La volatilidad de la economía argentina y la falta de reglas claras que nos permitan planificar a mediano y largo plazo, tienen un impacto en la dinámica del día a día, ya que nos obligan a la toma de decisiones en la inmediatez, particularmente en nuestra industria. En términos generales, las distintas acciones que se toman para el sostenimiento de la macroeconomía, como ser las limitaciones en el comercio exterior debido a las restricciones existentes, afectan a las industrias que directamente dependen de las actividades de importación o exportación y, en cascada, a todos los que integramos el ecosistema productivo del país. Este contexto nos desafía a modificar modos, procesos y complementariedad de trabajo, así como la relación con los clientes, dificultando el proceso de crecimiento por la falta de tiempos y parámetros para invertir.
La sensación de urgencia, en concordancia con la falta de oferta de servicios, nos lleva a dar respuesta a los mismos apremios que tienen nuestros clientes de cara al movimiento de sus productos e insumos. Estamos en un momento en el que tenemos que estar preparados para responder las preguntas que todavía no están formuladas.
Si bien el sector de la logística en la Argentina viene creciendo sostenidamente desde la pandemia, el tema a analizar es que esta demanda está siendo mayor a lo que desde la oferta podemos acompañar, en gran parte, por las razones anteriormente mencionadas. No alcanza con el esfuerzo y la capacidad de respuesta a estos requerimientos de un solo sector para que sea posible salir del laberinto logístico por el que estamos atravesando. Tiene que existir un plan de crecimiento en infraestructura, mejorando rutas, depósitos, competitividad, utilización eficiente de la energía y tecnologías disponibles, que nos permita eficientizar los costos y mejorar el valor agregado en los servicios que ofrecemos, lo que tendría un impacto directo en la competitividad del país.
Para lograr este propósito, es clave tener reglas de juego claras y acceso a una financiación que nos permita, también, invertir en activos productivos e infraestructura de sistemas, que son los imprescindibles para seguir evolucionando en materia de logística. No es sencillo llevar a cabo este proceso en un país con poca previsibilidad y que adolece de políticas públicas de mediano y largo plazo.
A pesar de lo volátil del contexto propio y externo de los últimos años, desde Cruz del Sur, a lo largo de nuestros 65 años de historia, hemos puesto nuestra energía en aportar soluciones logísticas, generando cada vez mayor valor en los servicios que ofrecemos a nuestros clientes, buscando las mayores eficiencias y optimizaciones de costos. En definitiva, la logística es clave en la cadena de valor de todas las industrias.
El boom del e-commerce en Argentina –incluso post pandemia- tampoco es una novedad. De hecho, se acaban de publicar los resultados récords del primer semestre de 2022: la industria de los negocios digitales en el país facturó un 73% más respecto del año anterior, según indica la Cámara Argentina de Comercio Electrónico. Durante este periodo, se vendieron 133 millones de productos, por medio de 91 millones de órdenes de compra, lo que representa un crecimiento del 14% comparado con los primeros seis meses del 2021. En este contexto, está claro que, sin los servicios de logística de distribución eficientes con rápida llegada a cada rincón del país, no habría e-commerce exitoso posible. Ambos se potencian y juntos se consolidan como motor de la economía y como generadores de puestos de trabajo, a lo largo y ancho de nuestra extensa Argentina.
Para dimensionar el valor y aporte del sector logístico al país, el último informe publicado por CEDOL (Cámara de logística especializada en distribución y transporte), demuestra que en los últimos años vienen creciendo de forma sostenida las inversiones, los metros cuadrados destinados a operaciones logísticas, las flotas utilizadas, los puestos de trabajo y el volumen de envíos del e-commerce. Por ejemplo, sobre estos últimos indicadores, solo en el 2021 se distribuyeron 57.464.000 bultos, un 52% más que el año anterior. Y la tasa de crecimiento del empleo fue del 11.3% posicionado al sector logístico como un generador de casi 25.000 puestos de trabajo y un aliado movilizador que es transversal a todas las industrias que requieren mover sus insumos o productos. El agro, el petróleo, la minería, la energía y otros mercados pujantes de nuestra economía, que deben ser pilares en el desarrollo económico del país, tienen una necesidad imperativa de contar con una logística adecuada que acompañe e incluso se anticipe a las necesidades de estos sectores. En resumen, se requiere la implementación por parte del Estado de políticas públicas de mediano y largo plazo que colaboren en beneficio de estos objetivos.
SEGUIR LEYENDO: