Trabajar en equipo con los productores agropecuarios nos potencia como industria y nación exportadora

Resulta imperativo acompañar la actividad agrícola de especialidades con innovación, investigación y desarrollo, junto con las más estrictas exigencias de calidad

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Ubicarse en el centro de
Ubicarse en el centro de la cadena productiva, entre el campo y los consumidores, trabajando de forma conjunta y colaborativa con el productor se vuelve fundamental (REUTERS/Ilya Naymushin)

Tenemos un país virtuoso y privilegiado, con capacidades agroecológicas y agroclimáticas que permiten cultivos fuertes, sanos y variados. Ello posibilita que nos posicionemos frente al mundo con ventajas competitivas naturales. Si le sumamos el conocimiento de cada siembra y de la tierra, el talento de los profesionales con los que contamos y las exigentes normativas que cumplimos en materia de calidad e inocuidad alimentaria en el desarrollo del producto, sin dudas, somos referentes en abastecimiento de alimentos saludables, dentro de las especialidades agrícolas.

Argentina nos brinda cultivos todo el año. En lo que hace a especialidades agrícolas, el girasol confitero es una opción interesante para los productores, ya que está enmarcado dentro de las denominadas economías regionales y permite ampliar la rotación de cultivos y diversificar los riesgos propios de la actividad.

Para acompañar y potenciar esa posibilidad, es importante distribuir la siembra en todas las regiones productivas: trabajar en invierno, en primavera y en verano. Cada una tiene características de producción distintas y así obtenemos diferentes productos y calidades. La clave es analizar las diferentes zonas productivas del país y pensarlas en función de sus condiciones climáticas y mantener la actividad todo el año. El hecho de que se comporte comparativamente mejor que otros cultivos en años con pocas precipitaciones, lo vuelve una alternativa cada vez más atractiva para productores del Oeste de Buenos Aires, La Pampa, San Luis, Córdoba, y el NOA, a la vez que se está recuperando incipientemente la superficie de siembra en Entre Ríos.

En lo que hace a especialidades agrícolas, el girasol confitero es una opción interesante para los productores

En primavera obtenemos el volumen más grande y proviene de la provincia de Buenos Aires, La Pampa y San Luis. En invierno nos vamos a zonas bajo riego o zonas que han tenido una buena recarga de lluvia, que puede ser Norte San Luis, Sur de Tucumán y, de forma esporádica, en Salta.

El productor agropecuario argentino tiene un potencial enorme y se decide a sembrar girasol confitero por sus cualidades resistentes a las condiciones climáticas y a las enfermedades agropecuarias en nuestro país. Y en este sentido, es importante fundar una relación colaborativa con el productor, elegirlos como socios de punta a punta en el proceso productivo dado que esta asociación, posibilita abordar la traza del producto final en su totalidad. En nuestro mercado no es lo habitual, pero sin dudas es el camino de colaboración y equipo que necesita la industria para potenciar su valor. Por otro lado, es importante no dejar de lado el negocio financiero, ya que cuando los productores se involucren allí de forma activa, pueden proyectarse como exportadores.

El productor agropecuario argentino tiene un potencial enorme y se decide a sembrar girasol confitero por sus cualidades resistentes a las condiciones climáticas y a las enfermedades agropecuarias en nuestro país

Ubicarse en el centro de la cadena productiva, entre el campo y los consumidores, trabajando de forma conjunta y colaborativa con el productor se vuelve fundamental para comprender mejor sus necesidades y limitaciones.

Consumo

En el mundo, la alimentación saludable y consciente dejó de ser una tendencia para convertirse en un hábito adquirido, que se fortaleció en los últimos años y que se potenció con las cuarentenas por la pandemia por Covid-19. En este sentido y en relación directa con el consumidor, es fundamental conocer sus gustos y hábitos de consumo que, a nivel global, son diversos y dinámicos. En este sentido, resulta imperativo acompañar la actividad agrícola de especialidades con innovación, investigación y desarrollo, junto con las más estrictas exigencias de calidad.

Según la región, se consideran diferentes aspectos como el tamaño del grano, la forma, el ancho y largo de la semilla, su color, entre otros. Con el girasol confitero, ocurre que, en su gran mayoría, el consumo es directo. Esto significa que desde la cosecha hasta que llega a manos de la persona, prácticamente no sufre demasiadas transformaciones, lo que obliga a garantizar un producto que, desde la siembra, sea de altísima calidad.

Desde Argentina, exportamos el 90% del girasol confitero que producimos, a más de 70 países en el mundo

Según nuestras estadísticas de cierre del año 2021, en nuestro país, contabilizamos un consumo de 320.000 paquetitos de pipas de girasol por día. Y eso es lo que llega al consumidor final directamente. Sin dudas, el snack saludable es una de las primeras opciones para la familia. Sin embargo, también las encontramos en panificados, mix de semillas, galletitas y otros productos que son elegidos para la dieta diaria.

La tendencia en alimentación saludable, se extiende a todo el mundo. Los principales mercados a los que llegan las semillas de girasol argentinas son, España, México y el norte de África. En segundo lugar, se comercializa a otros puntos del globo como Medio Oriente, Lejano Oriente y otros países de Latam. Desde Argentina, exportamos el 90% del girasol confitero que producimos, a más de 70 países en el mundo.

Nuestro liderazgo, nos desafía constantemente a la mejora continua. Cada país tiene sus propias normativas a cumplir en materia de inocuidad alimentaria y es parte de nuestra cultura organizacional, cumplir con todas las certificaciones nacionales e internacionales, dado que allí reside la fortaleza de lo producido: la confianza de los consumidores.

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