Día del Inmigrante: la celebración del encuentro

Haber incorporado en el año 2011 el término Pluralismo Cultural al asumir la Subsecretaría de Derechos Humanos de la Ciudad de Buenos Aires, y luego, motivados por la experiencia exitosa que resultó, más el reconocimiento de organismos e instituciones internacionales, hacerlo en nuestra gestión a nivel nacional, estuvo inspirado en la importancia de reconocer y poner en valor la fuerza de la Diversidad Cultural que nos caracteriza como sociedad desde siempre.

El respeto a la libertad, la lucha contra la discriminación, el trabajo por la inclusión, el dialogo como ejercicio genuino, la solidaridad y el pensamiento propositivo son los valores que las colectividades aportan permanentemente y por ello trabajar con ellas es muy valioso, imprescindible e impostergable.

Sumidos en estos días en un agravamiento exponencial de las tensiones y divisiones nos encontramos con el calendario que nos señala que hoy, 4 de septiembre, es el Día del Inmigrante y ello nos da la posibilidad de volver a mirarnos y pensarnos tanto individualmente como en conjunto.

El Mosaico de Identidades que conformamos, que por definición se opone a supremacías y/o hegemonías, es hoy un orgulloso bien sociocultural y económico arraigado en los argentinos que hizo carne una sabia política de Estado nacida en el año 1812 con el decreto del primer Triunvirato que fomentó la inmigración, ofreciendo su inmediata protección a todas los individuos de todas las naciones y sus familias que fijarán domicilio aquí, asegurandoles pleno goce de derechos.

Una política que se mantiene a lo largo de los años y los gobiernos hasta el presente, aunque tuvo gestos sombríos y reporchables en distintos momentos, como la prohibición de ingreso a los refugiados judíos durante el Holocausto.

La herencia de la inmigración está presente en gran parte de las familias argentinas. Los datos demográficos lo corroboran. En 1869 los inmigrantes representaban al 11,5% de la población total, en 1895 el 25,5%, en 1914 al 30% y en 1947 aún alcanzaba el 13%.

Hay dos dimensiones en la reflexión que debemos hacer hoy y no quedarnos solo en lo romántico y pintoresco que pueda resultar la fecha y los merecidos festejos que se proponen a nivel popular.

La primera es en lo particular. Es la recuperación de las historias personales de desarraigo, esfuerzo, entrega y superación de abuelos/as, padres/madres que llegaron de lejos con el sueño de ser dignos y dignificar la vida. Del trabajo y creatividad de ellos Argentina se benefició absolutamente. En todas las áreas productivas del país el aporte de los inmigrantes es palpable. Intelectuales, artesanos, artistas, dirigentes, deportistas, periodistas, escritores, empresarios y educadores nacidos y formados de distintas oleadas inmigratorias nos elevan como sociedad.

La segunda dimensión, es la atención que debemos poner hacia el tejido fenomenal de instituciones que las colectividades hoy poseen y que trabajan día a día desde sus valores y tradiciones en pos del desarrollo de la sociedad en los campos educativos, culturales, asistenciales, de salud, políticos, deportivos, religiosos, empresariales, etc.

El día de hoy ofrece una oportunidad más al liderazgo de nuestro país. Este día no reconoce banderas políticas ni imposiciones ideológicas.

Este día de celebración del Pluralismo Cultural como toda genuina agenda de derechos humanos es de y para la gente. Así lo veremos, como cada año, con miles de personas en los festejos en la Av. de Mayo y a lo largo y ancho del país.

El mensaje será nuevamente la alegría. La celebración del encuentro en la diversidad, y la construcción de la paz. Será en todos los idiomas y con todos los colores. Será como lo hacemos naturalmente cada día y en cada hora de nuestras vidas la inmensa mayoría de los argentinos.

Porque eso es lo que amamos y disfrutamos.

Será entonces un mensaje potente a la dirigencia del país.