El próximo 16 de octubre se llevará a cabo el XX Congreso del Partido Comunista Chino (PCCh). Esta cita se realiza cada cinco años, siendo el evento más relevante de la política china. Y está claro que este no será un congreso más, ya que se espera que el presidente Xi Jinping sea confirmado para un inédito tercer mandato consecutivo como presidente. Cabe recordar que Xi eliminó en 2018 la restricción de dos mandatos, tradición heredada desde los tiempos de Deng Xiaoping y que había sido respetada por sus dos antecesores inmediatos: Hu Jintao y Jiang Zemin.
Las pujas internas en la cúpula del PCCh suelen ser muy duras, pero siempre tiende a primar la máxima del hermetismo como valor partidario fundamental. Generalmente, es muy difícil acceder a información fidedigna y son muy raras las filtraciones sobre los movimientos internos. Sin dudas, es una de las razones que explican la supervivencia del partido que gobierna a China desde hace 72 años.
Ya resuelta la continuidad de Xi, toda la atención está puesta en quién será el próximo primer ministro, el número dos del régimen. Li Keqiang secundó a Xi durante sus dos mandatos, pero ya anunció su retiro. La distancia entre Xi y Li se fue incrementando en los últimos años, hasta hacerse casi irreconciliable, sobre todo en materia de orientación económica. Al mismo tiempo, hay mucha expectativa por conocer quiénes serán los otros cinco miembros del Comité Permanente, el máximo órgano partidario, que acompañarán a Xi y al nuevo premier durante los próximos cinco años.
Pese al hermetismo que prima, varias figuras han cobrado relevancia pública, lo que suele ser un indicador confiable de las posibles promociones en la nueva conformación de los máximos órganos partidarios. Debajo del Comité Permanente está el Politburó, conformado por 25 miembros que también ocupan cargos clave. Un dato a priori muy relevante: Ninguna figura del actual Politburó se perfilaba como posible sucesor en capacidad de competir con Xi. A su vez, es esperable que en la nueva conformación se profundice aún más el avance de figuras ultra-fieles a Xi.
Durante el tradicional cónclave de Beidaihe (retiro anual de los máximos referentes del PCCh) Xi Jinping habría logrado sostener firmemente su posición, pese a la resistencia expresada por sectores ligados al saliente premier Li y a poderosos empresarios costeros de lo que se conoce como el “Shanghai clique”, históricamente referenciados con el ex presidente Jiang Zemin. Temas como el manejo de la pandemia, la gestión económica, la guerra en Ucrania, la relación con EEUU y la cuestión de Taiwán han sido últimamente motivos de fuerte controversia interna.
En una clara evidencia de esas diferencias y visiones a veces contrapuestas, tras el retiro de Beidaihe, el presidente Xi encabezó una gira por el norte del país. En la provincia de Liaoning, Xi instó a los funcionarios locales a acelerar la reestructuración industrial y visitó un museo que celebra la victoria del PCCh en las etapas finales de la Guerra Civil China. En cambio, Li Keqiang viajó a la provincia sureña de Guangdong, donde rindió homenaje frente a la estatua del padre del reformismo económico chino, Deng Xiaoping, en Shenzhen.
Respecto a la sucesión de Li como premier, una figura que ha recibido especial atención en los medios chinos es el vicepremier Hu Chunhua. Mientras se desarrollaba el retiro de Beidaihe, Hu escribió un artículo para el Diario del Pueblo elogiando el liderazgo de Xi en política agrícola, mencionándolo más de 50 veces. Sin embargo, quizás quien más chances tiene de suceder a Li es Wang Yang, actual miembro del Comité Permanente. Wang se ganó la plena confianza de Xi y cuenta con fuerte apoyo desde la poderosa y decisiva Guangdong.
En tanto, Ying Yong, el funcionario que dirigió la respuesta a la pandemia en el epicentro de Wuhan, sería el próximo fiscal general de China. No obstante, Ying podría ocupar un cargo incluso más relevante tras el nuevo congreso partidario. Xi ha revalorizado especialmente a los funcionarios que se destacaron en la gestión de la pandemia, una política que se ha vuelto identitaria del PCCh bajo el mando de Xi. Asimismo, aquellos que no estuvieron a la altura fueron duramente defenestrados.
Por otra parte, hay mucha atención puesta sobre el futuro del vicepremier Liu He, máximo referente económico de Xi Jinping y supervisor de las relaciones comerciales con EEUU. Con 70 años de edad, Liu debiera retirarse. Pero el hecho de que Xi (69) rompa con su re-reelección la regla de la edad de 67 para el retiro, abriría la posibilidad de otras excepciones. En Beijing se especula que Liu podría ser una de ellas, junto con el canciller Wang Yi (69), quien podría conservar su puesto actual. En total, 11 de los 25 miembros del Politburó debieran retirarse por la regla de edad.
Cabe destacar también que hay varias figuras en ascenso en el área de política exterior, forjadas bajo el nuevo estilo de diplomacia china de los “lobos guerreros”. Pero por ahora ninguna de ellas tiene el peso, la trayectoria y la autoridad de Wang Yi o de Yang Jiechi (72), el máximo diplomático chino en jerarquía. Y dado que China enfrenta un contexto externo “inéditamente adverso”, de acuerdo con palabras del propio Xi, es posible que Wang e incluso Yang conserven puestos de relevancia en política exterior, postergando sus retiros. No caben dudas de que son tiempos de fuertes tempestades, tanto internas como externas, para China. Por ello, lo más probable es que Xi busque privilegiar fidelidad y experiencia de cara a su tercer mandato.
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