La inflación descontrolada y lo peor no llegó

La situación en el corto plazo no tendrá chances de mejorar. El camino de por si es bastante complicado debido a la inconsistencia fiscal y monetaria que presenta nuestra economía y hasta el momento no se han visto las señales desde el gobierno para poder confirmar un cambio de rumbo

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En los últimos 12 meses, la inflación trepó al 78,5% y en los 8 meses del 2022 acumula 56,4% (REUTERS/Agustin Marcarian)
En los últimos 12 meses, la inflación trepó al 78,5% y en los 8 meses del 2022 acumula 56,4% (REUTERS/Agustin Marcarian)

El 7,0% que dio a conocer el Indec, no solo confirma un piso cada vez más alto de inflación, sino que a su vez deja en evidencia la falta de respuesta por parte del gobierno y alimenta las crecientes expectativas para los próximos meses.

El peso argentino se deprecia a una velocidad cada vez mayor, como consecuencia de la irresponsabilidad del Banco Central, alimentada a su vez por los desequilibrios fiscales. En los últimos 12 meses, la inflación trepó al 78,5% y en los 8 meses del 2022 acumula 56,4%. Con esos datos, ya es un hecho que cerraremos el año con el peor dato desde principios de la década de 1990, previo a la convertibilidad, y el escenario de una tasa anual de tres dígitos comienza a ponderar con más fuerza. En concreto, si en ninguno de los meses que le quedan al año, la inflación mensual logra quebrar –hacia abajo– la barrera del 6,4%, entonces será cierto que el índice de precios habrá aumentado 100% en un año.

Fuente: Libertad y Progreso en base a datos del Indec
Fuente: Libertad y Progreso en base a datos del Indec

Más allá de ese escenario hipotético, los hechos indican que en el corto plazo no hay indicios de que baje la inflación. En primer lugar, el precio de los servicios comenzará a corregir la divergencia con respecto al precio de los bienes que comenzó en el año 2020, motivo por el cual se presentarán variaciones por encima del promedio. Esta diferencia dispar se debe principalmente al componente de precios regulados en las tarifas de electricidad, agua y gas, así como también del transporte público y la medicina prepaga. Las variaciones de precios en estos casos estuvieron bastante por debajo del resto de los bienes de la economía durante 2020 y 2021, provocando un desfasaje que le cuesta mucho dinero al gobierno en términos de subsidios económicos. Como es sabido, las metas con el FMI comprometen al gobierno a tener un déficit primario que no exceda el 2,5% del PBI y, para alcanzar ese objetivo, deberán hacerse esfuerzos que implican, entre otros, la reducción de subsidios.

Fuente: Libertad y Progreso en base a datos del Indec
Fuente: Libertad y Progreso en base a datos del Indec

Por otro lado, hay que tener en cuenta que el hecho de que Sergio Massa haya dicho que no se le pedirán más adelantos transitorios al Banco Central en lo que resta del año no implica que se dejará de emitir dinero. Sino que la entidad monetaria tiene dos frentes extras que debe atender aumentando la base monetaria: I) la compra de dólares para aumentar las reservas y II) afrontar el pago de intereses de su deuda. Con respecto al primero de ellos, recordemos que, para el 30 de septiembre, las reservas netas deberán superar los USD 6.300 millones (actualmente rondan los USD 2.500 millones), por lo tanto, la acumulación que se efectúe a través de compras en el MULC, se traducirá en emisión de pesos. A su vez, la suba de tasas que funcionó como una red de contención ante la corrida cambiaria, tendrá un gran costo a la hora de pagar los intereses de la deuda remunerada del BCRA – conformada por Pases y Leliqs – que por supuesto implicará imprimir más billetes.

En misma línea, los datos del mes corriente indican que la inflación de septiembre se ubicaría en línea con la de agosto, debido a que en las primeras dos semanas, los precios aumentaron a un ritmo similar. Sin embargo, hay que tener en cuenta que, en el noveno mes del año comenzará a regir el nuevo esquema de subsidios energéticos, que tendrá un efecto directo de alrededor de 0,5 puntos porcentuales en la inflación mensual.

Por todo esto, es que la situación en el corto plazo no tendrá chances de mejorar. El camino de por si es bastante complicado debido a la inconsistencia fiscal y monetaria que presenta nuestra economía y hasta el momento no se han visto las señales desde el gobierno para poder confirmar un cambio de rumbo. Incluso, el escenario puede complicarse si, ante la creciente inflación, la demanda de pesos cae, impulsando al tipo de cambio. Esto presentaría mayor presión sobre el nivel de precios, generando más inflación.

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