Imposible pero real: un pacto educativo global para todos

Desde 2019, el Papa Francisco impulsa un acuerdo mundial por la educación, con metas tan deseables como realizables

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Clases en una escuela pública
Clases en una escuela pública argentina (NA)

Múltiples ruedas de libreopinadores, familiares y amigos, latinoamericanos sencillos, dan cuenta de que la educación en América latina y el Caribe no es un tema prioritario en las grandes agendas políticas. Cada tanto y casi como pidiendo permiso, entra por alguna ventana y se cuela durante algunos días cuando un alumno o alumna sobresale extraordinariamente sobre otros por su dedicación al estudio, o antitéticamente porque en exámenes donde la vara está alta no llegamos ni a placé.

Ocupados en navegar las aguas bravas de la inflación y la pobreza que no paran de aumentar, las migraciones forzadas, el “masomenismo” del cumplimiento a las leyes y los evidentes ataques a las democracias que, desesperadas, se debaten ante la necesidad imperiosa de abrazarse a las constituciones republicanas y la división de poderes, ¿qué lugar queda para reflexionar sobre la educación de sus pueblos?

Sin embargo y a contramano de estos vientos continentales, el Papa Francisco desde septiembre del año 2019 viene empujando a nivel planetario un ideal alto que persigue horizontes tan deseables como realizables: el Pacto Educativo Global (PEG).

¿Qué es el Pacto Educativo Global que propone Francisco?

Con el futuro del planeta y las jóvenes generaciones por delante, hizo una invitación a dialogar sobre cómo estamos construyendo nuestro mundo “y la necesidad de invertir los talentos de todos porque cada cambio requiere un camino educativo que haga madurar una nueva solidaridad universal y una sociedad más acogedora”. Propone que resurja la pasión por una educación paciente, incluyente, comprensiva, abierta.

¿Cuáles son los 7 compromisos para el PEG?

Poner a la persona en el centro. Escuchar a las jóvenes generaciones. Promover a la mujer. Responsabilizar a la familia. Abrirse a la acogida. Renovar la economía y la política. Cuidar la Casa Común.

5 campos temáticos de investigación para las universidades:

La dignidad y los derechos humanos. La fraternidad y la cooperación. Tecnología y ecología integral. Paz y ciudadanía. Culturas y religiones.

Qué palabras enlazadas de modo entusiasta y creativo, ¿verdad? ¿No será que tendremos que escuchar con mucha atención esta nueva trama que nos pide involucrarnos en un gran esfuerzo tendiente a ese horizonte educativo de busca formar mejores personas que construyan un mejor mundo posible, vivible, disfrutable?

El aterrizaje del PEG en Latinoamérica

El CEBITEPAL —Centro de Formación del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM)— junto al Centro de Programas y Redes de Acción Pastoral, el Centro de Gestión del Conocimiento y el Centro para la Comunicación del CELAM asumen como propio el PEG y fomentan el tejido de multirrelaciones de una real red de redes entre entidades educativas que se plantean objetivos en climas de fraternidad, transformación e incidencia.

Las redes educativas latinoamericanas pueden actuar como arterias posibilitadoras de mejores instancias en materia de educación: esto es posible y ya se está concretando. Así quedó expresado al reunirse las redes más representativas de la educación católica convocadas por el CELAM: Confederación Latinoamericana y Caribeña de Religiosas y Religiosos, Cáritas América Latina y el Caribe, Organización de Universidades Católicas de América Latina y el Caribe, Confederación Interamericana de Educación Católica, Associação Nacional de Educação Católica do Brasil, Red de Universidades Católicas de América Central y Conferencia de las Instituciones Católicas de Teología.

El reciente estudio realizado por el CELAM junto a la Conferencia de Provinciales Jesuitas de América Latina y el Caribe (CPAL) y presentado a fines de agosto, da cuenta de la urgencia de salir de las lógicas educativas que tan solo abastecen los mercados y la producción, partiendo de la competitividad como factor decisivo.

“El llamado del Papa alcanza a todos —no solo a los católicos—, a todos los que trabajan en educación. Se trata de un diálogo entre generaciones, donde participan los estudiantes, sus familias, los docentes y también la comunidad, para construir una nueva forma de generar, mediante la educación, condiciones humanas propias de una humanidad mejor”, retoma el secretario general del CELAM, arzobispo argentino Jorge Lozano, del texto “Pacto Educativo Global para América latina” cuyo autor es el sacerdote jesuita Luiz Fernando Klein, delegado de Educación de la CPAL.

Se trata de volver los ojos hacia la dignidad de cada persona, de recordar que una educación de calidad es materia de todos los integrantes de una sociedad: gobernantes y gobernados, docentes, alumnos y sus familias, instituciones educativas de todos los niveles. Un pacto implica un compromiso. Hoy y aquí es por la educación.

Claramente América latina y el Caribe atraviesan una emergencia educativa. ¿Visión pesimista? Claro que no. Klein dice que “aun reconociendo la situación educativa como de drama y de reto (…) lo que anima es un afán de superación”.

Por y para los pueblos

“Creemos que el llamado del Papa Francisco a suscribir el PEG es una oportunidad para dar un verdadero giro copernicano en la educación, (…) volver a poner en el centro a la persona humana” y focalizar en el rol clave de la familia en todo proceso educativo, afirmó monseñor Miguel Cabrejos Vidarte, arzobispo de Trujillo (Perú) y presidente del CELAM.

Puso en valor tanto las instituciones educativas como la educación popular: que sean “bien gestionados y ofrezcan un servicio de calidad para todos los niños, niñas y jóvenes, particularmente aquellos que son de familias de bajos recursos, que viven en situaciones de alto riesgo y vulnerabilidad”. Cabrejos destacó también la vital importancia de la reunión de las redes más importantes de Latinoamérica y el Caribe de la educación católica de todos los niveles para asumir el Pacto Educativo Global, a fines de agosto en Bogotá.

Quienes tenemos fe vemos la acción del Espíritu Santo en estas “patriadas globales” con las que el Papa Francisco sorprende a la humanidad y a quienes se sienten llamados con pasión a hacerlas realidad. Quienes no la tengan seguramente percibirán la poderosa valía de propiciar los mejores ambientes y condiciones para que nuestros pueblos latinoamericanos prosperen en dignidad y logren acceso a una educación de calidad en todos los niveles.

En tiempos de plurifragmentaciones, el Pacto Educativo Global casi, casi que nos encuentra unidos y eso ya es motivo para volver a las agendas.

La autora es periodista, escritora, editora argentina, autora de “María de San Nicolás” y “Nuestra fe es revolucionaria. Bergoglio. Francisco”, ambos publicados por Grupo Editorial Planeta.

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