Una cuenta pendiente con los océanos que debemos atender con urgencia

Necesitamos un Tratado Global sobre los Océanos que ponga fin a la depredación sin límites en aguas internacionales. Si logramos proteger completamente al menos el 30% de los océanos de nuestro planeta para 2030, éstos tendrían la oportunidad de regenerarse

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Acción de Greenpeace en el Mar Argentino
Acción de Greenpeace en el Mar Argentino

Los océanos son fundamentales para nuestra vida en el planeta. No sólo regulan el clima mediante la absorción de las altas temperaturas y del dióxido de carbono, sino también proveen oxígeno, alimento a millones de personas y son el medio de vida de muchas alrededor del mundo. Pese a ello, durante siglos, la actividad humana los ha llevado a vivir una gran crisis que, de no ser revertida, se profundizará y sus impactos serán cada vez más serios.

Ya estamos presenciando la acidificación de sus aguas y el blanqueamiento de los arrecifes de coral. Más ecosistemas se están perdiendo rápidamente y más de la mitad de las especies marinas del mundo podrían estar al borde de la extinción a finales de este siglo.

Hay algo que es innegable, la capacidad de los océanos para mitigar la crisis climática se ve alterada por las industrias que operan en ellos, como la pesca industrial intensiva, la minería y la exploración de combustibles fósiles. Por ejemplo, una de las formas de pesca más frecuentes, el arrastre de fondo, libera anualmente tanto carbono como la industria de la aviación a nivel global.

Todo esto es posible por la falta de regulaciones y controles en aguas internacionales. Menos del 3% de las aguas por fuera de las jurisdicciones nacionales está protegida. Además, los organismos internacionales de manejo pesquero tienen alcances limitados y se focalizan en la explotación, lo que facilita que este problema se perpetúe.

Una botella de plástico flota en el gran parche de basura del Pacífico. En ella vivían briozoos, nudibranquios, cangrejos y percebes. (© Justin Hofman / Greenpeace)
Una botella de plástico flota en el gran parche de basura del Pacífico. En ella vivían briozoos, nudibranquios, cangrejos y percebes. (© Justin Hofman / Greenpeace)

Por ello, es urgente que existan políticas globales que pongan a la protección de estos ecosistemas en el centro de la gobernanza oceánica. La comunidad científica internacional ha dado con una solución que protegería nuestros océanos, a la que llamó 30x30. Si logramos proteger completamente al menos el 30% de los océanos de nuestro planeta para 2030, éstos tendrían la oportunidad de regenerarse.

Necesitamos un Tratado Global sobre los Océanos sólido que ponga fin a la depredación sin límites en aguas internacionales. Este 15 de agosto, comienza una nueva reunión en Naciones Unidas, en Nueva York, que pretende entregar un Tratado efectivo para la protección de nuestros océanos. Este acuerdo permitirá establecer los mecanismos para la creación de santuarios marinos en altamar, lo que facilitará que industrias extractivas se retiren de áreas claves de preservación y, por ende, se pondrá al resguardo a grandes porciones de los océanos.

En Argentina, el Agujero Azul está seriamente afectado por la pesca intensiva por parte de flotas internacionales. Es una zona se encuentra a unas 200 millas náuticas de la costa, fuera de la zona económica exclusiva argentina, pero donde nuestro país tiene jurisdicción exclusiva sobre el fondo marino por la extensión de la plataforma continental concedida por la organización de Naciones Unidas en 2016. En el mes de marzo, un equipo de activistas y científicos a bordo del barco de Greenpeace, Arctic Sunrise, documentó más de 450 buques de arrastre y poteros (que se dedican a la captura de calamar) en el Agujero Azul. Esta región en altamar es una zona de altísima importancia para la biodiversidad. Durante el verano y el otoño, especies de alto interés comercial como el calamar y la merluza pasan por el Agujero Azul como parte de su ruta migratoria. Además, es uno de los sitios de alimentación favoritos de especies icónicas, como ballenas, lobos y elefantes marinos.

Este año será decisivo para el futuro de los océanos. Ya son más de 100 gobiernos los que se han comprometido a avanzar con la protección del 30% de los océanos para 2030, ahora es cuestión de ponerlo en práctica. Deben aprovechar la oportunidad este año y acordar finalmente un Tratado Global de los Océanos fuerte. No podemos seguir esperando y tampoco nuestros océanos.

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