Desde hace ya varios años la Artillería de nuestro Ejército reúne una buena parte de sus medios para instruirse y adiestrarse en forma reunida en el terreno de los agrestes campos de las Salinas del Bebedero, Provincia de San Luis. Este año los ejercicios se llamaron “Escuela de Fuego”.
Las acciones se desarrollaron entre finales de agosto y los primeros días de septiembre. Se pudieron ver en el terreno más de mil efectivos ejercitándose con más de 60 armas de apoyo de fuego, que incluyeron piezas de artillería, morteros y aeronaves del Ejército y la Fuerza Aérea, además de un centenar de vehículos y modernos sistemas de adquisición de blancos y control automático del tiro.
Los ejercicios fueron conducidos por la Escuela de Artillería, que lleva adelante los cursos de los oficiales y los suboficiales de esta Arma del Ejército.
En el campo de combate, la artillería es la responsable primaria del apoyo de fuego, pero no la única. Así, en Salinas del Bebedero dijeron presente distintos elementos entre los que se destacan, la exploración, inteligencia táctica, tropas de operaciones especiales, aviación de ejército, guerra electrónica y ciberdefensa. También estuvo la artillería antiaérea. Adicionalmente, la destacada participación de los medios de la Fuerza Aérea y la Armada Argentina ratifica una vez más la naturaleza conjunta del apoyo de fuego.
Este año la novedad fue la incorporación de los medios de apoyo de fuego de las armas básicas de combate (infantería y caballería). Estamos hablando de los morteros pesados calibre 120 mm.
Nuevamente, esta edición ha resultado ser una excelente manera de optimizar los medios y maximizar los resultados entre todas las organizaciones participantes, tanto educativas como operacionales.
Investigación y desarrollo también presentes
Adicionalmente, como lo han hecho años anteriores, participaron organismos públicos y privados que han realizado pruebas de campo y presentado proyectos, siempre vinculados a la Defensa.
Esta vez su participación estuvo enmarcada en una “Plaza Tecnológica”, en la cual, estos organismos demostraron sus avances a todos los asistentes. De esta manera, se incrementó la deseada vinculación entre educación e investigación.
Las acciones desarrolladas
La movilización, apresto y despliegue de las unidades militares son las primeras acciones de toda operación. Y esta no fue la excepción. Estas actividades son complejas porque involu-cran un sinnúmero de actividades, la mayoría de las cuales son de orden logístico: cálculos de víveres, preparación de vehículos y cargas, completamiento de efectivos de la organización a emplear, mantenimiento previo al despliegue, transporte, carga de la munición, revista de materiales, reconocimientos, enlaces de comunicaciones etc.
Ya arribados a Salinas del Bebedero, entre todos los medios desplegados, se conformó la Agrupación “Santa Bárbara” bajo un comando único, a cargo de la Escuela de Artillería. Inmediatamente y sin pausa, se realizaron los reconocimientos topográficos y los cálculos previos para asegurar que cuando las armas ocupen sus emplazamientos, lo hagan con la precisión adecuada.
Con las primeras luces del primer día de ejercitaciones se ocuparon las posiciones y tan pronto como establecieron las comunicaciones con los observadores abrieron fuego. A partir de allí todo fue una sucesión de cumplimiento de misiones de fuego y cambios de posición, tal cual como lo manda la actual dinámica de las operaciones y la doctrina militar. Esta dinámica pretende a la vez producir los efectos requeridos sobre la zona de blancos (enemigo) y también asegurar la supervivencia de las baterías (sabiendo que las bocas de fuego serán buscadas por la artillería y la aviación enemiga).
Los fuegos terrestres y aéreos; los reconocimientos y las marchas; el planeamiento y la ejecución; los abastecimientos y las comunicaciones agitaron cada jornada de la Escuela de Fuego.
El sistema de artillería de campaña
Para cumplir eficazmente con su misión, el apoyo de fuego opera como un sistema, dentro del cual los órganos de dirección del tiro representan el “cerebro”, donde se procesa la información proveniente de los “sensores” para producir las órdenes con que las baterías que abrirán fuego (“los músculos”).
Entre los medios de adquisición de blancos se destaca los observadores adelantados, que hoy cuentan con sofisticados equipos para obtener datos precisos sobre un blanco.
En los últimos años, el desarrollo del sistema automatizado de tiro de artillería (SATAC - desarrollo del EA), ha logrado disminuir los tiempos de transmisión de información y procesamiento de datos para producir un disparo eficaz sobre un blanco en breves instantes.
Equipamiento y adiestramiento
Adicionalmente a la educación operacional, este tipo de ejercicios sirve para impulsar, en un ciclo virtuoso, los proyectos de equipamiento de la Fuerza. Estos proyectos, alentados por el FONDEF, avanzan en dos ejes principales: la investigación y la adquisición. De esta manera, a través de la vinculación, educación e investigación, se materializa también la premisa educativa de “educar para el mañana”.
El apoyo de fuego de la Fuerza Ejército se ha empezado a renovar, desde hace algunos años. Se han recuperado parte de sus capacidades, principalmente avanzando, de la mano de las nuevas tecnologías que han abierto una ventana de evolución para la Fuerza, tanto para el apoyo de fuego terrestre, como para la defensa antiaérea.
Consideraciones finales
Este año, el ministro de Defensa, Jorge Taiana, supervisó el desarrollo de las ejercitaciones, junto a los Jefes de las tres Fuerzas. La presencia de estas destacadas autoridades realzó este evento, principalmente para todos los jóvenes participantes, ávidos de mostrar lo mejor de sus capacidades.
Estas interesantes jornadas de acción constituyeron una inmejorable oportunidad para compartir experiencias y vivencias entre soldados profesionales, sus autoridades y la comunidad científica. En definitiva, los días de la Escuela de Fuego en Salinas del Bebedero vuelven año tras año para renovarse y seguir adelante en el camino de la profesionalización de nuestras Fuerzas Armadas.
*El autor es Director de la Escuela de Artillería del Ejército Argentino