El llamado a acabar con el Greenwashing: ¿Qué esperar de la COP27?

La última conferencia sobre el Cambio Climático se caracterizó por los llamados a la acción, luego de 6 años de compromisos y pocos avances en definir objetivos ambiciosos de reducción de emisiones

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Protesta contra el greenwashing
Protesta contra el greenwashing

A menos de dos meses de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático o COP27 que se realizará en Egipto, en medio de una crisis global alimentaria, energética y económica, y mientras que las emisiones globales de gases de efecto invernadero siguen aumentado, se levanta el llamado a poner fin al greenwashing que se apoya en compromisos climáticos sin metas concretas.

La COP27, que se llevará a cabo del 6 al 18 de noviembre de 2022 en Sharm El Sheikh, Egipto, reunirá nuevamente a los gobiernos y a los actores de la sociedad civil para seguir avanzando con pasos concretos en la implementación del acuerdo de París. Por tratarse de una COP que tendrá lugar en África, son altas las expectativas con respecto a temas críticos para los países en desarrollo como el financiamiento, la adaptación y los impactos del cambio climático que afecta a los países más vulnerables. La última conferencia se caracterizó por los pedidos de “ambición”; y el llamado a la “acción”, luego de 6 años de compromisos y pocos avances en definir objetivos ambiciosos de reducción de emisiones con el fin de limitar el calentamiento global a 1.5° C lo cual requeriría reducir en un 40% las emisiones de gases de efecto invernadero al 2030.

La nueva edición de esta conferencia viene con un llamado a la implementación que exige una rendición de cuentas más profunda sobre los objetivos de cero emisiones netas (Net Zero), tanto para los países y actores públicos como para actores privados, y una mayor rigurosidad sobre lo que significa ser “Net Zero” o “Cero Neto” y cómo se mide y garantiza su cumplimiento para evitar el greenwashing, o “lavado verde”, término comúnmente usado para referirse a organizaciones que se muestran a través de sus campañas de comunicación y mercadeo más ambientalmente sostenibles de lo que son en realidad.

En este sentido, muchas organizaciones están llamando a garantizar la credibilidad de los objetivos de reducción de emisiones ya que si bien la cantidad de objetivos Net Zero de países y actores no estatales se ha expandido en el último año y ahora cubre el 91% del PIB mundial (Net Zero Tracker), la calidad de estos objetivos es lamentablemente baja. El informe de la plataforma científica Climate Tracker reveló una enorme brecha de credibilidad en los compromisos climáticos de los gobiernos presentados hasta la COP26 ya que indicaba que las metas climáticas al 2030 de 140 países analizados seguían siendo insuficientes para alcanzar la meta del Acuerdo de París.

Lo mismo sucede en el sector privado. Si bien el 80% de las empresas del S&P500 divulga anualmente sus estrategias contra el cambio climático a través de la plataforma CDP, solo el 30% ha ofrecido objetivos concretos basados en la ciencia ( SBTi ) y alineados al 1.5°C. A escala regional, el sector empresarial latinoamericano se encuentra particularmente rezagado. De acuerdo con el último reporte de progreso de la iniciativa “Science based targets” (SBTi), que busca promover que las compañías fijen metas de reducción de emisiones ambiciosas soportadas en la ciencia del clima mediante un marco de referencia estandarizado, solo 3% de las compañías que cuentan con metas aprobadas según este estándar se encuentran en Latinoamérica.

En general existe una brecha importante entre los compromisos y la demostración de que se cuenta con hojas de ruta y planes claros y accionables para alcanzar esas metas, y de que esto hace parte de la visión estratégica del negocio y se ha incorporado adecuadamente en la planeación financiera y en los sistemas de gestión de riesgos, monitoreo y reporte. Además, muchos de estos objetivos dependen en gran medida a estrategias de compensación y no de reducciones efectivas, y otros no son los suficientemente ambiciosos en el corto y mediano plazo para mantener a la vista la meta del 1.5° C. También se ha empezado a llamar la atención sobre la compatibilidad de las acciones de mitigación con otros objetivos de desarrollo sostenible como frenar la pérdida de biodiversidad o la seguridad alimentaria, por ejemplo, en relación con la introducción de bioenergías no sostenibles.

La integridad del Net Zero como herramienta para la acción climática, camino a la COP 27, requiere garantizar estándares y criterios claros para diferenciar los buenos planes de descarbonización de los esfuerzos de ' lavado verde' o greenwashing. La Organización Internacional de Normalización (ISO) inició este año un grupo de trabajo para construir los «Principios rectores del Cero Neto» (Net Zero Guiding Principles) que buscan definir directrices sobre cómo se debe integrar el enfoque de cero emisiones netas en iniciativas, estrategias, políticas y procedimientos, y generar un estándar común para dar rigurosidad a este tipo de objetivos.

Este es un ejemplo entre varios esfuerzos que están buscando establecer criterios y estándares de medición y reporte para ser Net Zero, y cómo incorporar esta visión a través de los estándares financieros. Luego de que el Reino Unido estableciera informes climáticos obligatorios, con metodología TCFD, para las empresas financieras, se espera que 35 países avancen en acciones obligatorias para garantizar que los inversores tengan acceso a información confiable sobre el riesgo climático para orientar sus inversiones hacia áreas más verdes. Y para garantizar estándares comunes, 36 países acogieron con satisfacción el anuncio de un nuevo organismo internacional, el Consejo Internacional de Normas de Sostenibilidad (ISSB), para facilitar la convergencia de metodologías de reportes de sostenibilidad.

El sector financiero es fundamental para lograr el Net Zero, como lo indica CDP en su informe de sector financiero, las emisiones de la cartera de entidades financieras son 700 veces mayores que las emisiones directas de estas entidades. Las instituciones financieras deben descarbonizar urgentemente sus carteras, divulgando el impacto de sus actividades de financiación, estableciendo objetivos con base científica y alineando todas las actividades de financiación con el Acuerdo de París. Sin embargo, el 49% de las instituciones financieras que evalúa CDP no tienen medido el impacto de sus carteras en el clima. El mayor impacto del sector financiero en la crisis climática se dará en la medida en que logre promover e impulsar que sus clientes cuenten con metas y planes de descarbonización y gestión del riesgo climático concretos.

Tres aspectos son claves para alinearse con el Cero Neto en el mundo corporativo, incluyendo el sector financiero: en primer lugar, mantener la consistencia en toda la operación, esto tiene que ver con la necesidad de medir y gestionar las emisiones de la cadena de valor (alcance 3). En segundo lugar, priorizar la reducción neta de emisiones sobre la compensación mediante créditos de carbono en las estrategias de descarbonización y ser transparentes con respecto a cuánto se logra a través de compensación, considerando sistemas de medición y seguimiento separados. Y, en tercer lugar, fortalecer los mecanismos internos de gobierno corporativo para asegurar la alineación entre las metas y los diferentes cuerpos de gobierno internos (juntas y altos directivos), así como en las relaciones con actores externos como clientes, gobiernos y organizaciones gremiales.

Se espera con la COP27 que el llamado urgente de pasar de la acción a la implementación que se hizo en Glasgow cuente con herramientas y mecanismos de transparencia y reglas del juego cada vez más claros para medir el avance y la rendición de cuentas y poner la lupa pública en el greenwashing.

La autora es directora de KPMG para toda Sudamerica en cambio climático y sustentabilidad

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