El 19 y el 21 de octubre próximo se realizará en la Ciudad de Buenos Aires la Cumbre Mundial de Alcaldes de C40, con la presencia de más de 50 representantes de Londres, Nueva York, París, Madrid, Barcelona, Bogotá, Medellín, Lima y Santiago de Chile, entre otros. El foro, que se organiza cada tres años, es la reunión sobre cambio climático más importante del mundo a nivel de las ciudades.
Asimismo, en la 9ª Cumbre de las Américas, celebrada este año en la ciudad de Los Ángeles (EEUU), los países del hemisferio decidieron la realización en Denver para 2023 de la primera “Cities Summit of the Americas”, en la que van a participar, además de los alcaldes e intendentes, actores de la sociedad civil y del sector privado. ¿Cómo pueden los municipios ayudar a crear oportunidades económicas? Esa será la pregunta central que recorrerá todo el encuentro.
Estos dos eventos marcan la centralidad cada vez mayor que están adquiriendo los gobiernos locales. Tanto a nivel internacional como nacional, queda de manifiesto que se hace necesario fortalecer a los municipios en un nuevo y vital rol: como actores de desarrollo y no ya como meros prestadores de servicios.
El municipio es la entidad político–administrativa más cercana a los ciudadanos y la primera plataforma para gestionar relaciones sociales, políticas y económicas. En ese marco, la política municipal en Argentina no puede tener una actitud pasiva y reactiva frente a los problemas socioeconómicos de su gente.
A pesar de las limitadas competencias, atribuciones y recursos con los que cuentan, el municipio puede y debe generar acciones en pos del desarrollo productivo y territorial. Esto es, contribuir a un cambio progresivo en el bienestar de la población, crear y apuntalar las actividades productivas logrando el mejoramiento en la calidad de vida de la población. Cuatro acciones concretas se pueden encadenar desde la gestión municipal.
En primer lugar, los municipios tienen un rol central en la generación de territorios dinámicos e innovadores. Deben ser el principal impulsor de la reconversión productiva de los territorios, vía la localización de parques tecnológicos y nodos de conocimiento, el fomento de determinadas geografías comerciales y el ordenamiento del sistema de logística-transporte. En otros términos, funcionar como un driver de competitividad.
En segundo lugar, los municipios pueden contribuir en la capacitación laboral de los ciudadanos, a partir de convenios y prácticas con universidades e institutos de enseñanzas, identificación de perfiles profesionales en función de la demanda laboral local, y el armado de talleres de oficios y oficios del futuro que no suelen ser contemplados en los planes de educación formal y son de vital importancia.
En tercer lugar, avanzar en diseñar “ciudades inteligentes” en el marco de la revolución tecnológica en curso. Es decir, implementar la digitalización de la gestión con el objetivo de transparentar la información, facilitar trámites, mejorar prestaciones y servicios; lograr la trazabilidad y seguridad de los datos ciudadanos. Un municipio transparente, inteligente y digital es en el mundo de hoy un municipio accesible que evita la arbitrariedad, promueve la cercanía y mejora la performance gubernamental.
En cuarto lugar, y último, se encuentra el tema impositivo. Soy Concejal Ad Honorem en Hurlingham y acabo de presentar un proyecto para fomentar la productividad y el empleo. Proponiendo que todo nuevo emprendimiento que se abra en la ciudad no pague habilitación y durante el primer año no tribute tasa de seguridad e higiene. En el mismo sentido, el proyecto impulsa que los comerciantes y pymes que estén al día con la tasa de seguridad e higiene gocen de un premio por su conducta histórica: 6 meses de gratuidad.
En el mismo sentido, propuse la creación de un proceso de habilitaciones automáticas para simplificar y acelerar los nuevos emprendimientos y la integración de los impuestos, con el fin de simplificar la cantidad de tributos y trámites. A su vez, venimos peleando para que las pymes que realicen actividades para mejorar la competitividad perciban un crédito fiscal.
Para avanzar hacia un proyecto virtuoso de desarrollo inclusivo y federal en la Argentina, los municipios deben ser actores centrales y no de reparto. El rol protagónico lo definirá el proyecto político que conduzca las políticas municipales. El kirchnerismo ha hecho, durante sus ya 15 años de gobierno, un culto por la centralidad, el verticalismo y la opacidad. Todo en favor del Estado Nacional. La contrapartida de esa política concentradora fueron municipios anquilosados, vetustos, reactivos y con lógicas clientelares.
Si queremos construir un desarrollo que nos ayude a desconcentrar, debemos revertir esta forma de pensar el rol del Estado. Un nuevo Estado nacional, transparente y ágil debe ser en una nueva matriz gubernamental, el complemento de municipios proactivos y enraizados en la construcción de territorios dinámicos, emprendedores e innovadores. El país necesita urgente un cambio de rumbo. Para que no sea sólo una proclama, necesitaremos fundar un nuevo municipalismo.
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