va a llegar ningún turista, o que no se va a exportar ni un bife de chorizo. Pero parece bastante claro que las dificultades que aparecen en todos estos menesteres no son menores. Y también debería quedar claro que saliendo del cepo cambiario y aceptando la realidad (que el dólar no cuesta $150 sino $ 290) muchos de estos problemas se podrían solucionar.

Obvio, como siempre, hay que ver quién tolera el costo político de tomar la decisión.

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