Es imprescindible recuperar el sendero del crecimiento sustentable

La Argentina cuenta con una enormidad de recursos naturales y humanos, pero no se ponen en valor suficiente

A comienzo del siglo pasado la Argentina ocupaba los primeros lugares de ingreso per cápita del mundo y con una población de nulo analfabetismo

La Argentina es el octavo país más grande en extensión territorial del mundo, todo su suelo es fértil y tiene diversidad de climas, por otra parte su suelo, subsuelo y mar con recursos ilimitados lo hacen potencialmente rico, estas condiciones le permitieron que a comienzo del siglo pasado ocupara los primeros lugares de ingreso per cápita del mundo y con una población de nulo analfabetismo, donde millones de europeos en su mayoría buscaron la paz, el trabajo y la prosperidad que sus países no les brindaban.

Luego, desde hace ya siete décadas, el populismo en sus diversas formas siempre corruptas y a contramano del mundo la transformó en un país quebrado, deudor insolvente y crónico, con crisis inflacionarias recurrentes, y con más del 50% de su población pobre; con la educación destruida y abandonada; con el delito y el narcotráfico dominado ciudades y territorios; que conduce de forma impredecible, zigzagueante y tortuosa sus relaciones exteriores, que aboga y exculpa a dictaduras mientras repele a las democracias, con la libertad de opinión y de prensa siempre condicionada, atacada y subliminalmente amenazada.

Finalmente, para completar el panorama de desintegración pesudos movimientos de pueblos originarios pretenden desmembrar la unidad territorial Argentina. Todos estos hechos dieron lugar a que ciertos sectores de la sociedad establecieran y aceptaran una cultura antidemocrática con todas las implicancias que ello significa y conlleva.

Por incapacidad, decidía, desinterés o ceguera se permitió que la corrupción se enquistara en parte de la clase dirigente sin distinción de sectores

Por incapacidad, decidía, desinterés o ceguera se permitió que la corrupción se enquistara en parte de la clase dirigente sin distinción de sectores y se la aceptara como algo inherente a su conducta, así es que hoy son parte de políticos, jueces y fiscales, dirigentes empresariales y sindicales. Esto destruyó a las instituciones y nos convirtió en un país paria que deambula desorientado y perplejo en la búsqueda de los tiempos perdidos.

Toda la población se debate en la miseria, la pobreza, la inseguridad, pero fundamentalmente en la incertidumbre sobre su diario vivir y sin futuro claro (Franco Fafasuli)

Hoy la realidad nos coloca ante un Presidente desorientado, autodestruido con su imagen aniquilada; la vicepresidenta imputada de delitos que por su gravedad hace innecesario cualquier comentario; la coalición gobernante que se transformó en un reñidero de patos rengos, la oposición que solo hace públicas las miserias que los enfrentan sin pudor. En el, mientras tanto, toda la población se debate en la miseria, la pobreza, la inseguridad, pero fundamentalmente en la incertidumbre sobre su diario vivir y sin futuro claro.

Camino de salida

Situaciones de estas características no son patrimonio de la Argentina, la historia y los países están llenos de ejemplos que indubitablemente por su gravedad son más serios y dramáticos que nuestro presente, entonces veamos cómo hicieron aquellos que con inteligencia esfuerzo y trabajo supieron superar esas dificultades. Tanto Alemania como Italia luego de la Segunda Guerra Mundial encontraron la solución a sus dramas con dirigentes como Konrad Adenauer y Ludwig Erhard en Alemania, Alcide De Gasperi y Luigi Einaudi en Italia que en menos de un quinquenio sacaron a sus naciones de los escombros para devolverles la grandeza perdida, Jacques Rueff, Antoine Pinay, Jean Monnet y Robert Schuman en Francia al igual que Paul-Henri Spaak en Bélgica y tantos otros que, en toda la Europa occidental, son ejemplos a imitar.

La Justicia no debiera permitir llamados irresponsables a puebladas para defender a quienes cometen delitos

Los tiempos se terminan, no se llegará a las elecciones del año próximo si no se toman antes el toro por las astas, esta situación de incertidumbre permanente, destrucción material, sicológica y moral debe detenerse; la Justicia no se debería permitir llamados irresponsables a puebladas para defender a quienes cometen delitos.

En mayo de 1810 un virrey que pretendía ocultar la realidad de lo que ocurría en España la caída de la Junta Central de Sevilla enfrentaba a un pueblo dispuesto a pedir un Cabildo Abierto y a aceptar y sostener lo que el resuelva, con vehemencia decía Juan José Castelli: “Los americanos sabemos lo que queremos y adónde vamos”, los ánimos se enardecen en la Plaza, “el pueblo quiere saber qué se trata” y los cabildantes conscientes del momento histórico conforman la Primera Junta de Gobierno que ese 25 de mayo prestó juramento y así nacíamos como embrionaria Nación.

Hoy todo parece fuera de control, los escombros del derrumbe nos están aplastando, nos asfixian y nos quitan el aliento, el pueblo argentino demanda, como en 1810, que quienes nos gobiernan, al igual que a toda la clase dirigente, proceda con idoneidad, decencia, responsabilidad y ejecutividad, para realizar los imprescindibles cambios que la República requiere.

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