31 agosto: Día Internacional de los Afrodescendientes

Muchas historias silenciadas que no responden a la cultura hegemónica, pero debemos comenzar a escuchar. Un día en el calendario puede ser el puntapié para poner el tema en el tapete

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La discriminación por el fenotipo es la que sufre una persona por el color de su piel, lo cual ha puesto en discusión los términos negro y negritud
La discriminación por el fenotipo es la que sufre una persona por el color de su piel, lo cual ha puesto en discusión los términos negro y negritud

En el 31 agosto de 2021 se celebró, por primera vez, el Día Internacional de los Afrodescendientes, en homenaje a las contribuciones de la diáspora africana alrededor del mundo, así como sensibilizar a la población acerca de la necesidad de eliminar las formas de discriminación contra ellos.

En este marco, José Pascual Mora García, refiere que el concepto de afrodescendiente tiene sus antecedentes en los coloniales modelos de resistencia que expresaron la emancipación y los deseos de libertad y es un término que no estigmatiza racialmente como otrora, sino que expresa la resiliencia de los grupos libertarios desde la colonia. El especialista toma los aportes de Reynaldo Rojas, quien menciona las polémicas acerca de dicho concepto: la discriminación por el fenotipo es la que sufre una persona por el color de su piel, lo cual ha puesto en discusión los términos negro y negritud. Como respuesta, el vocablo afrodescendencia ha tomado carta de ciudadanía. “Ahora no somos negros, somos afrodescendientes”, le decía un poblador de Farriar, en el estado Yaracuy, a propósito de la presentación de un libro acerca del tema.

“A las personas africanas se les redujo al color de la piel, racializados y estereotipados; se les quitó su nombre, su historia, su cultura, su dignidad, el derecho a ser personas y se les redujo a negros, como sinónimo de animal, esclavizado y subordinado” señala Juan de Dios Mosquera, en Las comunidades negras de Colombia hacia el siglo XXI.

El autor mencionado, Mora García, escribió el primer capítulo de un muy interesante libro que busca reivindicar el aporte pedagógico y educativo de las maestras afrodescendientes, que actúan desde el compromiso vocacional y la sensibilidad frente a los problemas sociales del contexto regional - en Colombia-, cuyo título es Historias de vida de maestras africanas y afrodescendientes. Reflexiones y Contextos de las compiladoras Diana Soto Arango, Véronique Okome-Beka y Martha Corbett-Baugh (2020)

G. Hernández refiere al estudio señalando que “comprender la vida de las maestras afrocolombianas en sus dimensiones individual y social es un proceso complejo, en cuanto responde a una relación epistémica de permanencias, resistencias y rupturas en la que se tejen la historia, las relaciones con la sociedad y la cultura de una comunidad no hegemónica en su aporte al país, razón por la cual el estudio no puede quedar encerrado en el relato cronológico de experiencias personales”.

Para comenzar a hablar con los chicos. Un aporte local

La antropóloga rosarina Julia Broguet escribió Rosalía y el revés de las cosas. Historias cotidianas de infancias afrodescendientes (2020) con ilustraciones de Romina Biassoni (Listo Calisto editorial). A mi entender, es un cuento maravilloso que permite hablar y trabajar con los más pequeños con actividades allí planteadas y, además, reflexionar sobre nuestra historia local y repensar nuestras identidades.

Este libro cuenta la historia de una niña afrodescendiente en situación de esclavitud durante el período colonial. Nacida en la Santa Fe, alrededor de 1810, en los comienzos del siglo XIX, la pequeña Rosalía narra en primera persona su vida cotidiana y construye un universo propio para enfrentar un mundo hostil. Rosalía y el revés de las cosas es un cuento que, desde la ternura, reflexiona sobre la historia e invita a repensarnos.

El relato está en su propia voz, y narra: “Mi mamá vive cerca. Apenas a unos pasos de la casa donde vivo yo. Hace unos años, Don Francisco y Doña Clara compraron a mi mamá para que sirva en su familia”.

Sin pretensión moralista, Rosalía no habla de buenos y malos, no pontifica ni redunda, sino que deja fluir la voz de la protagonista para que la opresión se diga sola. Al finalizar, el libro plantea una información necesaria: “Desde el 1500 hasta 1865, alrededor de 12 millones de personas fueron capturadas en África y llevadas a América para ser vendidas como esclavas. De ese total, 45 mil llegaron al territorio de la actual Argentina. El relato de Rosalía y su mamá es un texto imaginario, sobre la base de registros reales de personas esclavizadas en Santa Fe durante el período colonial. Sus historias fueron y son parte de nuestra historia”.

La autora plantea: ”Este libro surge como parte de una búsqueda colectiva con compañeras y compañeros de todo el país por crear herramientas y abrir espacios donde problematizar el legado racista que dejó el proceso de construcción de la nación argentina, en especial respecto de la invisibilización de su pasado y su presente afro. En esta tarea, el trabajo más arduo ha sido cuestionar las maneras en que africanos y afrodescendientes fueron ubicados como una presencia ‘exótica’ y ‘extranjera’, en especial en el contexto escolar, lo que hasta el día de hoy dificulta vincular el término ‘Argentina’ al término ‘afro’. En este recorrido escribimos y bailamos, cantamos y pensamos, exploramos imágenes, sonidos y movimientos que nos permitieran contar esta historia. Así buscamos comprender cómo estos procesos se expresaron en nuestras maneras de ‘ser argentinos/as’ y, sobre todo, en la idea de que vivimos en una nación fundamentalmente ‘blanca’ y ‘europea’”.

Muchas historias silenciadas que no responden a la cultura hegemónica, pero debemos comenzar a escuchar. Un día en el calendario pueden ser el puntapié para poner el tema en el tapete.

Y si bien la creación de esta efeméride fue presentada por Costa Rica, a su vez, fue copatrocinada por 52 países miembros para su aprobación en Asamblea General de las Naciones Unidas. En este sentido, esta organización se expidió señalando que condenan enérgicamente las continuas prácticas violentas y el uso excesivo de la fuerza por los organismos encargados de hacer cumplir la ley contra los africanos y los afrodescendientes, condenan el racismo estructural en los sistemas de justicia penal de todo el mundo y reconoce, además, que la trata transatlántica de esclavos es uno de los capítulos más oscuros de nuestra historia humana y defiende la dignidad humana y la igualdad.

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