El cambio del gabinete económico generó expectativas favorables. Será fundamental determinar si el tiempo ganado es suficiente y si es utilizado para tomar las medidas difíciles que requiere la coyuntura o si se trata simplemente de otro puente a 2023.
¿En qué se materializó el cambio de expectativas? Acompañado por un mejor clima de negocios a nivel internacional, los bonos soberanos recuperaron 15%, los dólares financieros bajaron en la misma magnitud (descomprimiendo desde su máximo reciente de $347) y la brecha entre el dólar oficial y el contado con liquidación retrocedió fuertemente, aunque permanece en niveles elevadísimos en términos históricos.
Se percibe en general al nuevo ministro no solo como una figura más pro-mercado sino alguien con mayor peso político para sostener decisiones que son de difícil consenso puertas adentro de la coalición de gobierno.
Va quedando claro que no está en carpeta llevar adelante un plan integral o de shock
Mientras avanzan los días, va quedando claro que no está en carpeta llevar adelante un plan integral o de shock y por lo tanto, la mirada está puesta en las sucesivas medidas que va tomando la nueva administración.
¿Qué medidas concretas se tomaron hasta el momento? Desde los objetivos planteados, al igual que sus predecesores (Martín Guzmán y Silvina Batakis), Sergio Massa prometió no desviarse de la meta de déficit primario de 2,5% del PBI, pero la única señal fuerte en ese sentido fue una más agresiva segmentación de tarifas cuyos resultados tendrán impacto principalmente a partir de 2023 (mejor tarde que nunca). También propuso sostener la promesa de congelamiento de la planta del Estado, en línea con Batakis.
En el frente financiero, impulsó una importante suba de tasas (Tesoro más BCRA) y despejó los vencimientos de los próximos tres meses con un canje muy importante que fue acompañado por el mercado. Este acompañamiento será clave dado que otro de los compromisos es que no se pedirán más Adelantos Transitorios al BCRA para cubrir el déficit fiscal, por lo que el mercado de deuda local tendrá que aportar fondos frescos.
Donde el ajuste se vuelve inevitable, lo más probable es que la inflación termine haciendo el trabajo sucio
En este contexto, donde el ajuste se vuelve inevitable, lo más probable es que la inflación termine haciendo el trabajo sucio. Sin dudas es menos impopular anunciar actualizaciones por debajo de la inflación que recortes lisos y llanos, aunque técnicamente impliquen lo mismo.
¿Son suficientes estas medidas?
En términos de las expectativas generadas, el mercado estará a la espera de nuevas medidas que las sostengan. El BCRA, tras finalizar julio con un saldo negativo de USD 1.284 millones (peor julio de la historia), viene extendiendo su racha negativa con ventas por USD 797 millones en lo que va de agosto. El stock de reservas no logra recomponerse y la brecha cambiaria no perfora el 100%, por lo que el riesgo de una devaluación del dólar oficial está latente (la velocidad de devaluaciones diarias ha ido en aumento). Esto hace que el “cepo” deba perfeccionarse cada día con más y nuevas medidas restrictivas y controles.
Con la falta de dólares, la inflación, el aumento de las tasas de interés, la suba de tarifas, el nivel de utilización de la capacidad instalada de la industria y el recorte de gastos para apuntalar la meta fiscal, lo mejor que puede esperarle a la economía es una recesión breve.
El stock de reservas no logra recomponerse y la brecha cambiaria no perfora el 100%, por lo que el riesgo de una devaluación del dólar oficial está latente
Con ese escenario, los inversores individuales han ido abandonando las estrategias de carry en pesos, permaneciendo en moneda local casi exclusivamente en instrumentos de alta liquidez y para colocaciones de muy corto plazo.
El ajuste más atractivo para los pesos a mediano plazo sigue siendo el CER, en un entorno de altísima inflación y al menos con la sensación de que el riesgo de incumplimiento o reperfilamiento dejó de ser inminente.
La demanda por instrumentos dólar linked ha ido en aumento, principalmente en buenos créditos corporativos que escapen al riesgo soberano.
La temporada de balances para las empresas locales arrancó con algunas sorpresas positivas como la de YPF, que junto a un mejor clima de negocios internacional y el inminente ajuste de tarifas para regulados, apuntalaron el Merval y permitieron un rebote de corto plazo. De todas formas, si nos basamos en los volúmenes, los Cedear continuaron ganando terreno y batiendo récord, permitiendo dolarizar y salir del riesgo local en una sola transacción.
Las inversiones en dólares siguen siendo las preferidas en este entorno, con los bonos corporativos en primer lugar, seguidos por los mejores créditos provinciales. Los títulos públicos soberanos en dólares siguen formando parte fundamental de los movimientos transaccionales (dólar MEP y CCL) pero están lejos de ser elegidos, a pesar de los altísimos rendimientos implícitos, en la formación de activos de largo plazo en las carteras.
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