El mundo necesita del consenso, igual que Argentina

Las potencias precisan un acuerdo con respecto al desarme nuclear, como nuestro país de consenso político. En ambos casos la credibilidad está en juego y con ello la paz de todos

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Un día antes de asumir, Sergio Massa, designado ministro de Economía de Argentina, hizo el martes un llamado al consenso entre fuerzas políticas para sacar al país de la profunda crisis que atraviesa
Un día antes de asumir, Sergio Massa, designado ministro de Economía de Argentina, hizo el martes un llamado al consenso entre fuerzas políticas para sacar al país de la profunda crisis que atraviesa

Se le escuchó decir a Roberto Lavagna sobre el presente de la economía Argentina: “La primera etapa es como en 2002 o como en cualquier crisis mayor, hay que normalizar, ante una situación que venía en picada”. El ex ministro cree que Sergio Massa, y ahora Gabriel Rubinstein, están en eso.

Está claro que Argentina padece un desorden en cualquiera de los ítems que se aborden. Sin embargo, el retorno a un sistema que priorice sus potencialidades, expulsando desórdenes productivos, se ve más claro y no imposible desde afuera, tal lo expresado por el embajador de Estados Unidos en Argentina. Marc Stanley dijo que la política no debiera esperar para juntarse, que hay que trabajar ahora coincidencias sobre las potencialidades que Argentina tiene, pero que están congeladas. La política alejó y mucho esta oportunidad. Rubinstein y CFK depusieron sus vetos mutuos, tal vez entendiendo (al menos en este tema) que el problema es más grande que sus diferencias. Pero rápidamente, este gesto fue desacreditado en nombre de la coherencia, al menos por un sector de la oposición. Este es el caso de Patricia Bullrich, quien exploró ideologías diversas hasta anclar en el PRO: montoneros, PJ, Alianza.

También es cierto que Argentina tiene tendencia a auto-flagelarse sin piedad. Sin embargo, tiene sobrados elementos para sentirse aportante en un mundo que está discutiendo un desorden muy peligroso: desarme nuclear sí o no. Infobae conversó largamente con el diplomático argentino nacido en Rafaela, especialista en desarme nuclear, Gustavo Zlauvinen, quien fue elegido para presidir la Décima Conferencia de Revisión de Desarme y el Tratado de no Proliferación Nuclear (TNP), que se desarrolla desde el 1 de agosto hasta el viernes 26: “La relevancia de esta conferencia está dada por el contexto de incertidumbre e inseguridad que vive el mundo. Salvo Naciones Unidas, que cuenta con 196 Estados miembros, esta Convención le sigue en importancia en cuanto a adherencia, 191 países. Este es el único Tratado multilateral vinculante que representa un compromiso para los Estados poseedores de armas nucleares respecto del objetivo del desarme. No son parte Israel, India, Pakistán, Sudán y Corea del Norte (este último perteneció y se retiró). El objetivo del TNP tiene tres pilares: primero, no más países con armas nucleares (ni producir ni adquirir), o sea, la no proliferación. La OIEA a cargo de otro argentino, el director general Rafael Grossi, es el encargado de enviar inspecciones regulares y verificar que esto no ocurra. A cambio los cinco países poseedores de armas nucleares, al momento de la firma del TNP en 1968, EEUU, China, Rusia, Francia e Inglaterra, se comprometieron en el art. 6, a futuro iniciar negociaciones sobre un desarme nuclear completo. Y el tercer pilar –también a cambio- permite el intercambio de tecnologías y desarrollo de la energía nuclear, tanto para producción de energías o para uso medicinal, agricultura, etc. Esta fue la base del gran acuerdo, luego de 52 años la gran mayoría de los países cumplió con estas obligaciones. Hubo una violación de Irak, que trató de producir armas nucleares. Fue descubierto en la Primera Guerra del Golfo (1991) y su programa clandestino fue destruido por instrucciones del Consejo de Seguridad. El segundo caso fue Corea del Norte, firmó el Tratado, lo violó o estaba por violarlo, fue descubierto por inspectores de la OIEA. De ahí Corea del Norte se retiró, hoy realiza ensayos nucleares y tiene armas nucleares. Pero la gran mayoría de los Estados están cumpliendo con sus obligaciones”.

Este medio también le consultó qué pasó con el compromiso de cinco países. “Hay una gran frustración de la gran mayoría de los países del TNP porque los cinco no han avanzado en el desarme nuclear. Sí es cierto que durante la Guerra Fría habían llegado a tener 15 mil ojivas nucleares cada uno entre EEUU y URSS y hoy lo han reducido a 7 mil. Hubo reducción y progreso en el desarme en los años 80 y 90 con diferentes tratados, pero se estancó en los últimos años, en los que vuelve haber conflictividad entre las potencias nucleares. Los últimos acuerdos bilaterales están siendo abolidos por los unos y los otros. China, Inglaterra y Francia manifiestan su disposición al desarme, en tanto EEUU y Rusia bajen el nivel de arsenal al de ellos, aproximadamente 200 ojivas nucleares cada uno. Como se verá está todo trabado porque las cinco potencias nucleares dicen que no hay ambiente de seguridad global propicio para avanzar al desarme total. Ante lo cual nosotros les decimos: ‘No, ustedes tienen que avanzar a pesar y aun ante la conflictividad’”.

Asimismo, Infobae le consultó cuál es el desafío de esta Convención: “Los grandes están esquivando de ser acusados por no cumplir con el art. 6 del TNP. Por otra parte, EEUU y los europeos están cargando las tintas contra Irán porque puede llegar a ser proliferante y violatorio del Tratado”.

“Esto que de por sí era complejo, con la invasión se complicó mucho más, donde Rusia hizo amenazas veladas de potencial uso de armas nucleares, con lo cual se violaría el espíritu del Tratado. Rusia desmiente la acusación, pero los ataques a las plantas nucleares civiles de Ucrania, no sólo violenta el tema de la protección de la seguridad de dichas plantas, sino puede producir accidentes como en Chernóbil. Rusia se lo adjudica a saboteadores ucranianos. Esto empeora todas las negociaciones. A lo que se le suma la tensión entre EEUU y China, por la visita de la congresal Nancy Peloso a Taiwán, lo que no ayuda a la hora de posiciones convergentes necesarias para el Tratado”, agregó.

Ante este panorama, ¿qué puede esperar el mundo? “Como se observa las negociaciones están muy trabadas, muy difíciles. Las posibilidades de culminar la Conferencia con un documento comprensivo de todos estos temas es difícil, porque cualquier Estado puede bloquear el consenso y aquí se decide así. En el 2015 fracasamos porque no hubo acuerdo entre los árabes y EEUU. Esta vez el tema Medio Oriente vendría más fácil; no sería un estorbo lo de Corea del Norte, ni lo de Australia. El problema es el no acuerdo sobre qué hacer con el desarme nuclear. Estoy convencido de que si no logramos un documento de consenso, será visto como una falla del sistema, y puede erosionarse la credibilidad del Tratado.

El mundo necesita de consenso, como Argentina lo necesita de sus políticos, porque en ambos casos la credibilidad está en juego y con ello la paz de todos.

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